“Siempre contigo”
La web oficial.
El argumento: Aharon ha dedicado toda su vida a criar a su hijo Uri. Viven juntos en una rutina amable, lejos del mundo real. Pero Uri es autista y ya es lo suficientemente adulto para ir a un hogar especializado. En su camino a la institución, Aharon decide escaparse con su hijo y se lanzan a la carretera, sabiendo que Uri no está preparado para la separación. Aunque quizá sea el padre el que no está preparado.
Conviene ver: “Siempre contigo” es un drama israelí que se centra en Aharon, un hombre que se ha volcado completamente en el cuidado de su hijo Uri que es autista. El hombre ha hecho que su hijo sea el centro de su vida, alejándose de todo lo demás, incluida la madre de Uri, pero está llegando el momento en el que su hijo, que ya ha dejado de ser un niño, tenga que ingresar en un centro especializado para que se relacione con otros chicos como él y pueda estar atendido ya que su padre no siempre va a poder estar ahí para hacerse cargo de él. Aharon, que ha centrado su vida en él incluso dejando su trabajo como diseñador gráfico, se niega a separarse de él y se da a la fuga con su hijo a pesar de no contar con medios económicos para ello y teniendo que pedir ayuda a familiares y amigos enfrentándose a las dificultades de salir de su día a día y enfrentarse a un mundo real inhóspito e incomprensivo ajeno a esa burbuja que han creado padre e hijo y que, por momentos, recuerda a "La vida es bella" como en la creación de ese botón imaginario para que el hijo supere el miedo a cruzar unas puertas eléctricas o poder ir en bici sin pisar a los caracoles. “Siempre contigo” es una road movie claramente deudora de “El chico” de Charles Chaplin, a quien no se duda en homenajear ante la fascinación del joven por una película que ve una y otra vez,, con un padre que deberá aprender y asumir que lo mejor para su hijo es enseñarle a salir de su mundo interior y dejar de ser tan protector con él para que pueda volar solo y que, aunque permanezca el amor y la complicidad, deberán aprender a vivir sin depender el uno del otro.
Nir Bergman ha rodado una película sobre el autismo que nos muestra la dificultad de lidiar con un trastorno mental sin caer, aunque lo bordee, en el melodrama facilón. Nos creemos ese vínculo de dependencia emocional que se ha establecido entre los dos personajes, también esa impotencia ante momentos de crisis de ansiedad, imprevisibles reacciones ante la gente con los que se encuentran, y la sensación del padre de que llevarlo a un centro especializado será una traición para la confianza que se tienen, y para mostrar todo ello es fundamental las interpretaciones de los dos actores. Noam Imber, como el hijo autista, está excelente en un trabajo en el que la expresividad física es fundamental combinando esa inocencia y también la rutina que ha construido en su vida ante la protección de su padre entre sus películas, su titín, sus peces, los paseos en bici y su meticulosidad a la hora de afeitarse porque, según él, la barba es propia de hombres malos. Por otro lado, Shau Avivi resulta modélico en su encarnación de padre que se ha sacrificado por el bien de su hijo, abandonando una carrera profesional prometedora e incluso renunciando a él mismo y que debe entender que ya no puede hacer más por un hijo que no da un paso sin la aprobación de su padre al que pregunta si tal comida o tal color le gusta realmente no atreviéndose a dar el paso sin ese respaldo. Una road movie minimalista, con sabor al neorrealismo y que logra emocionar a través de valores como la solidaridad, la empatía y el hecho de saber escuchar al que tienes al lado para comprender lo que necesita y lo que le estimula. Su honestidad y sensibilidad salva que a veces peque de ser algo tópica arrebatando por su sencillez y humanidad a la hora de mostrar a dos personas que deben aprender a vivir por ellos mismos y salir de una rutina cómoda y amable pero alienante en una sociedad esquiva a la hora de integrar a estas personas que no sabe si estarán mejor con los suyos o en lugares especializados que, no obstante, no logran superar la imagen peyorativa que se tiene de ellos.
Conviene saber: Dirige Nir Bergman (creador de la serie “En terapia”). Fue uno de los títulos que contaron con el sello del Festival de Cannes 2020 y Shai Avivi fue premiado como mejor actor con la Espiga de Plata del Festival de Valladolid 2020.
La crítica le da un SIETE