"Josep"
La web oficial.
El argumento: Febrero, 1939. Abrumado por la oleada de republicanos que huyen de la dictadura de Franco, el gobierno francés opta por confinar a los españoles en campos de concentración. En uno de aquellos campos, dos hombres, separado por un alambre de púas, traban una amistad. Uno de ellos es Josep Bartolí, un dibujante que lucha contra el régimen de Franco.
Conviene ver: “Josep” es una propuesta de animación que supone un episodio de memoria histórica que proviene de Francia pero que conecta mucho con los represaliados del Franquismo, en este caso a través de la historia de Josep Bartolí (con voz de Sergi López), dibujante que fue uno de los muchos españoles republicanos que huyeron tras la victoria de Franco en la Guerra Civil y que acaban recluidos en campos de concentración por parte de los franceses. El director se interesó por el personaje al conocer el libro del sobrino de Bartolí llamado "La retirada" ilustrado por los dibujos de éste. Una cinta sencilla en el trazo e intimista a la hora de mostrar una historia de amistad frente a un entorno hostil, precario e incierto en el que las distintas ideologías no entienden ni de personas ni de relaciones afectivas. Por eso más que un tono documental estamos ante una evocación en forma de recuerdos en la que se muestra el dolor sumiso y resignado que, sin embargo, es incapaz de frenar el arte y los buenos valores en una cinta que muestra la realidad de una época, con una Europa convulsa y enfrentada, pero que también sigue arrojando un mensaje pertinente en un momento en el que los refugiados siguen significando un 1% de la población mundial. Una figura desconocida y sepultada por la Historia que, además de ir de campo en campo de concentración en Francia, sufriendo las vejaciones que se llevaban a cabo a unos españoles tratados como escoria, terminó exiliándose a México (siendo amante de Frida Kahlo) y de ahí a Nueva York donde se codeó con los grandes artistas de la época.
“Josep” habla a través de la hermosura y detalle de sus imágenes de denuncia, de resistencia frente a la frustración y, sobre todo, de capacidad de reconciliación entre unas generaciones, las de abuelos y nietos, todavía separadas por el manto ideológico de “las dos Españas”. Eso sí, también hay rabia, dolor y resignación frente a la barbarie de unos quedando todo supeditado a las buenas acciones de esos que se rebelan con valentía frente a las injusticias y los dogmatismos cerriles. Precisamente los dos tramos temporales de la película cuentan con diferente animación, una más clásica (la contemporánea) y otra evocando más el estilo del dibujante en una película en la que hay austeridad y no ensalzamiento, tomando distancia emocional y prevaleciendo lo conceptual del mensaje y del contexto histórico ante lo complejo de retratar la vida del exiliado. La voz de Sílvia Pérez Cruz a través de las canciones de la película termina erigiéndose como una bandera de esperanza y de halo poético en la que el arte siempre prevalece con unos pinceles que gritan libertad.
Conviene saber: Nominada a los premios del cine europeo 2020 como mejor película de animación y mejor dirección ex aequo para Aurel en el Festival de Valladolid 2020.
La crítica le da un SIETE