Cine en serie: "Manhunt: Unambomber", los correos de la muerte
Querido Teo:
"Quiero que pienses en el correo por un momento. Deja de darlo por hecho como si fueras una oveja complaciente que va por ahí, sonámbula, y piensa en él en serio. Te prometo que te darás cuenta de que el correo es algo digno de tu atención. Un trozo de papel puede cruzar un continente como el que se pasa notitas en clase. Yo puedo mandarte galletas desde la otra punta del mundo. Y basta con escribir tu nombre en una caja, ponerle unos sellos y enviarla. De hecho, sólo funciona porque todos los eslabones de la cadena se portan como autómatas descerebrados. Yo escribo una dirección y ellos, sencillamente, obedecen. Sin hacer preguntas, ni hacer cambios... sin pararse a contemplar la eternidad, ni la belleza. Ni la muerte. Incluso tu, que tanto hablas del libre albedrío, estoy convencido de que si te llega un paquete a tu nombre, no harás otra cosa que obedecer".
Con estas palabras comienzan los ocho capítulos de "Manhunt: Unabomber", la serie basada en hechos reales, cuyo protagonista ha cumplido 75 años en una cárcel donde morirá; y donde Kevin Spacey es el productor poco antes de que se le viniera encima su pasado. "Ted" Kaczynski aterrorizó a Estados Unidos con cartas-bomba en los años 80 y principios de los 90. Antes de conocer su identidad, el FBI le puso el sobrenombre de "Unabomb", viniendo de University and Airline Bomber porque eran los lugares elegidos por este terrorista.
La historia del hombre que lo cazó y las dificultades que tuvo que superar está dosificada con talento. De nuevo nos situamos en los principios de la creación de perfiles psicológicos, y en este caso con la novedad de la introducción de la lingüística. El criminal es un hombre de inteligencia superdotada para las matemáticas, con una filosofía que ha atraído a muchos críticos televisivos que, en general, han valorado la serie muy bien.
Comparto su opinión porque cada capítulo conduce al siguiente en un "in crescendo" suave e implacable. Hasta esas diversiones de vida privada que humanizan a este tipo de series, no provocan el menor rechazo. Disfruté viendo "Mindhunter", y no esperaba que fuera superada tan pronto. Contribuye a confirmar que vivimos la edad de oro de las series televisivas por buenas razones.
Carlos López-Tapia