"Magical girl"

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El argumento: Luis, un profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el último deseo de su hija Alicia, una niña de 12 años que padece un cáncer terminal, tener el vestido oficial de la serie japonesa de dibujos animados "Mágical girl Yukiko". El elevado precio del vestido llevará a Luis a poner en marcha una insólita y oscura cadena de chantajes. En estas circunstancias, conoce a Bárbara, una atractiva joven que sufre trastornos mentales, y a Damián, un profesor retirado con un tormentoso pasado. Los tres quedarán atrapados en una oscura red, en la que instinto y razón entran en conflicto.

Conviene ver: “Magical girl” es uno de esos títulos necesarios dentro de un cine español necesitado de proyectos heterogéneos y distintos. La película entronca con esas películas diminutas y de autor tan propias del cine europeo y que aquí nos estamos a acostumbrando a hacer cada vez más con cintas como “La soledad”, “La herida” o “Stockholm”. No sólo esta película es modesta, sino que es toda una rareza tanto en estilo como en argumento lo que la convierte en algo inclasificable además de arrojar una interesante reflexión sobre la idiosincrasia de un país como España que, como dice uno de sus personajes, siempre ha sido difícil de catalogar y que maltrata la cultura y la educación. Personajes a la deriva en un entorno de crisis económica en una ciudad lúgubre e individualista en el que la Constitución no es más que una reliquia anacrónica y que, aunque no actúen como deberían, lo que intentan es sobrevivir dentro de una sociedad que amenaza con escupirlos. Y es que muestra como la desesperación de un padre afectado por el paro y por una hija enferma intenta cumplir el deseo de ésta, lo que le hace entrar en una maraña de chantajes que acaba pervirtiendo todo y, además, provocando una onda expansiva a varios personajes más. La primera escena de la película ya muestra que lo que vamos a ver no es nada común y poco a poco se confirma conforme aparece el tridente formado por Luis Bermejo, Bárbara Lennie y José Sacristán. Lennie está estupenda como una chica atractiva con problemas mentales, una niña de fuego a la deriva, mientras que Sacristán es un viejo zorro justiciero que se adueña del tercer acto de la película con una maestría propia de los más grandes. Una pirueta austera nada convencional, que no da todo el trabajo hecho, y que se erige como una de las mayores revelaciones en años. Tiene sus fallos, como ese exceso de autocomplacencia en algunos momentos y de irregularidad en otros pretendiendo guardarse la información para luego presentarla como si fuera un número presdigistador, pero es una propuesta surrealista y amarga en forma de cine negro pulp con referencias tan extremas que pasan por el western, el cine nórdico, el anime, la copla o los cuentos de Lewis Carroll y que merece ser vista para quitar la equivocada apreciación de que el cine español siempre da lo mismo.

Conviene saber: El segundo trabajo de Carlos Vermut triunfó en el Festival de San Sebastián 2014 con los premios de mejor película y mejor director.

La crítica le da un SIETE