Venecia 2010: Deneuve no quiere ser mujer florero, representación italiana imposible, las muertes de Chile no generan preguntas y un western itinerante

Querido Teo:

Una Catherine Deneuve algo menos gélida de lo habitual ha sido la protagonista de esta jornada de la Mostra de Venecia. Habrá ayudado que los mitómanos besen por donde pisa a sus 66 primaveras y que en la película que presenta se le vea su faceta más desinhibida. En “Potiche” sufre la transformación de mujer florero a empresaria de éxito. Verla al principio del film con rulos y haciendo jogging en chándal, ya vale la película. El mérito es del prolífico y activo François Ozon que ya la dirigió en “8 mujeres”. Este año ya ha estrenado “Ricky” y “Mi refugio”. Deneuve ha aparecido con un vestido blanco y con solapa gris muy elegante. Un vodevil en el que Deneuve lidera la rebelión de las mujeres florero, damas aburguesadas que deciden manejar el timón de sus vidas bien personal o profesionalmente. El personaje de la actriz lo hace a través de la fábrica familiar que hasta ahora había sido llevada con poco apego a los trabajadores por parte de su marido. Las intenciones de Ozon de reflejar el auge del papel de la mujer en la sociedad actual queda bien recogido por la estrellona francesa: "Nunca he sido una mujer florero, pero en ocasiones sí me he sentido usada sólo en función de mi físico. Me gustaría ayudar con este filme a que la situación de las mujeres mejore, porque todavía queda un largo camino por hacer". Todo surgió cuando Ozon vio cómo reaccionaba el país ante la candidatura de la socialista Ségolène Royal a la presidencia en Francia, momento en el que descubrió que la obra "Potiche" estaba de plena actualidad. Perfecto para darle ese toque setentero autoparódico, a su vez deudor de la screwball comedy de los 40. "Cuando adapto una obra de teatro, me gusta hacer muy explícita su teatralidad", señala Ozon que aprovecha para meter también uno de esos números musicales que tanto le encantan.

El desenfado de la jornada de fin de semana ha continuado con una comedia italiana como “La passione” de Carlo Mazzacurati. Un surrealista periplo de un director de cine en crisis que tiene que coordinar la representación de Semana Santa de un pueblo toscano. Todo para que sirva de vehículo de lucimiento para el cómico Silvio Orlando, el mismo de “El caimán”, que ya ganó la Copa Volpi en 2008. Para muchos, un híbrido entre Alberto Sordi y Alfredo Landa.

La depresiva “Silent souls” ha terminado de fastidiar la jornada con su aire desolador. Todo se teje a través de la incineración del cadáver de la mujer de uno de los dos amigos protagonistas que inician hacia la antigua región de Merya un camino con el fin de incinerar a la esposa del primero según los ritos de este pueblo desaparecido en el siglo XVII pero todavía vivo a través de sus ritos. Una confesión “post-mortem” que se queda en 75 minutos y que navega por la indefinición aunque por la senda de la ganadora en Venecia de 2003, la rusa “El regreso”. Su arma es que se aprovecha de la crudeza y soledad exterior para que se despoje el alma de los personajes. Así lo dice el realizador ruso Aleksei Fedorchenko: "Nuestros ejes para esta historia eran la nostalgia eterna que se solapa con la ternura, hasta convertir a ambas conceptos en sinónimos de amor". Un rito funerario bañado de negritud y con algún toque costumbrista y de humor negro que tampoco le favorece en nada y que parece que será uno de los borrones que deja esta edición.

En ocasiones gustan más las películas que se presentan fuera de la sección oficial que las que se presentan en ella. Ha sido el caso del documental, breve pero interesantísimo, que Martin Scorsese le ha dedicado a Elia Kazan. “A letter to Elia” es un trabajo llevado a cabo por Scorsese y el crítico Kent Jones en el que se centran en la influencia del realizador. Scorsese cuenta que conoció a Kazan en 1964 en una charla en la Universidad de Nueva York. Y, además de repasar la carrera de Kazan, se detiene en uno de sus hitos biográficos más controvertidos: cuando testificó contra sus antiguos compañeros del Partido Comunista ante el Comité de Actividades Antiamericanas en los años de la Caza de Brujas. No ha estado el ítaloamericano en el Festival pero destaca este trabajo que supone una reivindicación del legado del realizador de “Un tranvía llamado Deseo” o “La ley del silencio”.

En lo referente a la jornada destaca que ha llegado, por fin, una de las primeras películas que realmente suenan a León de Oro. Ha sido la cinta chilena “Post Mortem” en la que se sigue la vida del secretario de un forense en la época más turbulenta de Chile, sobre todo cuando tiene que llevar a cabo la autopsia del presidente Salvador Allende abatido con un tiro en la cabeza. Una cinta sórdida en la que se cuestiona la actitud del protagonista. El director no pretende darle un enfoque de egoísta o cobarde ya que simplemente es testigo de lo que le ha tocado vivir sin pretender analizar ninguna de las claves que está viviendo su entorno. Y es que asiste a las continuas muertes que tiene que certificar en las que se limita a seguir las órdenes los militares viviendo paralelamente una historia de amor con una bailarina. Podría ser una de las películas que constaran en el palmarés aunque la cinta tiene un nivel muy bajo de compromiso. Es difícil empatizar con un ser al que no parece preocuparse ni lo más mínimo lo que está sucediendo en su país. Simplemente se limita a hacer su trabajo.

También se ha visto “Meek´s cutoff” en la que un grupo de tres familias de colonos que van en busca de la tierra prometida en pleno siglo XIX. Un western atípico que tiene como principal valor el interés por ver como transcurre esta travesía en la que se recuperan todos los clásicos del género. Su poder de enganche la convierte en una de las películas que más ha gustado y en una posible presencia en el palmarés. La cinta está dirigida por Kelly Reichardt, la segunda directora que participa este año en el Festival, con Michelle Williams, Bruce Greenwood y Paul Dano como protagonistas.

La jornada se ha completado con la oriental “Detective Dee and the mistery of the phantom flame”, una cinta de batallas que no ha aportado nada al Festival y que incluso queda por debajo de la película que John Woo (muy similar) presentó fuera de concurso. John Woo  fue homenajeado con el León honorífico. Sin duda, un director singular que incluso ha tenido incursiones hollywodienses alejadas del cine oriental de autor que ha marcado su carrera. Muy emocionado señaló: “Querría agradecérselo al señor Müller, porque lo que me ha dado es una amistad muy leal y ha hecho mi vida avanzar a un nuevo capítulo. Es gracias a él que he conseguido esto. Siento estar casi en un sueño o en un milagro. Pero simplemente es un grandísimo honor”. De paso presentó “Reign of assasins” en la que combina el cine de artes marciales con el de época.

Nacho Gonzalo (Coronado)