"Bailando la vida"
La web oficial.
El argumento: A punto de retirarse, una mujer de la clase media descubre que su marido ha estado teniendo una aventura con su mejor amiga, y por ello decide irse con su hermana bohemia, que vive en una zona empobrecida.
Conviene ver: “Bailando la vida” es una “feel good movie” de manual, tan bonita como efectiva, pero la pena es que teniendo en cuenta el plantel de actores que tiene se queda en demasiado ligera y convencional. Es muy tópica en su desarrollo pero tiene como principal arma a sus intérpretes y a ese tono de bonhomía y amabilidad que tan bien funcionó en cintas como “Las chicas del calendario” o “El exótico Hotel Marigold”. Una historia sobre las ganas de vivir y de reinventarse en las puertas de la tercera edad dándose una nueva oportunidad como es, en este caso, a través del baile y de la camaradería con los compañeros, amigos y familiares que la protagonista encuentra en su camino cuando, tras la infidelidad de su marido, se traslada a casa de su hermana en un barrio obrero saltando el choque de caracteres, las diferentes clases sociales, y muchos años de separación propio de la inconscencia y la rutina, ante el hieratismo e ínfulas aristocráticas de una y la rebeldía porrera de la otra. Con poca capacidad de sorpresa sí que es tremendamente efectiva, emocionante y divertida gracias al trabajo y química que establecen entre sí actores emblemáticos de la escena británica como Imelda Staunton, Timothy Spall, Celia Imrie y Joanna Lumley y el recurso del concurso en Roma que siempre queda bien en pantalla.
Conviene saber: Es el décimo largometraje para el inclasificable, efectivo pero poco recordable Richard Loncraine que ha ido combinando diversos trabajos en cine y televisión preocupado especialmente por la ternura en sus trabajos y por el revisionismo histórico.
La crítica le da un SEIS