"Profesor Lazhar"
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El argumento: Bachir Lazhar, de 55 años y origen argelino, es contratado como sustituto de un maestro de primaria que ha muerto en trágicas circunstancias en una escuela de Montreal. El carisma y la forma muy particular de enseñar del profesor Lazhar resultarán fundamentales para sacar adelante el curso y cambiar la vida de sus jóvenes alumnos.
Conviene ver: “Profesor Lazhar” vuelve a indagar en la relación entre un profesor y sus alumnos en un microcosmos que ya ha dado pie a todo un subgénero. Evidentemente, esta cinta no puede evitar su comparación con "El club de los poetas muertos" y la francesa "La clase", pero si aquella era una mirada casi documental al día a día de la clase de un instituto público de la periferia, esta cinta va más allá y trata temas más profundos como la inmigración y la muerte a través de la mirada y el sentir de sus protagonistas. Un profesor argelino es testigo de las carencias de un sistema educativo que se preocupa más por la traslación repetitiva de contenidos que de la verdadera cultivación de valores morales para el desarrollo intelectual y emocional del alumnado en una época en la que se quiere que los profesores enseñen pero no que eduquen. La cinta es muy sutil y juega tanto con un humor soterrado como con una emoción y dolor latente reflejado con una gran humanidad por Mohamed Fellag como el profesor protagonista que llega a una clase en shock y que abre por primera vez los ojos a la realidad de la muerte. El profesor actúa como dosificador de este dolor gracias a su propio pasado lleno de dificultades y fantasmas que le han convertido en un desarraigado. Una cinta que propone una purga del dolor, y de la incomprensión que general el mismo a través de un hecho muy duro, en una cinta psicológica que refleja bien las distintas fases emocionales de un duelo. Una cinta que contrapone la pedagogía clásica, pero más emocional, frente a la moderna, más personal pero estática y coartada por lo "políticamente correcto" y el puritanismo exacerbado en la relación profesor-alumno que, sobre todo, es el intento de sanación y cicatrización de un trauma vivido a través de los ojos de unos críos de 12 años en su primer contacto real con la muerte como castillo de naipes derrumbado frente a una vida, todavía con prisma infantil, en la que no se concibe que ese dolor quepa en ella. Los niños están brillantes y llenos de naturalidad. El guión no parece tener un gran desarrollo, lo que provoca algo de tedio en algún momento, pero el mensaje logra calar y llegar al espectador. Una lección con sencillez y humanidad sobre las verdaderas enseñanzas de la vida y sobre la necesidad de tener al lado a una persona que nos ayude a encauzarlo y digerirlo para convertirlo en lección vital y no en un permanente trauma emocional. Una joyita reflexiva, cruda y auténtica heredera del mejor cine social que supone un homenaje a ese sector últimamente tan denostado e infravalorado como es el de la enseñanza.
Conviene saber: Adaptación de la obra de teatro de Évelyne de la Chenelière, la cinta consiguió una nominación al Oscar 2012 como mejor película de habla no inglesa representando a Canadá.
La crítica le da un SIETE