"Boyhood"

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El argumento: Drama rodado durante 12 años (2002-2013), pero sólo 39 días de rodaje. Sigue la historia de un grupo de actores en un viaje épico e íntimo a la euforia de la niñez, los sísmicos cambios de una familia moderna y el paso del tiempo. Es la historia de Mason, desde los seis años, y durante una década poblada de cambios, mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores, primeras desilusiones, momentos maravillosos, momentos de miedo y una constante mezcla de desgarro y de sorpresa.

Conviene ver: "Boyhood" es una de esas películas marcadas en rojo en la temporada cinéfila alcanzando el punto de acontecimiento. Mucho se ha dicho de la película de Richard Linklater y del reto que supone presentar una historia rodada durante 12 años en los que el director ha puesto la cámara para ver la vida pasar y también mostrar la evolución de un niño a su juventud marcada por esos momentos de una vida, los recuerdos que no se sabe porque siempre están asociados a nosotros y que son su despertar al mundo. La cinta cuenta con una impecable banda sonora que ayuda a hacer las transiciones de año a año y llena al conjunto de encanto y nostalgia, mientras vemos a Ellar Coltrane (quizás un protagonista demasiado soso) creciendo y viviendo entre dos padres separados desde su infancia hasta que está preparado para vivir la vida adulta tras ser un mero espectador hasta el momento, un Ethan Hawke que cada vez es mejor actor en un personaje muy bien dibujado (gran momento cuando regala a su hijo un disco de The Beatles) y una Patricia Arquette que sufre en sus propias carnes el paso del tiempo y se luce como madre que se ha sacrificado por sus hijos sin pedir nada a cambio pero que empieza a sentir el síndrome del niño vacío cuando estos crecen tras tener la custodia. Lorelei Linklater, hija del director, es toda una robaescenas (sobre todo en la parte de la infancia) y todos los secundarios que entran y salen a través de esos recuerdos confirman la naturalidad del conjunto sin parecer en ningún momento un documental y que son pequeñas piezas que conforman un equilibrado todo. Es toda una lección cinematográfica de como este arte puede ser el que mejor refleje la vida sin necesidad de ninguna épica y apostando por la sobriedad y la autenticidad. Aunque el desmedido hype pueda ir en su contra, y que se quede algo corta en emoción aunque haya espectadores que la vean en un mar de lágrimas y otros con una sonrisa en la cara ante el reencuentro con sensaciones conocidas, no se puede negar la grandeza de una película que tira de lo mínimo para contar cosas profundas y que todos hemos vivido y nos atañen a pesar de que a veces tan ambiciosa empresa quede demasiado espesa. Eso sí, parece tan comprometida con su premisa e inspiración que descuida el contenido faltándole pasión. Una confirmación del talento, entrega e inteligencia de su director tras haber culminado su brillante y más redonda en conjunto trilogía sobre la pareja, verdadera cumbre de su filmografía.

Conviene saber: El proyecto de Richard Linklater llega a lomos de la distribuidora IFC Films a la espera de ver si las críticas se complementan con éxito en la temporada de premios. Linklater ganó el premio al mejor director en el Festival de Berlín 2014.

La crítica le da un OCHO