"Nunca me abandones"

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El argumento: Kathy, Tommy y Ruth pasan su infancia en Hailsham, un internado inglés aparentemente idílico donde descubren un tenebroso e inquietante secreto acerca de su futuro. Cuando dejan atrás el refugio que les brinda del colegio y se aproximan al devastador destino que los aguarda en su edad adulta, tienen también que hacer frente a los profundos sentimientos del amor, los celos y la traición que amenazan con separarlos.

Conviene ver: En "Nunca me abandones", Mark Romanek nos muestra un pasado-futuro, una realidad histórica alternativa, dónde la ciencia y la medicina evolucionaron a ritmos agigantados después de la II Guerra Mundial, y dónde la moralidad quedó sepultada por el instinto natural de supervivencia. El debate ética contra ciencia está presente en una serie de jóvenes que saben que su único destino es ser un experimento genético. Son conscientes de ello y así viven sin lamentarse por ello en esa especie de orfanato o internado. Apuesta por el "carpe diem" en un mundo deshumanizado. Una película dolorosa sobre los sentimientos de amar y la necesidad de ser amado inherentes al ser humano, aunque se conciba como un “ente de repuesto” o simples cobayas a las que hay que mantener hasta cierta edad para que cumplan su función. Una cinta que combina el drama romántico con tintes de ciencia ficción y que la hace mágica y muy apta para los que disfrutan llorando en el cine. ¿Hasta donde podemos llegar como personas para satisfacer el bien común de una sociedad?. Esa es la pregunta de una adaptación que nada tiene que desmerecer a las ya realizadas sobre temas similares en “1984”, “Un mundo feliz”, “Fahrenheit 451”, “Yo, robot” o “Wall.E”. El triángulo amoroso sirve de excusa para llenar de sentimiento la premisa de la historia que tiene en la clonación su mayor debate. Personas que sabiendo su destino no dudan en amar, equivocarse, sufrir y buscar la felicidad. Muy bella y lírica, Mark Romanek se apoya en una buena fotografía y en una música envolvente. Una película que alcanza la emoción gracias a la sutilidad, a las miradas y a los silencios. Melancolía que parecen vivir unos personajes que no se rebelan a su destino sino que intentan vivir de la mejor manera posible el tiempo que tienen. La estética fría y apagada ayuda a esa sensación. No podemos dejar de hablar de los actores. Andrew Garfield y Keira Knigthley están muy bien, pero la reina de la función es una Carey Mulligan que tras “An education” se consolida y que es el personaje que te ha sentir más emociones con un sinfín de matices. Lograr calar en el espectador sin aparente esfuerzo. Charlotte Rampling aporta elegancia en su breve papel y Sally Hawkins también está muy bien. Una poesía hecha película que apuesta por vivir al máximo cada momento de tu vida. Garantiza el nudo en la garganta.

Conviene saber: Basada en la novela de Kazuo Ishiguro, que ya vio en el cine la adaptación de su obra “Lo que queda del día”. Mark Romanek es el director de “Retratos de una obsesión” con Robin Williams.

La crítica le da un SIETE