"Nomadland"

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La web oficial.

El argumento: Una mujer, después de perderlo todo durante la recesión, se embarca en un viaje hacia el Oeste americano viviendo como una nómada en una caravana. Tras el colapso económico que afectó también a su ciudad en la zona rural de Nevada, Fern toma su camioneta y se pone en camino para explorar una vida fuera de la sociedad convencional, como nómada moderna.

Conviene ver: "Nomadland" llega como una de las películas de esta temporada naciendo del impulso de tres mujeres como son la periodista Jessica Bruder, la directora Chloé Zhao y la actriz Frances McDormand. Jessica Bruder ha pasado más de tres años y ha recorrido miles de kilómetros para contarnos esta historia acompañando a algunos nómadas en su búsqueda, a una mujer en particular que, superados los 60, recorre miles de kilómetros con un remolque diminuto, su casa. Es de aquí de donde parte la inspiración para "Nomadland", logrando crear una historia conmovedora y que garantiza más la reflexión interna que el debate a la hora de comprobar como el tan publicitado estado de bienestar, si en algún momento existió, se ha venido abajo como un azucarillo poco consistente entre promesas vacías y muchos impulsos de sálvese quien pueda teniendo siempre ventaja a favor para ello los que tienen una situación más desahogada. Vivir al margen de los consumos fijos considerados básicos por todos, parecía hace pocos años una excentricidad absurda, pero la situación en Usamerica está derivando hacia una nueva clase social, empobrecida, expulsada de la decreciente clase media, que se desplaza miles de kilómetros persiguiendo trabajos temporales, con la "casa" a cuestas, nómadas, que nunca podrán aspirar a envejecer en una convencional. Simplemente no pueden ni podrán pagarla.

Frances McDormand es el mascarón de proa de “Nomadland” poniendo el rostro a Fern, una mujer viuda que, tras el cierre de una explotación minera que arruina a todo un pueblo de Nevada, empujada por las circunstancias y el hecho de que nadie quede ya allí, se ve obligada a vivir en una furgoneta con el nombre de Vanguard y que acaba formando una singular familia con las personas que van apareciendo en el camino de un Estados Unidos tan reconocible como oculto marcado por el consumismo y los sueños rotos más allá del triunfalismo del modo de vida que han pretendido reflejar lugares como Nueva York y California dentro de la cultura popular. Una película y una historia que pone el foco en las mujeres que envalentonadas por la falta de complejos y los aires de libertad tiran con la casa a cuestas con el fin de labrarse el futuro que les quede trabajando incansablemente hasta que puedan alcanzar una jubilación digna ya que el mercado de trabajo convencional les expulsa combatiendo también la incredulidad e incomprensión de otros que les miran como si fueran gente inadaptada e inconsciente. Un perpetuo movimiento errante en el que la película transpira y se apoya en los silencios y en el tono reposado de una existencia que pierde lustre pero que gana conexión con el interior de uno mismo quedándose en el detalle de contemplar el cielo, evitar que la rueda de la furgoneta pierda aire, ver el reflejo de unas golondrinas en el agua o como las montañas dan paso a llanuras infinitas. En el texto de Jessica Bruder es Linda May la protagonista, apareciendo también en la película interpretándose a sí misma y formando parte de ese grupo de personas (como Swankie o Bob Wells) que aparecen al paso de la Fern que Frances McDormand, un personaje que es la conjunción de tantas historias reales y que la actriz interpreta con su robustez, dignidad y entrega habitual enriqueciéndose su interpretación con cada nuevo amigo o experiencia que surge a su paso aprovechándose de la autenticidad de los héroes anónimos, el que logra ella misma orinando en un cubo en su viaje hacia la aceptación dejando de lado todo reproche o lagrimeo mientras va en busca de un trabajo precario de temporada a temporada e intenta acampar con su furgoneta en algún lugar en el que no le pongan trabas. Es un enorme mérito de la actriz como logra un trabajo permeable en el que nunca parece que esté actuando lo que inunda de naturalidad el conjunto. Las tres artífices de “Nomadland” han contribuido a crear un trabajo profundamente anclado en las raíces de un país como Estados Unidos pero también con una vertiente emocional en su interior con las incertidumbres del presente. Y es que la crisis económica del 2008, marcada por el desinfle de la burbuja inmobiliaria, se ha encadenado con la crisis pandémica del 2020 que ha golpeado en la línea de flotación no sólo de nuestros proyectos de futuro sino de cualquier intención de estabilidad estando a merced de la imprevisibilidad de los acontecimientos y de olas de contagios, fases de desescalada, restricciones y vacunas. Aun así toca levantarse porque si hay una certeza es que siempre sale el sol aunque a veces la travesía en el desierto sea llena de sinsabores.

“Nomadland” es una película poderosa en su sencillez, franqueza y melancolía, bordeando por momentos el documental, y mostrando una belleza plástica frente a la resiliencia de una vida en carretera que demuestra que el ser humano sabe adaptarse a las circunstancias y que no se saca nada lamentándose cuando hay mucho por hacer para seguir viviendo y caminando hacia adelante. Un horizonte a través de la carretera abierta en la que la estabilidad que se deja atrás da fruto al desarraigo y al intento de encontrar un nuevo futuro. Una mirada introspectiva en una historia de marginados a través de un intimismo tan desolador como catártico para unas personas que se han echado a la carretera y que en su modo de vida y en lo que les rodea reside esa idiosincrasia americana con la que, con la cabeza alta y mucha honestidad, no se consideran vagabundos sino gente que se ha quedado sin casa aunque sigan teniendo un lugar donde vivir. Un conjunto reflexivo que, a pesar de lo que cuenta, logra una catarsis reparadora ante la belleza de lo que se respira y que no es otra cosa que la comunión entre hombre y entorno, del cielo a la tierra, algo tan primigenio como olvidado, y que rescata la sabiduría popular de nuestros ancestros, aquellos que nos pegarían una colleja por sufrir por los problemas cotidianos del primer mundo y no pararnos a degustar la esencia de la vida la cual, a veces, sólo es descubierta cuando más nos han golpeado. Una propuesta que no oculta sus referencias al cine de John Ford o de Terrence Malick y que es una especie de “Las uvas de la ira” en tiempos de Amazon y de marcadas diferencias económicas, demostrando que la Historia es cíclica en un trayecto no muy diferente al de los pioneros de Estados Unidos, logrando, a pesar de tener un tono contemplativo tan alejado del vértigo de los tiempos actuales, conectar con nuestros dilemas y preocupaciones de manera directa a través de ese camino de encuentros, despedidas y curiosidad ante lo que nos tiene la vida preparado en la siguiente parada porque como dice uno de los personajes siempre hay posibilidad de volver a verse en el camino.

Una película llena de sensibilidad y fuerza interior en la que todo fluye a su ritmo y que demuestra el dominio tras la cámara de Chloé Zhao, perfeccionado en la que es su tercera película, y la capacidad de hacer poesía de sus imágenes dejando patente su propio sello, con un impecable trabajo de fotografía y una música a piano que envuelve, aunque aquellas provengan de la desesperación e incertidumbre fruto de una crisis que ha dejado un mundo sin oportunidades, con una Frances McDormand que transmite todo en un personaje con dobleces pero tan profundo que, a través de su rostro y su empeño de dejar atrás a una sociedad que no ha estado a la altura de los que confiaron en ella, logra una enorme empatía y naturalidad viendo al personaje y no a la actriz rodeada de intérpretes no profesionales algo que tiene mucho mérito y habla bien de su generosidad y talento. Todo sin necesidad de que el espectador la compadezca ni se lleve a cabo un discurso ni incendiario en contra de los que han provocado todo esto, un sistema neoliberal e individualista que expulsa y deja en el camino a su suerte a los que no tienen recursos, ni idealista sobre la vida nómada, sino tan lleno de tonalidades como las de la propia vida encontrando el placer de la compañía y de las pequeñas cosas a la hora de lograr por nosotros mismos con esfuerzo, constancia y autonomía un lugar en el mundo. “Nomadland” no arrebata, ni tampoco sorprende, pero tiene alma y logra, dentro del drama, sacar luz de entre la oscuridad y terminar acogiendo un mensaje de esperanza basado en la unión y la determinación para una experiencia única, sabia y auténtica en la que sólo queda no agachar la cabeza ni dejarse vencer con unos tiempos de desolación en los que nos ha tocado vivir.

Conviene saber: “Nomadland” llega como la favorita al Oscar 2021 contando con 6 nominaciones tras haber ganado en los Festivales de Venecia y Toronto triunfando también en la NSFC, los Gotham, los Satellite Awards, los Globos de Oro, los Critics’Choice (BFCA) y el Gremio de Productores (PGA).

La crítica le da un OCHO

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