Venecia 2010: Una trompeta con sonido grotesco, un Gallo encantado de conocerse y epopeya italiana

Querido Teo:

Un Álex de la Iglesia al que se le nota en su aspecto físico los esfuerzos de sacar adelante a toda prisa “Balada triste de trompeta”, su película más personal, ha animado la Mostra con una película que más que suponer un soplo de aire fresco acredita la que posiblemente sea la película menos festivalera de todas las presentadas a concurso por lo inclasificable de la propuesta. No la podremos ver en España hasta el 17 de Diciembre, una pena que no se aproveche el boom de la película tras su paso festivalero, pero Venecia ya ha sido testigo de este proyecto grotesco, descarnado y poco nostálgico sobre esta España nuestra. Un inicio con fotografías de nuestro país desde los años 30 hasta los 70 ya ha propiciado que el interés se haya mostrado entre los asistentes. La clave de la película es el modo en el que se entremezcla la historia real de España en los años que comenzaron tras el atentado que costó la vida al entonces presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco y el drama que ocurre en un circo: dos payasos terroríficos y desfigurados que se enfrentan a muerte por el amor de una bailarina. Eso si, quien piense que es una película sobre un circo está muy equivocado ya que más que nada es la metáfora de la Transición de nuestro país a través del payaso alegre y el triste. Un reparto muy coral de nuestro cine que está encabezado por Carlos Areces, Antonio de la Torre y la debutante Natalia Bang. Hay que tener en cuenta al segundo para los premios interpretativos porque es uno de los aspectos que más se ha destacado de una película que ha sufrido una postproducción de infarto con el fin de llegar a tiempo a Venecia. Esta noche el Presidente de la Academia ha podido descansar por fin, según sus palabras, tras tres meses de auténtica locura sin pegar ojo.

Nunca se puede saber que deparará un palmarés que tendrá a Quentin Tarantino como principal deliberador del mismo pero la película ha desconcertado bastante al estar tan poco acostumbrados los circuitos festivaleros a recibir una película de este tipo. "Todavía tengo que pensar si me ha gustado o no", decía un periodista italiano. "Es muy divertida, pero demasiado barroca y grotesca. Está muy bien dirigida, pero a veces era demasiado reiterativa", decía otro colega de la misma nacionalidad. Si ABC deja patente las distintas sensaciones que provoca: “una película que va por lugares que no todo el mundo está dispuesto a transitar. Es una película loca, pero que de algún modo imperceptible se pone tan seria que te hiela la risa”, El País se queda embelesado con la propuesta: “La maravillosa marcianada del autor de El día de la bestia o La comunidad toca aquí tantos palos y los hace sonar tan bien que cuesta seguirle el ritmo sin bizquear. Y es que Balada triste de trompeta lo es todo, probablemente la película más personal que ha dado el cine español en lustros, el filme más arrojado y suicida jamás firmado por Álex de la Iglesia y un precioso díptico sobre las dos Españas: la de payaso triste y de la payaso alegre”. Se han escuchado algunos tímidos aplausos aunque a otros les ha molestado que en algún momento el tono se vaya de las manos y alcance niveles de violencia que, por otro lado, se acercan mucho al estilo del cine de Tarantino. Para muchos, en todo caso, es la película más “alexiana” de la filmografía del director dejando bien patente ese toque bizarro de películas como “El día de la bestia” o “La comunidad”. Veremos que ocurre y si “Balada triste de trompeta” rasca algo en un Festival que no veía a una cinta española a concurso desde “Mar adentro” en 2004. Su próximo destino es Toronto donde también se proyectará la película en su Festival.

Hablábamos ayer de la película protagonizada por Vincent Gallo y ahora toca comentar que también se ha visto en Venecia su película como director “Promises written in water”. Por supuesto, y a pesar del doblete, no se le ha visto el pelo ante lo poco que le gustan estos saraos. Gallo, que dirige, protagoniza, escribe y monta, da vida a un trabajador de una funeraria que se relaciona con una mujer adicta al sexo pero él se lo niega porque es un romántico. Una película sin apenas diálogos que abusa demasiado de la presencia del actor y de lo mucho que se quiere a si mismo ya que prácticamente no se hace más que ver los poros de su cara por todo el metraje. Una soberana tontería para muchos de los asistentes y que cuestiona el método de selección de las películas de cara a un Festival de esta categoría. Ya la lió en Cannes en su día con otro de sus trabajos como director en “The brown bunny”, toda una apología de la felación.

La jornada se ha completado con una nueva propuesta italiana y una concesión más a la cinematografía transalpina que para algo se juega en casa. Un sopor el que ha provocado “Noi credevamo” de Mario Martone, un film histórico sobre la unificación de Italia que sufre lo que ocurre a muchos autores italianos cuando se ponen ambiciosos y quieren mostrar la obra definitiva sobre la Historia de su país. Se les va la mano con la duración. 204 minutos para una historia que se enmarca en la conmemoración del 150 aniversario de este hecho.

Una de las pocas imágenes de Joaquin Phoenix en la Mostra a raíz de la presentación de “I´m still here”. Un documental sobre su descenso a los infiernos con sexo, drogas, prostitutas y escatología como principales ingredientes...

Nacho Gonzalo (Coronado)