"Relatos salvajes"
El argumento: La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie.
Conviene ver: "Relatos salvajes" es una película con la que el precio de la entrada no puede estar mejor invertido, cosa que es muy difícil de decir en otras muchas películas. Gran enganche el que provoca una cinta llena de ritmo y que se hace fuerte con una coralidad de seis relatos a cada cual mejor sobre las miserias morales cuando el ser humano se pone en una situación límite en el que las apariencias saltan por los aires y se desboca nuestros impulsos menos racionales. El primer relato o prólogo, desarrollado en un avión, ya es la mejor carta de presentación para el tono que tendrá la película derivando después en otras historias en las que la crisis económica, la imposibilidad de comunicarnos entre nosotros y esas pequeñas injusticias que nos complican la vida, desde una multa hasta los rumores que surgen en una boda. El guión es fresco, dinámico y muy pegado a nuestra realidad y a ese sentimiento de indignación generalizada que sentimos como sociedad maltratada tanto desde los que los gobiernan como los que nos rodean. Lleva las situaciones al límite pero en ningún momento queda paródico o grotesco, salvo cierto desbarre en el relato protagonizado por Leonardo Sbaraglia, liberando todo aquello que supone el placer de sobrepasar los límites que la corrección política no permite. Por lo demás, el segmento de Ricardo Darín es el que se mete el público en el bolsillo, no sólo por el carisma y talento del actor, sino también porque se nos presume como el más cercano, derivando en el capítulo de la boda que explota llevando la película a todo lo alto. Y es que la película no sería lo mismo sin una dirección de actores exquisita. Una propuesta muy original y una rara avis que afortunadamente por fin nos ha llegado y que combina la fórmula ganadora de la carcajada y la crítica social favoreciéndole la universalidad de lo que cuenta, lo que facilita la identificación, y ese puntito de notoriedad internacional a la hora de la distribución que es lo que le da que los hermanos Almodóvar estén detrás de la cinta como productores. Para disfrutar y reflexionar como experiencia catártica ofreciendo muchos matices sobre nuestro tiempo por debajo de su apariencia de comedia desenfadada.
Conviene saber: Tercer largometraje de Damián Szifrón tras “El fondo del mar” (2003) y “Tiempo de valientes” (2005). Representante de Argentina para los Oscar 2015 y el mayor éxito taquillero de aquel país.
La crítica le da un OCHO