ENTREVISTA CON SERGE LE PERON
¿Cómo nació el proyecto de la película?
J’ai vu tuer Ben Barka nació de una situación muy precisa: hace cuatro años, una amiga
cinéfila, Frédérique Moreau, me contó que durante una cena que, compartió con
Franju al final de su vida, le había reconocido su afición por el alcohol como
consecuencia de un acontecimiento
trágico, que le marcó profundamente: el secuestro de Ben Barka, que se produjo
-según dijo- ante sus propios ojos,
mientras acudía a una cita con el opositor marroquí en
Por mi parte, yo estaba viviendo
la época de adolescente y me acuerdo de haber asistido al proceso que tuvo lugar
en 1966: el asunto Ben Barka era un asunto enorme, que casi hizo vacilar el
poder gaullista y reveló un sistema político paralelo, que actuaba a la sombra
del régimen oficial... Pero, en cambio, había olvidado completamente la
implicación de Franju y de Marguerite Duras en el asunto. La idea inquietante de
que Ben Barka había sido secuestrado -por decirlo así- fue la causa que me
tentó a recomponer este asunto trágico y hacer una película.
Franju y Duras fueron totalmente utilizados en este asunto…
De eso no cabe la menor duda:
los dos creyeron verdaderamente que se trataba de producir un documental sobre
la descolonización, en el cual Ben Barka estaba dispuesto a realizar el papel
de consejero histórico. Franju debía firmar la puesta en escena y Marguerite
Duras los comentarios. El proyecto era del todo admirable en el contexto de los
años 1965-1966: el tema era muy embarazoso, Franju era un documentalista
notorio, y Duras, que ya era una escritora célebre, era conocida por sus
compromisos políticos. Fueron totalmente manipulados.
El asunto Ben Barka forma parte de los acontecimientos de los que no
se habla, o muy poco; como la guerra de Argelia, totalmente ausente en el cine…
Es asombroso que los
acontecimientos sean igualmente fuertes en el plano dramático.
En el asunto Ben Barka se
encuentran hombres políticos, truhanes, agentes secretos, intelectuales, una
escritora, un cineasta: ¡un guionista no puede soñar algo mejor! Hay tantos
elementos y nos encontramos con tantas dificultades, que en el momento de la
escritura con mis co-guionistas Frédérique Moreau y Saïd Smihi, tuvimos que
seleccionar y eliminar ciertos aspectos del argumento.
La película le da también la ocasión de volver a una época en la que
artistas e intelectuales tenían un verdadero empeño político…
El compromiso de los
intelectuales era muy fuerte, tanto de la derecha como de la izquierda, y se
cristalizaba alrededor de
acontecimientos como la guerra de Argelia. Por eso, nuestra intención no era
idealizar
Una falta de cordura, facilitó
la tarea a los asesinos de Ben Barka.
¿Qué es lo que caracteriza a Ben Barka?
Ben
Barka es verdaderamente una figura política típica de los años 60: un hombre
del Tercer Mundo, laico y anticolonialista, ferozmente opuesto a la hegemonía
americana, pero más cercano a personalidades como Patrice Lumumba o posteriormente,
Salvador Allende, que de un revolucionario como Che Guevara. Poseía una
condición verdadera de hombre de Estado. Era un pragmático y un táctico
incomparable, capaz de reunir a rusos y chinos alrededor de la misma mesa, para
servir a la causa de la emancipación del Tercer Mundo, toda una hazaña en el
tenso contexto de
Los dirigentes americanos veían
en él una amenaza importante; en esa época, Marruecos era la mirilla a través
de la cual vigilaban el continente africano y la CIA encuadraba el servicio de
contraespionaje marroquí. Cuando la Tricontinental está a punto de reunirse en
Cuba - ¡todo un símbolo! - en enero de 1966, la tensión incrementa y la
situación se vuelve inaceptable para los estadounidenses.
Sus asesinos, simplemente no
comprendieron que, eliminando a un hombre como él, iban a engendrar a
personajes más siniestros y peligrosos, a quienes la gente debe hacer frente
hoy en día. Incluso después de cuarenta años de su desaparición, estoy
convencido de que Mehdi Ben Barka forma parte de esos hombres que hicieron
tanta falta en la historia del Tercer Mundo. Una de las apuestas de esta
película es actualizar esta memoria: su memoria.
¿Qué tipo de trabajo de búsqueda
y documentación llevó a cabo?
Primero, quisimos establecer un
balance preciso de todo lo que se sabe actualmente sobre el caso, era un
trabajo complejo porque, desde hace 40 años, no han dejado de aparecer
elementos nuevos: confesiones tardías, revelaciones escandalosas,… y, a veces,
es difícil distinguir la verdad de las invenciones.
Empezamos a investigar desde el
primer momento del proceso, de trabajos aparecidos desde 1966 y de
declaraciones de los testigos, ya fueran franceses o extranjeros: hubo, por
ejemplo, unos espías israelíes y marroquíes que comenzaron a exponer su
testimonio después de algunos años... Sea lo que sea, a la vista de esta gran
recopilación de documentos, hoy sabemos de manera probada, que el servicio de
contraespionaje marroquí, resguardado por la CIA, llevó a cabo el rapto de
Mehdi Ben Barka.
¿Y el servicio de
contraespionaje francés?
Su implicación al más nivel alto
queda todavía sujeta a caución, aunque ciertos antiguos partidarios de la Argelia
francesa, todavía en función en 1965 en puestos superiores del Estado, vieron
con buenos ojos la eliminación del líder marroquí... Por otra parte, para De Gaulle,
a la vez antiamericano y tercermundista a su manera, Ben Barka representaba un
aliado político de primer nivel. Cuando se enteró de su secuestro, irrumpe en
un estado de cólera terrible en el Consejo de Ministros y seguidamente envía una
carta a la madre de Mehdi Ben Barka, donde le prometía que todo se pondría en marcha
para que se hiciera justicia. Pero, es difícil determinar si
De Gaulle estaba al corriente del asunto, si simplemente se mantuvo al margen o
si realmente no sabía nada…
Con toda esta documentación, ¿cómo abordó la escritura del guión
cinematográfico?
Seguimos varias líneas de investigación: a partir de Franju, a partir de Duras, desde el punto de vista de los pícaros y truhanes, desde el punto de vista del complot de Estado al más nivel alto, etc. Pero estas tentativas no nos llevaron muy lejos. De hecho, sólo hay un personaje verdaderamente transversal en este asunto: Figon, ya que se encuentra en todos los eslabones de la cadena que condujeron al secuestro. Es alguien cercano al mundo de los delincuentes debido a su pasado en prisión, a los intelectuales de Saint-Germain-des-Prés, vía Marguerite Duras, y al medio político gracias a su amigo Pierre Lemarchand, abogado y diputado gaullista. Él fue quien permitió las conexiones fatales. Es el guión cinematográfico criminal el que seguimos: lo que le da la tonalidad de película negra a J’ai vu tuer Ben Barka.
Exactamente, ¿quién es Georges Figon?
Es un tipo
sin escrúpulos, originario de un medio burgués pero atraído por el mundo de
¿Cómo
trabajó los diálogos?
El hablar de esta época, inspira una cierta música, que nos encontramos tanto en los minutos del proceso como en los discursos, verdades o falsos, del asunto: una música que nos guió para hacer dialogar a los personajes. Ciertas réplicas son, por otra parte, auténticas: por ejemplo, cuando Duras le dice a Figon "lo que usted hizo es horrible”. El lenguaje de los golfos en los años 60, todavía marginal, se generaliza a partir de este momento: la prensa difunde los chistes y los humoristas lo utilizan. Michel Audiard lo está convirtiendo en un estilo cinematográfico en la boca de actores como Gabin, Ventura, Belmondo... .Resulta que la amante de Figon, Anne-Marie Coffinet, desempeñó pequeños papeles en algunas de estas películas.
La película es un evidente homenaje a Franju, pero también a cineastas
como Melville…
¡Melville es el modelo del cine negro francés! Es el único cineasta de posguerra, junto con Jacques Becker, que ha sabido mostrar el mundo de los delincuentes de una manera que no sea puramente anecdótica: como una gente opaca en sus gestos y de misteriosos rituales. Un mundo entre las sombras que, sin duda le fascinaba, pero hacia el que no mostraba ninguna amabilidad.
Efectivamente
trabajé en esta dirección pensando mucho en Franju, que también había creado
una obra cinematográfica, donde la cara oculta de los personajes se mostraba de
forma clandestina en el corazón de
Usted tiene una manera de rodar París que lo convierte en una ciudad fría
e impenetrable...
París fue para Ben Barka una trampa fatal y glacial. Es lo que quise recrear en el rodaje. Es un asunto cuya acción esencial se desarrolla en París, en invierno: comienza la víspera del Día de Todos los Santos con el secuestro en Saint-Germain-des-Prés y finaliza en enero, con la muerte de Figon en una calle del distrito 16. Es pues, una película donde siempre hace frío: procuramos, con el director de fotografía Christophe Pollock, jugar con el carácter invernal de la luz, tanto en el exterior como en el interior.
¿Cómo
escogió los lugares de rodaje?
Filmamos, en
gran parte, en los mismos lugares en los que realmente ocurrió el asunto Ben
Barka. Reencontramos así, milagrosamente, el estudio donde Figon vivió sus
últimos días, Rue de Renaudes, cerca de L’Etoile: seguía siendo un cuarto
bastante frío, donde se pudieron rodar algunas escenas interiores y exteriores.
También filmamos en
Su manera
de recortar el espacio, siguiendo líneas geométricas, hace eco al carácter
inexorable de la intriga, a su progresión hacia la tragedia.
Había, en
primer lugar, una coacción vinculada a que es una película de época: en este
género, los planos generales son desde luego más difíciles de filmar que los
primeros planos, por simples cuestiones de presupuesto. Quisimos cuidar
particularmente la secuencia del secuestro. Al mismo tiempo, estas coacciones
nos dieron direcciones estéticas de rodaje: este tipo de enfoques muy comprimidos
y que cerraban el espacio, efectivamente iban en la dirección de la fatalidad y
del carácter inexorable de
Hábleme de sus elecciones musicales y del papel del jazz.
1965 fue un año en que aún se mezclaban el jazz, la música pop… La tonalidad del jazz es privilegiada para la película, porque Figon es un personaje que viene de los años 50, el período en que esta música vive su apogeo en París: ¡Miles Davis está allí! Es la música que se escuchaba en la pequeña bodega de Huchette o en el club de Trois Maillets, que frecuentaba Figon y que se ve en una de las escenas donde Charles Berling se encuentra con Fabiana Babe, que hace el papel de su amante. El jazz impregna el asunto de sonoridades pálidas.
Berling está alucinante en el papel de Figon...
Se implicó mucho en el papel: no vaciló en maquillarse y degradarse visualmente para componer el físico del "notario de provincia", tras el cual Figon manipulaba a sus allegados, dando prueba de una elocuencia extraordinaria.
Este tipo debía ser tan inquietante como seductor, y Charles se empleó para recomponerlo con mucha finura.
Consiguió la apuesta más difícil para un actor: crear una forma de empatía singular con un personaje, sin que levantara por ello la menor complacencia para sus acciones, haciéndole un tipo a veces desequilibrado y a veces lúcido.
¿Jean-Pierre
Léaud se impuso rápidamente para encarnar a Franju?
Sí, quería rodar de nuevo con él, después de L’Affaire Marcorelle. Resulta que tiene más o menos la misma edad que Franju en 1965. Le encontré gracias a Truffaut algunos años antes (Franju rodaba entonces a Thérèse Desqueyroux y Boulevard de Julien Duvivier).
Georges Franju era un personaje "borderline" y le pedí a Jean-Pierre que interpretara este tipo de alucinación contenida y dolorosa, de la que el había sido objeto, muy lejos de los personajes de alucinados exuberantes a los que pudo encarnar en el pasado.
Josiane Balasko está perfectamente creíble como Marguerite Duras: era una
apuesta osada...
El pensar en ella para el papel, me surgió de forma evidente; la imaginé con el jersey negro de cuello vuelto, el blusón de estampado felino y las gafas típicas de concha que lucía Duras, no había ninguna duda. Para este tipo de personaje muy conocido, no existen 36 posibildiades: o escoger a una actriz que no se dé mucho y que se hará olvidar detrás de la figura histórica, o al contrario escoger a alguien de personalidad fuerte, que le aportará su propia sensibilidad al personaje.
La segunda vía me parecía la mejor. ¡Por otro lado, resulta que Balasko, además de ser una actriz consagrada es también una autora consagrada, no hay que olvidarlo!
¿Cómo
pensó en Simon Abkarian para Ben Barka?
Para
encarnar a Ben Barka hacia falta un actor capaz de darle al personaje una
dimensión de universalidad. En efecto, los ideales de los que es portador están
más allá del solo hecho marroquí y, por otra parte, también más allá de los
años 60. Simon Abkarian demuestra cada vez más que puede hacer de todo: un
parisino del suburbio, un pícaro armenio, un vendedor turco de kebabs, un judío
marroquí ortodoxo... Me parece que en la película, le da a Ben Barka la altura
de un hombre que sobrepasa las vicisitudes de su época. Restituye también toda
la emoción que lleva ligada a su nombre y su destino trágico, porque Simon
lleva en él este potencial emocional.
seleccion de articulos y entrevistas
entrevista con Bachir Ben Barka, hijo de Mehdi Ben
Barka
Para empezar, sobre todo para los jóvenes que quizá no tienen
conocimiento "del asunto” Ben Barka, ¿podría recordarnos las
circunstancias de la desaparición de su padre?
El viernes 29 de octubre de
Esta cita era una trampa. Antes de llegar a
El coche se dirigió hacia el suburbio meridional de París, precisamente
a Fontenay-le-Vicomte, y se detuvo delante de la casa de un gángster notorio,
Georges Boucheseiche. A partir de allí, diría que se acaban las certezas y
comienzan las hipótesis sobre lo que, a continuación, le sucedió a mi padre. Lo
que se sabe es que
Respecto a aquella casa, hay una serie de entradas y salidas, pero no
se sabe quién exactamente; lo que es cierto es que allí perdemos la pista de mi
padre. Se puede suponer que le asesinaron, pero no se sabe ni por qué, ni cómo,
ni dónde se encuentra su cuerpo. Quedan muchas preguntas sin responder:
¿Sabemos si el cuerpo está en Francia?, ¿o se transfirió a Marruecos? O quizás,
como suponen algunas hipótesis, el Mossad – los servicios secretos israelíes – ¿se habría encargado de hacerle desaparecer?
Hasta la fecha, 34 años después de
los hechos, no tenemos respuestas a estas preguntas.
Al principio, había una voluntad política por parte de las autoridades
marroquíes de eliminar a mi padre. Esta voluntad se tradujo en tentativas de
asesinato y en dos condenas a muerte por contumacia. Las ideas que desarrollaba
mi padre representaban una alternativa política a las predicadas por el régimen
y había demostrado su quiebra en los ámbitos sociales, económicos y educativos.
El poder marroquí no estaba solo implicado en este asunto, tenía la
asistencia de los servicios secretos franceses y de truhanes que ya habían
trabajado para ellos. Esta coordinación entre policía francesa y marroquí ya se
había utilizado contra los opositores marroquíes en Francia. También hay que
tener en cuenta el papel del Mossad israelí, que apoyó como mínimo en la
"logística" a los servicios secretos marroquíes en la ejecución del
crimen. Numerosas investigaciones realizadas en Israel, en Francia y en los
Estados Unidos permiten afirmar con certeza la implicación del Mossad en este
asunto. A partir de 1967, revelaciones en la prensa israelí con respecto a esta
participación del Mossad en el asesinato de mi padre, indicaron que había
causado una importante crisis gubernamental e incluso la dimisión de un Primer
Ministro israelí de Tiempo.
Se puede también suponer que la CIA estaba implicada de una manera o de
otra. Mi padre preparaba, en 1965,
No tenemos pruebas concretas de la implicación de Estados Unidos. La
revista americana Time reveló que
en abril-mayo de 1965, por medio de la Embajada de Estados Unidos en Marruecos,
las autoridades marroquíes habían pedido oficialmente ayuda a las autoridades
americanas, con el fin de "recuperar" a mi padre. No tenemos rastro
de la respuesta hecha a esta demanda. Por el contrario, utilizando las
posibilidades ofrecidas por el Freedom of Información Act, una
ley americana que permite a los ciudadanos acceder, en algunos casos, a los
expedientes secretos que les conciernen, nos enteramos de que la CIA tiene en
sus archivos, bajo el nombre de Mehdi Ben Barka, 1.800 documentos de tres o
cuatro páginas cada uno. Casi llegamos a tener acceso a estos documentos, pero
en el último momento, se bloqueó todo el procedimiento, con el pretexto de que
su levantamiento del secreto afectaría a la seguridad nacional de los Estados
Unidos.
En los años 60, dado el carácter del régimen gaullista, con las
maniobras de los "agentes secretos" y del Servicio de Acción Cívico,
se comprende fácilmente que se haya querido ocultar la verdad a toda costa.
Pero tras la elección de Mitterand en 1981, tras muchos años bajo gobiernos de izquierda,
pensamos que cambiaría la relación "secreto-defensa".
Para ser sinceros, en cualquier caso y hasta ahora, eso no cambió nada
en cuanto a nuestra búsqueda de
Pero incluso hoy, 34 años después de los hechos, esta razón de Estado
sirve siempre de pretexto para impedirnos –digo "nos", es decir, una
esposa, niños, la familia de la víctima– de conocer lo que le ocurrió a mi
padre.
En 1965, el mismo general De Gaulle, unos días después del secuestro, escribió
a mi abuela asegurándole que todo sería hecho, “con diligencia”, para que la
verdad fuese conocida. Sabemos lo que fue. La razón de Estado bloqueó esta
promesa. François Mitterrand, candidato a la Presidencia de la República, en la
época, en una reunión a la Reciprocidad, bajo una banderola del Comité para la
verdad sobre el asunto Ben Barka, pidió que los hechos fueran conocidos y que
los autores fueran juzgados. Jean Lecanuet, candidato centrista, hizo
declaraciones en la misma dirección. En 1974, Giscard d’Estaing nombró a
Lecanuet Ministro de Justicia, y le recordamos este compromiso que precedía. Le
pedimos que permitiera a los jueces instruir el expediente sin ser bloqueados
por la razón de Estado. No recibimos respuesta alguna.
La elección de François Mitterrand a las presidenciales de 1981 hizo
que naciera una gran esperanza en nosotros. Esta esperanza parecía realizarse
en 1982, cuando el Primer Ministro Pedro Mauroy pidió al DGESE (antiguamente el
SDECE) suministrar sus expedientes sobre el asunto Ben Barka al juez de
instrucción. Pero finalmente, solamente se abrió un tercio de los expedientes
al juez y a la parte civil. Los dos tercios restantes, o sea alrededor de 270 partes, han estado
protegidos por el secreto-defensa. ¿Entonces quién decide lo que es
"secreto-defensa" y lo que no lo es?
¡Buena pregunta! En efecto, no sabemos si esta decisión de los
servicios secretos de no liberar los expedientes fuera una iniciativa propia o
si la posibilidad de retenerlos estaba ya implícita en la orden dada por el
Primer Ministro. ¿Los servicios secretos pueden obviar una instrucción
gubernamental? O entonces, ¿Pedro, él mismo Mauroy, limitó el alcance de su
orden por una cláusula de salvaguardia? No sabemos contestar.
Por último, desde 1982, utilizamos todos los procedimientos posibles.
Por medio del juez de instrucción, intervinimos en sucesivas ocasiones ante los
Ministros de Defensa para intentar levantar el secreto-defensa, pero sin
resultado y, a menudo, sin ninguna respuesta. Mediante la voz de nuestros
abogados y directamente también como familia, recurrimos a François Mitterrand
y su Primer Ministro, sin ningún resultado y, como ya lo dije, a menudo sin la
menor respuesta. Cuando fue elegido Jacques Chirac, le escribí para que usara
su autoridad de jefe de los Ejércitos para levantar el secreto-defensa, pero de
nuevo sin respuesta. Fue el black-out total, un black-out que ha persistido
hasta estas últimas semanas.
¿Cómo explicar este muro de silencio?
Me parece que hay dos explicaciones posibles, pero en cualquier caso
para nosotros, una u otra son totalmente inaceptables. La primera podríamos
decir que las revelaciones sobre el asesinato de mi padre serían demasiado
comprometedoras para las responsabilidades del régimen marroquí. La "razón
de Estado", en este caso, se aplicaría en nombre de las relaciones entre Francia
y Marruecos. La otra posibilidad, es que la apertura de estos expedientes
implicaría de manera más férrea aún a los servicios oficiales franceses en la
retirada y quizá incluso en el asesinato de Mehdi Ben Barka. En todos los casos
hipotéticos en que un Gobierno alega la razón de Estado para ocultar la verdad
sobre un asesinato político, es completamente inaceptable.
Se anunció a la televisión que estos expedientes secretos podrían
finalmente abrirse próximamente. ¿De qué se trata?
La novedad, es que desde hace algunos días
(en 1999), se nos informó de que la comisión consultiva del secreto de defensa
nacional, instituida por la ley de julio de 1998, deberá emitir un dictamen
sobre el expediente Ben Barka hacia el final de año. La promulgación de esta
ley era el resultado de la presión de la opinión pública sobre el escándalo que
constituye la utilización del secreto-defensa para proteger la razón de Estado.
Pero esta comisión, como su nombre lo indica, no es consultiva. En última
instancia, es el Ministro de Defensa o el Primer Ministro quien decidirá el
levantamiento o el mantenimiento del secreto-defensa relativo al asesinato de
mi padre. Permitir, por último, la apertura de los expedientes secretos sólo
sería justicia. Una justicia que exigimos por respeto al combatiente por la
libertad que fue mi padre, ya que se asesinó a Mehdi Ben Barka por su
compromiso en nombre de los valores de progreso, democracia y dignidad humana.
Es también un deber de verdad hacia su familia y hacia
Bachir Ben Barka,
hijo de Mehdi Ben Barka, entrevistado por La Riposte en París - Noviembre
de 1999
PASE DE PRENSA EN paris
COMENTARIOS DE
Club Marbeuf, martes 4 de octubre de 2005,
una multitud de periodistas fluye para asistir a la primera proyección
paraestatal del último opus sobre Mehdi Ben Barka. Sorpresa, el antiguo
opositor marroquí no es el único héroe de la película.
No es una película sobre Ben Barka. Es una
película sobre el ‘asunto Ben Barka’. Serge Le Péron y Saïd Smihi, sus dos
realizadores, desean hacer
A partir de los primeros minutos de la película, se comprende que Mehdi Ben
Barka no es el personaje central. Su sombra es omnipresente, su nombre es
muchas veces citado, pero es otro hombre el hilo conductor: Georges Figon, hijo
de buena familia, que se convirtió en delincuente. Es su voz, venida de la
ultratumba -puesto que la película se abre sobre su pretendido suicidio- que
guía al espectador en los meandros de lo que va a pasar a ser el asunto Ben
Barka. "Tiene todos los eslabones de
la cadena", explica Serge Le Péron. Gracias a él, son posibles
distintos puntos de vista.
Figon es un asiduo de las estafas y asuntos
turbios. Cansado de su mediocridad, busca el "golpe" que lo hará
entrar en el tribunal de los grandes. Es entonces cuando confía en la
producción de un documental sobre la descolonización, en una fecha en la que
como él dijo en la película, "se
hará eco en todas las esquinas del planeta, pero sobre todo en el sur, en el
Tercer mundo". A las órdenes de la crême de la crême de la literatura
y el cine se encuentra:
Un asunto que marcó entonces a los adolescentes Le Péron y Smihi, uno en
Francia y el otro en Marruecos. Serge Le Péron se acuerda “del ruido”, del eco, del escándalo "de la desaparición del dirigente del UNFP”. La idea de la
película nace hace precisamente cuatro años, cuando Frédérique Moreau, una
amiga del cineasta francés, le dice que Georges Franju realmente nunca ha tenido
implicación en el secuestro de Mehdi Ben Barka, ni tan siquiera involuntaria.
En esa época, el secreto-defensa pesaba mucho sobre los documentos retenidos
por Francia.
Cuarenta años después de la desaparición de
Mehdi Ben Barka, los dos tercios del caso permanecen en la oscuridad más total.
No se ha sabido dónde está el cuerpo del opositor, ni quien dio la orden de
hacerlo desaparecer. Sin pretender hacer nuevas revelaciones, Saïd Smihi y
Serge Le Péron querían hacer avanzar las investigaciones. "Se nos anunció el levantamiento del secreto-defensa sobre los
expedientes, y no hay nada, ¡queda el polvo!", se levanta Smihi. "Eso me vuelve loco",
protesta Le Péron. "Hoy en día, nadie acusaría a Francia de haber investigado a Ben Barka. Eso es algo
que compete a la seguridad nacional. ¿Entonces, qué es lo que impide al
Gobierno francés poner el caso sobre la mesa?".
La muerte de Ben Barka sigue siendo una
evocación dolorosa a los ojos de los dos realizadores. "Ben Barka es el prototipo de hombre que no era necesario para
nada abatir", declara Le Péron con amargura. "Cuando se mata a Ben Barka, uno se encuentra con Ben Laden".
Smihi está de acuerdo. Su veredicto está muy claro: eliminar a un líder que
representaba una verdadera opción progresista en esa época, hoy en día tiene
todo su sentido.
La película es en cualquier caso un acontecimiento. Por primera vez desde el
secuestro de Mehdi Ben Barka, una producción franco-hispano-marroquí aborda el
tema sin rodeos. La película es a veces confusa, quizá difícil de acceso para
una persona poco familiar con los chanchullos que macularon las relaciones francomarroquíes.
La estructura es compleja y los dos realizadores convienen: "es una apuesta de situación"
que quisieron hacer.
También apostaron por el protagonista
francés de origen armenio Simon Abkarian para personificar a Ben Barka. "En el caso de Ben Barka, no es la
semejanza física que cuenta ", afirman. "Abkarian lleva el Este en él (creció en el Líbano), tiene un
talento inmenso, una humanidad y una universalidad que lo caracterizan. Un
actor marroquí no habría tenido esta universalidad". De ahí la parte,
muy pequeña, concedida al marroquí en
Paris, Inès Bel Aïba – Telquel - Noviembre de
2005
COMUNICADO DE PRENSA DE AMNISTiA INTERNACIONAL
Marruecos y
Sahara Occidental: Es hora de investigar sobre la «desaparición» de Ben Barka
La víspera de cumplirse el 38 aniversario
de la «desaparición» en París del dirigente de izquierdas Mehdi Ben Barka,
Amnistía Internacional pide a las autoridades marroquíes que tomen una medida
que debieron haber tomado hace tiempo: abrir una investigación sobre el caso.
Coincidiendo con la caravana conmemorativa de miembros de
En vista de las graves denuncias sobre el papel de las autoridades marroquíes
en la «desaparición» de Mehdi Ben Barka, efectuadas el año pasado por el agente
de seguridad retirado Ahmed Boukhari, no hay ninguna excusa para que las
autoridades sigan haciendo caso omiso de la petición de que se investigue de
forma exhaustiva, imparcial e independiente la implicación del Estado en los
hechos.
También ha llegado el momento de que las autoridades marroquíes permitan a
Ahmed Boukhari viajar a París para testificar en una investigación judicial
francesa sobre esta «desaparición». Boukhari no ha podido comparecer en las
vistas sobre el caso en ninguna de las cuatro ocasiones en que ha sido citado
para hacerlo, ya que las autoridades marroquíes continúan negándose a renovar
su pasaporte, decisión que Boukhari ha impugnado ante los tribunales.
El caso de Mehdi Ben Barka es uno más de los cientos de casos de «desaparición»
que tuvieron lugar a mediados de la década de los sesenta y comienzos de la de
los noventa y que siguen sin resolver. Amnistía Internacional ha expresado
públicamente su satisfacción por la serie de iniciativas positivas emprendidas
por las autoridades marroquíes en los últimos años para mejorar la situación de
los derechos humanos, entre ellas la concesión de indemnizaciones a varios
cientos de ex «desaparecidos» y de familiares de «desaparecidos». Sin embargo,
no se ha abierto ninguna investigación minuciosa, imparcial e independiente
para arrojar luz sobre estas graves y sistemáticas violaciones de derechos
humanos y determinar responsabilidades.
Los activistas de derechos humanos de Marruecos y Sahara Occidental han llevado
a cabo una activa campaña para que el inmenso sufrimiento de los familiares de
los «desaparecidos», obligados a vivir durante años sin saber la suerte corrida
por sus seres queridos, llegue a su fin. Desde el año pasado,
Información
general
El activista de
Ahmed Boukhari publicó este año un libro donde describe con gran detalle las
últimas horas de Mehdi Ben Barka. Boukhari afirma conocer muy bien el caso por
su trabajo en el departamento de lucha contra la subversión de los servicios
secretos, responsable, según afirma, de miles de secuestros con detención
secreta y tortura. Desde que ha comenzado a hablar, Boukhari ha sido objeto de
varias demandas por difamación. Algunos de los demandantes son ex compañeros
suyos, furiosos por aparecer en el libro como agentes del Estado implicados
durante años en graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos.
Amnistía internacional - 28/10/2002
ENTREVISTA CON AHMED BOUKHARI - EX
AGENTE DE LOS SERVICIOS SECRETOS
Ahmed Boukhari fue
agente activo del CAB 1 (servicios secretos marroquíes) durante 20 años y
colaboró en trabajos informativos
durante 13 años más. El pasado junio, supuestamente arrepentido de su
pasado, implicó a los servicios secretos de su país en el secuestro, asesinato
y desaparición, en París en 1965, del
opositor a Hassan II y líder socialista Mehdi Ben Barka. Ahora Boukhari acaba
de publicar en Francia en libro Ben Barka i el Marroc. Habla un antiguo agente de los servicios especiales. En
esta entrevista del AVUI, celebrada en una céntrica cafetería de Casablanca,
Boukhari denuncia con pelos y señales las prácticas de los servicios secretos
marroquíes durante el reinado del difunto rey.
(P.S.: Paco Soto,
periodista / A.B.: Ahmed Boukhari)
P.S. - El
pasado junio usted denunció que el dirigente socialista y opositor a Hassan II,
Mehdi Ben Barka, fue asesinado en 1965 por los servicios secretos marroquíes
dirigidos por
A.B. - Estuve
tiempo reflexionando sobre el tema, pero tuve que esperar que mis hijos fuesen
mayores para tomar esta decisión. La llegada al poder de Mohamed VI me dio
muchas esperanzas y entonces me decidí a dar este paso. El trabajo de búsqueda
de desaparecidos hecha por las asociaciones de los defensores de los derechos
humanos, despertaron mi conciencia.
P.S. - ¿El rey Hassan II estaba directamente implicado
en el secuestro, asesinato y desaparición de Ben Barka?
A.B. – No puedo
contestar a esta pregunta, porque no sé
P.S. - En sus revelaciones, denuncia una cierta
complicidad de los servicios secretos franceses en el asesinato de Ben Barka.
El hecho de que el ministro francés, Alain Richard, se haya negado entregar una
serie de documentos considerados secretos al abogado de la familia del líder
socialista marroquí asesinado, parece corroborarlo.
A.B.- Hubo ciertas
complicidades entre los servicios secretos de Francia y Marruecos, pero no en
el tema Ben Barka. Por lo menos que yo sepa. Las complicidades - o, si se
prefiere, la relación- eran más bien entre los responsables de los dos
servicios, eran relaciones amistosas. Los dos policías franceses que
colaboraron en el secuestro de Ben Barka eran sencillamente dos corruptos que
se habían vendido al CAB 1.
P.S. - ¿La CIA norteamericana y el Mossad israelí
estaban al corriente de la operación que tenían que hacer en París los agentes
del CAB 1 contra BEN BARKA?
A.B. – El Mossad
no estaba al corriente, pero el asesinato de BEN BARKA se preparó durante seis
meses. Lo único que hicieron los israelitas fue enviarnos mensajes sobre los
viajes de BEN BARKA por las diferentes capitales del mundo. La CIA no tuvo ningún papel directo en la
operación, pero estaba al corriente.
P.S. - ¿Y los
servicios secretos franquistas?
A.B. - No, en
absoluto. Lo que sí le puedo asegurar es que los servicios secretos de Franco y
los de Marruecos tenían muy buenas relaciones. Hoy también las tienen, a pesar
de las malas relaciones diplomáticas entre los dos países.
P.S. - ¿Cómo interpretaría el hecho de que todavía no
haya declarado ante el juez que instruye el caso de BEN BARKA en Francia, Jean
Baptiste Parlos? ¿Es una casualidad que no le hayan querido dar el pasaporte y
que usted haya sido prisionero durante tres meses después de una condena por un
asunto de talones sin fondo?
A.B. - A mí no me
lo parece, Las autoridades marroquíes quieren hacerme callar para que no
explique nada de lo que sé. No me han querido dar el pasaporte, pero tampoco me
han dado una explicación válida. Esta historia de los cheques sin fondo no
tiene sentido, porque ya me habían condenado en 1990.
P.S. - Tres de sus antiguos colegas, a quien usted
acusa de ser responsables de torturas, asesinatos y desapariciones durante los
nombrados Anys de Plom, Abdelhak
Achaâchi, Abdelkader Sacca i Mohamed Mesnaouri, le han denunciado por injurias.
¿Quién dice la verdad, señor Boukhari, usted o ellos?
A.B. - Yo digo la
verdad, y ellos mienten cuando niegan los hechos. Achaâchi fue el jefe de la
contra subversión durante 34 años, el departamento más importante de los
servicios especiales de un país como Marruecos. Este señor se ha dedicado
durante todos estos años a infiltrar partidos, sindicatos y movimientos de
oposición, a la manipulación de personas, secuestros, torturas, asesinatos
políticos…
P.S. - Todas estas acusaciones están recogidas en su
libro BEN BARKA y Marruecos. Habla un antiguo
agente de los servicios especiales. ¿Dónde fueron a
para los cuerpos de los opositores desaparecidos durante los Años de Plomo?
A.B. - Entre 1960
y 1973, que yo sepa, eran secuestrados centenares de personas, entre 60 y 70
cada mes. Los agentes del CAB 1 acostumbraban a secuestrar una media de 350
opositores por año. En 1963 fueron detenidas y secuestradas unas 5.000
personas. Entre 1969 y 1970, unas 2.500. En marzo de 1973, 6.000… Los autores
de estos delitos fueron agentes de la contra subversión. Muchos secuestrados
eran asesinados, y sus cadáveres eran enterrados en diferentes puntos fijos,
como el PF2 de Dar El Morki, en Souissi (barrio residencial de la periferia de
Rabat). A algunos cadáveres los metían en bolsas de plástico y los tiraban al
mar; a otros los metían en cubas de madera llenas de ácido… En una de las cubas
colocaron el cadáver de BEN BARKA. Yo, personalmente, pude ver cómo metían
cadáveres en este tipo de cubas.
P.S. - En su libro afirma que muchos dirigentes de la
oposición a Hassan II acabaron manipulados por el CAB 1 y se convirtieron en
colaboradores de este servicio especial. Cita, por ejemplo, al dirigente
comunista Alí Yaya o el socialista Maati Bouabid. ¿Exagera o, sencillamente,
miente para hacer dudar sobre la trayectoria de algunos opositores?
A.B. - En
absoluto. Le puedo asegurar que hubo muchos, y algunos son ministros de ahora.
Los servicios especiales conocen al detalle la personalidad, la vida, los
defectos y vicios de todos los dirigentes de la oposición, y los supieron
presionar, les hicieron chantajes, les amenazaron, para que colaboraran con
ellos.
P.S. - Algunos observadores de la vida política
marroquí mantienen que su libro ha omitido muchos datos y nombres porque ha
recibido presiones de los servicios secretos.
A.B. - Si he
omitido algunos nombres ha sido por prudencia, por no hacer daño a las personas
que hoy en día son muy mayores. Solamente por eso.
P.S. - ¿Teme por
su vida?
A.B. - Sí. Mi vida
está amenazada, pero no tengo miedo. Mi familia me apoya y seguiré hacia
delante.
P.S. - ¿Los represores más activos de la época de
Hassan II continúan teniendo un papel importante dentro de los servicios
secretos y en otros instrumentos del Estado?
A.B. - Creo que
quedan una decena de personas que todavía ocupan un papel de cierta relevancia
en los servicios especiales. El resto son todos muy mayores y están jubilados o
han muerto. Pero no me pida que dé nombres en esta entrevista, porque no lo
haré. También hay mucha gente con la mentalidad represiva de antes, que
defienden los mismos métodos que en el pasado, a pesar de saber que hoy en día
no se pueden hacer las mismas cosas. Haría falta reformar a los servicios
secretos, cambiar a las personas, pero también los métodos y
Casablanca,
Paco Soto - AVUI - 19/02/2002
EL ASUNTO BEN
BARKA
"El asunto N'Gustro"
Jean Patrick Manchette al romper la línea argumental de los José Giovanni, Auguste le
Bretón, Simonin…etc. que imperaba en el polar francés
en las décadas de los 50 y 60, trasciende el complejo de provincianismo de la
novela negra europea, incluyendo en sus narraciones la componente social que ya
existía desde Hammett en su homónima americana… pero sin obviar
un enfoque claramente político.
Hasta entonces, los autores europeos se habían decantado por una
versión de la novela detectivesca renovada por Boileau -Narcejac, Simenón
que seguían autores como Stanislas-André Steeman, Leo Malet
y una crook-story genuinamente francesa que consistía en el relato de
las hazañas mitificadas del hampa parisina y marsellesa… en mayor parte por los
autores citados en el debut.
Los mecanismos sociales de la sociedad americana, que al mismo tiempo que eran
permisivos a la posible corrupción de los cuerpos policiales y de las
administraciones, mantenían la existencia paralela de un sólido entramado de
medios de comunicación críticos y de denuncia, diferían en esto de los
europeos.
Las rancias democracias europeas, cubrían sus vergüenzas gracias a unos medios
de comunicación en su gran mayoría serviles, al servicio de un statu-quo
político y social en decadencia. Un análisis sumario de la situación social de
los sesenta en el viejo continente, arroja luz sobre un creciente foso entre la
sociedad civil y las clases políticas dominadas por clanes encabezados por
personalidades con una visión caudillil de los asuntos de estado. El
asunto Ben Barka pone de manifiesto como en Francia las cloacas
habían invadido los salones presidenciales. Esos modos corruptos sustentados
por una moral conservadora vetusta alentada por los americanos sumergidos en
plena guerra fría y en conflictos derivados, estallan parcialmente en mayo del
68… arrasados momentáneamente por una revolución cultural y sexual en ciernes.
J. Patrick Manchette, intenta irrumpir en el panorama de la novela negra
con una historia reciente de trasfondo eminentemente político "L'affaire
N'Gustro" que no es otra que la versión novelada del asunto Ben
Barka, pero parece que asusta a las editoriales y tendrá que empezar con otra
historia, "Laissez bronzer les cadavres" (1971) a
cuatro manos con J.P Bastid. Esta
obra mantiene aún algunas de las referencias argumentales del polar de
entonces, sigue habiendo truhanes, pero ya incluye una visión diferente en el
tratamiento de los temas, la descripción de una burguesía decadente, unos
personajes atípicos: una pintora, un escritor alcohólico. El éxito de esta
novela le permite publicar a continuación "L'affaire N'Gustro".
35 años después
Los rescoldos de esa época aún siguen dando lumbre y aunque tenues…los
chisporroteos del asunto N'Gustro o Ben Barka para el mundo real, continúan intermitentes
en las paginas interiores de los diarios.
Movido por resortes misteriosos, uno de los secretos de las cloacas estatales
de varios países sigue coleando al ritmo que algunos tocan, aunque en franca
bajada de intensidad.
Mehdi Ben Barka,
líder de la oposición al régimen feudal de Hassan II, fue secuestrado en
1965 en pleno Paris sin que nadie lo impidiera. Hoy en día el juez de
instrucción Jean-Baptiste Parlos aún encargado del asunto sigue esforzándose
por llevar a cabo la instrucción de un delito del que todo el mundo conoce los
culpables y al que ya a nadie parece importar.
El desarrollo de los hechos que se conocerán a posteriori, ilustran los
modos mafiosos como se resolvían los asuntos de estado.
Los sesenta, anuncian para las burguesías coloniales tiempos difíciles.
El afianzamiento de los USA como nueva potencia hegemónica frente al peligro
comunista pasa por el desmantelamiento de unas colonias donde el capital
europeo sacaba algunas posiciones ventajosas con métodos de explotación esclavistas.
África se convierte en escenario de la guerra fría. Los movimientos de
liberación nacional alentados por los países del este son contrarrestados con
métodos de lucha antisubversiva que incluyen el asesinato de los posibles
líderes carismáticos….como ocurrirá con Patrice Lumunba el 17 de enero 1961….o
con Mehdi Ben Barka…
La Trampa
Mehdi Ben Barka líder
progresista y una de las esperanzas del tercer mundo representaba un peligro
para el régimen absolutista de Maruecos y para los amigos occidentales del
monarca, Francia y USA. Si por ventura Ben Barka lograba llegar al poder e
instaurar una democracia, aquello podría suscitar ansias emuladoras en los
diferentes pueblos de África, ya de por si muy revueltos y donde el bloque del
este ganaba día a día adeptos.
Aquel día, 29 octubre 1965, como solía tener costumbre cuando
estaba en Paris, Mehdi Ben Barka llegado de Ginebra el día anterior, se
disponía a leer la prensa en la terraza de
Desgraciadamente, Ben Barka, dos veces condenado a muerte por
tribunales del reino Alaouita, ignora que el rey Hassan II a decidido después
de las revueltas de Casablanca en marzo 1965, cuya represión costó cientos de
victimas, dedicar un presupuesto ilimitado para seguir todos sus movimientos y
conocer sus contactos. En la operación que ya dura siete meses ese cineasta es
el señuelo que permitirá el acercamiento al objetivo.
Cuando llegan ante la terraza del establecimiento de
-Tenga la bondad de seguirnos.
Ignorando ostensiblemente a Azzemouri, uno de los policías en civil
dirige aquellas palabras a la intención de Ben Barka.
Este tiene demasiada experiencia para no detectar indefectiblemente a
la gente de los servicios de información bajo unos ademanes de inconfundible
seguridad. Sabe que más que un ruego es una imposición inapelable.
Poca gente de las mesas cercanas miran de soslayo ante lo que creen es
un control de identidad rutinario a unos extranjeros; Mehdi y su acompañante
tienen el característico aspecto de magrebís. Nadie se extraña demasiado.
Los dos policías Roger Voitot et Louis Souchon cobran de los marroquíes
compaginado sus funciones para
Maderos y truhanes
A partir de ese instante ya nadie de su entorno, volverá a ver a Mehdi
Ben Barka. El destino de Thami Azzemouri hipotecado por esas circunstancias
trágicas del medio día del 29 octubre 1965, será igualmente sellado el 25 de
febrero 1971, en las vísperas de dos intentonas de golpe de estado contra
Hassan II. Lo encontraran en Paris, ahorcado con una cadena de bicicleta. La
investigación de la policía francesa concluirá a un suicidio.
En los años siguientes al rapto del jefe de la oposición marroquí
fueron apareciendo diferentes testigos y numerosas fuentes que permitieron
establecer un relato de los hechos bastante fidedigno que se puede apreciar en
lo coincidente de los testimonios.
Ben Barka fue llevado a Fontenay-le-Vicomte, no muy lejos de
Paris en la mansión de otro conocido delincuente. Georges Bouchesseiche,
dueño de esa villa donde es retenido, interrogado y torturado Ben Barka.
Boucheseiche condenado a muerte por su colaboración con la Gestapo
durante la ocupación nazi, y por ser uno de los integrantes del Gang des
tractions-avant (los antiguos Citroën. de guardabarros con alerones
y cuya tracción motriz estaba en las ruedas delanteras, eran los coches que
usaban este grupo de atracadores para sus fechorías cuyo jefe era Pierrot
Loutrel llamado Pierrot le fou (Pedro el Loco), cumplía algunos servicios
para el SDECE (Service de documentation extérieure et de contre-espionnage),
gracias a los que se mantenía en una libertad precaria…residiendo en Marruecos.
Esa sopa de inteligencia mezclaba a policías corruptos, truhanes,
antiguos colaboradores de los nazis, agentes de los servicios secretos de
varios países, e individuos que militaban en agencias parapoliciales como el SAC
(Servicio de Acción Cívica) estas siglas escondía a la organización del
servicio de orden gaulista… un conjunto de delincuentes y militares renegados.
Como se puede apreciar están todos los ingredientes de un argumento de novela
policíaca salido de la mente más calenturienta…y sin embargo los hechos se
desarrollan en la más desoladora realidad.
Golpes y resaca
En los sótanos de la mansión, una caterva de individuos con caretos
patibularios asisten al lamentable espectáculo de un hombre ya maduro,
esposado, colgando de una tubería.
Allí esta el comandante Ahmed Dlimi que ya intentó en el pasado
acabar con la vida de Mehdi fingiendo un atropello accidental y que lo odia.
Nada más llegar ya dejó patente su enemistad infligiendo al prisionero golpes e
insultos y ordenando que lo esposaran a la tubería que recorre el techo. El
enfermero marroquí Boubker Hassouni que remplaza en último momento por causa de
resaca, al más experimentado Ahmed Ajdaïn, tuvo que inyectar al detenido para
acallar sus gritos.
Mohamed Achaachi Abdelhak, Abdelkader Saka y Mohamed Mesnaoui son otros
de los presentes, más apartados contemplan con cierto disgusto las escenas de
torturas en las que el comandante medio borracho se recrea.
Esperan la llegada del General Oufkir que se presenta por fin en
mitad de la noche desde Orly donde aterrizó en un avión de la fuerza aérea
marroquí. Su presencia silenciada por los servicios secretos franceses de los
que su representante en el aeropuerto Antoine Lopez es el enlace y que conduce
al general hasta la residencia donde retienen a Ben Barka.
Mohamed Achaachi Abdelhak, Abdelkader Saka y Mohamed Mesnaoui asqueados
tienen la esperanza que
Ahmed Boukhari es en Rabat, el agente de los servicios de inteligencia
marroquíes que tiene la misión de coordinar las llamadas de toda la operación
.Durante toda la noche recibirá cinco llamadas de teléfono de las que ira
tomando nota y que encierran la clave de todo el misterioso asunto Ben Barka.
Este antiguo militar de los servicios contra-subversivos aportara su testimonio
años más tarde, sobre los acontecimientos de esa noche. Una de esas llamadas,
que señala como el momento en que en Paris las cosas se les fueron de las
manos, es la contra orden de enviar un avión, el vuelo es retrasado de 24
horas… ¿Qué ha ocurrido entre tiempo?
En la villa en el primer piso, los truhanes franceses, cuentan
batallitas de sus hazañas pasadas entre libaciones. Bouchesseiche vuelve a
rememorar para su complaciente auditorio, la muerte de Pierrot Loutrel
el jefe del Gang de las Tracciones delanteras… Explica ufano, que la versión
que corre de su muerte accidental: se le habría disparado el arma en la ingle
cuando la llevaba en la cintura hiriéndole mortalmente, no es exactamente la
más fidedigna. Georges deja entrever que Pierrot le Fou… se había vuelto
demasiado loco…y peligroso para sus mismos camaradas y que su muerte no fue
nada accidental. Los otros se miran atónitos, aunque están entre hombres…es el
tipo de confidencias que todos prefieren olvidar. Desde abajo suben alaridos de
dolor que hacen de nuevo rememorar a Bouchesseiche sus tiempos en la Carlingue
cuando prestaba sus servicios a
En la Francia del General De Gaulle, en la lucha por el poder y
contra la subversión y el comunismo, todo vale.
En el sótano,
El fin del calvario
El comandante Ahmed Dlimi acaba por tener un enfrentamiento con Mohamed
Achaachi después de horas de suplicio infligido al detenido. Ante la pasividad
del general, Dlimi cansado de no obtener resultados, intenta asfixiar a Mehdi
Ben Barka con un trapo mugriento. Este ya no tiene fuerzas para resistir y se
debate débilmente. Achaachi arto ya de los desmanes del comandante mantiene un
forcejeo con él, ordena a sus hombres que descuelguen a Ben Barka a pesar de la
contrariedad de Ahmed Dlimi, pero ya es inútil. Inconsciente, el prisionero
fallece a pesar de los intentos de Hassouni, el enfermero, por reanimarle.
Desde ese momento, los intentos por salir del país cuanto antes de todo
el equipo marroquí, sin que se descubra el homicidio y hacer desaparecer todas
las pruebas que pudieran incriminarles, será la preocupación principal del
general Oufkir Ministro del interior Marroquí y su subordinado el Comandante
Ahmed Dlimi, jefe de la seguridad del país magrebí. El trasiego de vuelos
clandestinos y oficiales, servirán para embrollar aún más las pistas del
delito.
Un crimen sin cuerpo del
delito
Muchos actores de este drama corrieron una suerte parecida a la de su
victima, desaparecieron sin dejar rastro. Ese fue el caso de los cuatro
delincuentes franceses contratados como hombres de mano por los servicios
marroquíes y que a partir del momento de la desaparición de Ben Barka, se
convirtieron en incómodos testigos. Los políticos sobre quien descansa la razón
de estado, al contrario de los truhanes no suelen confiar su suerte a
principios tan efímeros como mitificados de la ley del silencio… En eso como en
todo, suelen practicar un pragmatismo inmisericorde.
Ben Barka: Después de haber
sido raptado y ejecutado en la mansión de Georges Bouchesseiche en
Fontenay-le-Vicomte, habría sido repatriado su cuerpo en un vuelo de las fuerza
aérea marroquí y disuelto en una cuba de ácido.
Georges Boucheseiche:
proxeneta, atracador, asesino, ex-colaborador gestapista, en compañía de sus
amigos y cómplices Julien Le Ny, Jean Palisse, gozaron de
En 1971 la víspera de dos intentonas golpistas contra el monarca en las
que estuvieron implicados algunos de sus protectores, los cuatro hombres de
mano franceses desaparecen. Diversas fuentes coinciden en situar el fin de
Boucheseiche y de dos otros de sus cómplices en un lugar de detención secreto
en el que habrían sido ejecutados en 1973. Jean Palisse fue visto en 1973 por
Antoine Lopez en un viaje de este a Rabat en una villa de la ciudad donde
estaba custodiado y tuvo el tiempo justo para oírle decir que se encontraba muy
mal y que quería volver a Francia, a morir. No se cumplió su último deseo y hoy
su tumba comparte anonimato con la de sus amigos y su victima.
Mohamed Oufkir:
General, brazo ejecutor del régimen de Hassan II siempre se había revelado con
una despiadada sumisión a los deseos de su amo. Ametrallando desde un
helicóptero a los manifestantes en las revueltas de Casablanca en marzo 1965, o
reprimiendo con saña cuantos opositores al rey pudiera intuir.
El 16 de agosto 1972, después de dirigir una segunda intentona de golpe de
estado contra su amo, una ráfaga de metralleta, se dice que disparada por el
mismo Rey, acabo con sus días. El avión de Hassan II fue asaltado por seis
cazas del ejército del aire de Marruecos cuando volvía de Francia. Escapado
milagrosamente del atentado el rey le atribuye la autoría, toma las drásticas
represalias que narramos, y manda detener a su familia: su mujer Fátima y sus
seis hijos. Estos permanecerán en las mazmorras del reino Alaouita durante más
de 20 años.
Ahmed Dlimi:
promulgado en el correr de los años a General y después a comandante supremo de
las Fuerzas Armadas marroquíes, acabará de manera trágica su carrera, muerto de
manera misteriosa, cuando el ejército que mandaba estaba sacudido por
divisiones internas frente al problema del Sahara… y en el que los intereses
americanos parece que no fueron tenidos demasiado en cuenta por él.
He aquí una historia de agentes secretos, crímenes de estado,
dignatarios, truhanes, oportunistas aventureros, policías corruptos,
subversión, intereses económicos… etc. que sigue en instrucción y fantasmas de
almas que vagan sin haber alcanzado la paz.
La gansterera - © Zeki
03.03.2003