"Thelma & Louise", el film que se adelantó al #MeToo y que incomodó a Hollywood
Querido primo Teo:
Uno de los fenómenos de la pasada carrera al Oscar fue "Una joven prometedora" de Emerald Fennell cuya protagonista es una joven que decide castigar a los hombres que violaron a su mejor amiga en la universidad. Ha contado con el respaldo de la industria (llevándose el Oscar al mejor guión original), de la crítica y de buena parte de la prensa. Pero su ánimo incendiario le ha llevado a ser catalogada como un panfleto del activismo feminista más radical del siglo XXI, ese que no es amazónico sino victimista y que condena al hombre por el hecho de haber nacido como tal. "Una joven prometedora" es deudora del #MeToo que surgió a raíz de la caída de Bill Cosby y Harvey Weinstein para denunciar los casos de abusos sexuales en el seno de la industria, con el peligro de dejar que la opinión pública sea la que juzgue y condene a lo que le corresponde única y exclusivamente a la justicia. Ahora que conviene que la industria audiovisual haya abrazado el feminismo, porque es una de las causas exigidas por la dictadura de la corrección política en la que vivimos inmersos, es muchísimo más fácil que Hollywood denuncie el machismo imperante en la sociedad y se rueden películas como "El escándalo" o que los medios de comunicación se peleen por destapar al pez gordo que ha cometido abusos de poder, aunque siempre se obvie tocar los sectores menos expuestos a la gloria. Hace 30 años era muchísimo más complicado poner de manifiesto la situación de la mujer en la sociedad. "Thelma & Louise" de Ridley Scott se atrevió a hacerlo. Era una propuesta de clase A subversiva, que metía a las mujeres en géneros claramente de pelo en pecho y que exponía las diferentes maneras de violencia hacia ellas. La industria no confió en la cinta hasta que se convirtió en un fenómeno cultural que sirvió de inspiración para el empoderamiento de muchas espectadoras.
La puesta de largo de "Thelma & Louise" tuvo lugar en la clausura del Festival de Cannes de 1991, una edición que premió por unanimidad a los hermanos Coen por “Barton Fink”. Cuando finalizó la proyección fue atronadora la explosión de aplausos de los espectadores y sus responsables respiraron aliviados porque ese desenlace no era precisamente un final feliz, pero sí que veíamos a sus protagonistas, unas descomunales Susan Sarandon y Geena Davis, siendo las dueñas de su libertad. Esa misma reacción se repitió en los cines y, a pesar de conocernos de memoria ese final, con los años seguimos emocionándonos como la primera vez. Pero hasta la primavera del año 1991 "Thelma & Louise" realizó un recorrido que fue casi tan extenuante como el que se hicieron esas dos mujeres hasta llegar al Gran Cañón del Colorado.
Para hablar de "Thelma & Louise" tenemos que centrarnos en la figura de su creadora, Callie Khouri, que fue quien materializó el único Oscar de los seis a los que aspiró la cinta (curiosamente se quedó fuera de mejor película) llevándose el premio al mejor guión original. Ocho años antes de que eso ocurriera trabajaba como asistente en una productora de publicidad y vídeos musicales que no sabía muy bien qué carrera podía tener. Quiso desarrollar una idea protagonizada por dos mujeres perseguidas por haber cometido un crimen, pensó que no tenía nada que perder escribiendo la historia de qué fue lo que pasó para llegar a ese punto. Durante el proceso de escritura Khouri se sintió completamente libre, no tenía a alguien que le estaba presionando, ni siquiera se puso límites a la hora de plasmar las diferentes maneras de ejercer la violencia contra las mujeres y cómo se actúa ante esto cuando ya no se puede más.
Esa felicidad durante la gestación del guión no se tradujo en una buena respuesta por parte de la industria. La escritora texana, que en ese momento tenía 27 años, quiso dirigir la película y buscando la financiación para una producción modesta de un millón de dólares se hartó de ver las malas caras de los productores que consideraban que una película de mujeres en la que los hombres tenían un papel negativo y con un final trágico era intolerable. Era 1984 el año en el que triunfaron películas como “Los cazafantasmas”, “Superdetective en Hollywood”, “Karate Kid”, “Indiana Jones y el templo maldito” y “Terminator” pero aquí Sarah Connor poco tenía que ver con la mamporrera del sanatorio Pescadero. Si en 2021 son minoría las mujeres directoras, guionistas, productoras y ejecutivas, hace 37 años la situación era todavía más excepcional. Callie Khouri no se rindió ante la negativa de Hollywood y supo esperar hasta que el guión llegó a las manos de Ridley Scott, a través de la productora Mimi Polk Giglin que se había enamorado de la historia y que pensaba que con la ayuda de Scott no tendría problemas para conseguir los 16 millones de dólares para su financiación. Aunque el director de “Blade Runner” (1982) y “Alien, el octavo pasajero” (1979) se convirtiera en el principal aliado de estas dos mujeres en la industria le costó un par de años convencer a los inversores porque según ellos "nadie en su sano juicio pagaría por ver a dos zorras en un coche".
Supieron seducir a Pathé Films, que terminó siendo absorbida por la MGM, y comenzó la dura tarea de reclutar a una pareja de actrices lo suficientemente potente para dar vida a las amigas Thelma, una ama de casa con un marido que la desprecia, y Louise, una camarera que acaba de pelearse con su novio y que deciden desconectar de sus vidas durante unos días. Una aventura que irá derivando en mucho más y que, aunque trágica, es un canto a la amistad y solidaridad entre mujeres para hacerle frente a la masculinidad tóxica. El guión fue circulando por Hollywood en las puertas de Jodie Foster, Michelle Pfeiffer, Cher, Meryl Streep, Goldie Hawn o Mia Farrow. Curiosamente cuando Callie Khouri escribió el guión tenía en mente a Holly Hunter y Frances McDormand. La insistencia de Geena Davis, que acababa de ganar el Oscar por “El turista accidental” (1988), le llevó al personaje de Thelma y Susan Sarandon fue la elegida para interpretar a Louise porque alguien tan arrolladora, una tipa que no tiene pelos en la lengua y que junto a Tim Robbins formaba la pareja más roja de Hollywood, había nacido para interpretar a una mujer con la mochila repleta.
“Thelma & Louise” es una película de mujeres en la que son ellas las que llevan las riendas de la historia y los personajes masculinos son accesorios y mayoritariamente negativos: el marido machista y con complejo de superioridad de Thelma (Christopher McDonald), el novio alérgico al compromiso de Louise (Michael Madsen), el chulazo autoestopista que las deja sin un centavo (Brad Pitt), el hombre que está a punto de violar a Thelma y que muere a manos de Louise (Timothy Carhart), el camionero que las acosa en la carretera (Marco St. John) y el policía que lleva a cabo la investigación para dar con ellas (Harvey Keitel).
De todos los hombres del reparto hay que destacar especialmente a Brad Pitt que tuvo en este papel un vehículo para su lanzamiento a las carpetas de las criaturas con ardores propios de la adolescencia aunque tendría que esperar hasta el estreno de "Entrevista con el vampiro" (1994) de Neil Jordan para conseguir el superestrellato que no le ha abandonado hasta la actualidad. Hasta ese momento el rubio de Oklahoma había participado en una serie de culebrones como “Dallas". El papel del autoestopista salido de un spot de Levi's que dejó como nueva a la cándida de Thelma fue casi tan codiciado como el de cualquiera de las dos protagonistas porque WonderBrad dejó en la cuneta a Mark Ruffalo, William Baldwin, Robert Downey Jr. y George Clooney.
“Thelma & Louise” es una mezcla de géneros, todos ellos atribuidos al sexo masculino: como las películas de colegas, el western, las road movies y el policíaco. Ridley Scott tuvo muy presentes “Bonnie & Clyde” (1967) de Arthur Penn, “Malas tierras” (1973) de Terence Malick y el western clásico de los 50. Aunque la película sea fruto de la transición entre las décadas de los 80 y los 90 es un viaje a otra época: el coche, un Thunderbird del 66 descapotable, el salvaje oeste de los Estados Unidos, en donde en lugar de ver a John Wayne a caballo vemos a Susan Sarandon y Geena Davis entre coches y camiones, y también un recorrido por la mítica ruta del 66, rodeada de moteles y restaurantes de comida rápida. Y no podemos olvidarnos del desenlace en el Gran Cañón. Se pensaron en varios finales, ninguno era feliz, pero se optó por el primero de ellos, el más radical de todos, porque a pesar de que daba muchísimo miedo no fueron capaces de mejorarlo.
“Thelma & Louise” fue vendida en los Estados Unidos como si fuera una comedia de chicas que se lanzaban a la aventura y que se meten en líos. En el Estudio, la MGM, había miedo de la reacción del público y también de la prensa ya que se iban a encontrar con una producción de clase A sobre el “comando chichi”, es decir, sobre mujeres que se rebelan para protegerse de la violencia de los hombres. Los precedentes están en el underground, con obras de Russ Meyer tan extremas y satanizadas como "Faster, pussycat! Kill! Kill" (1965). "Thelma & Louise" fue bien recibida por la crítica, no de manera unánime, y fue bastante cuestionada por la prensa que la catalogó de entre otras cosas ser una fantasía lésbica de Ridley Scott (lo mismo que la teniente Ripley de “Alien, el octavo pasajero”) y de ser un alegato feminazi haciendo apología del uso de la violencia. Su autora prácticamente tuvo que pedir disculpas por haber escrito el guión, se desmarcó de cualquier vinculación con el movimiento feminista (luego se arrepintió de ello) y fue premiada con el Oscar al mejor guión. Pero la industria le dio una palmadita en la espalda a Khouri, Scott, Davis y Sarandon cuando la película se convirtió en un éxito, triplicando en la taquilla a su presupuesto y al enorme calado que tuvo entre las mujeres de clase media. Geena Davis confesó que, años después del estreno de la película, seguía recibiendo cartas de espectadoras que se sintieron inspiradas por el viaje emocional de Louise, que pasó de ser una ama de casa que se sentía oprimida por su marido hasta que se rebeló contra lo que rodeaba cuando comenzó a creer en sí misma. “Thelma & Louise” fue mucho más que un fenómeno, tuvo un enorme impacto popular. Fue una cinta innovadora y gracias a ella muchas mujeres se atrevieron a alzar su voz.
Se llevó premios: Boston reconoció a Geena Davis, en Londres y la Junta Nacional de Críticos (NBR) lo compartieron entre ella y la Sarandon, que fue laureada en solitario por los Sant Jordi, y la National Society of Critics (NSFC) reconoció la labor de Harvey Keitel. “Thelma & Louise” se llevó la Espiga de Oro del Festival de Valladolid y también fue considerada la mejor película del año para los Críticos de Londres. En 2016 pasó a entrar en el archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos para su conservación. Sin embargo, a pesar de los honores recibidos, “Thelma & Louise” no fue candidata al Oscar a la mejor película, sí que lo fueron la dirección de Ridley Scott, Susan Sarandon y Geena Davis (compitiendo entre ellas en la categoría de mejor actriz, fue la última vez que eso sucedió entre los intérpretes principales), el montaje de Thom Noble, la fotografía de Adrian Biddle y el guión de Callie Khouri, que fue la única que logró la victoria, previamente se había llevado el galardón del Gremio de Guionistas (WGA). Se reconoció a quien emprendió la lucha de llevar esta historia a la gran pantalla, que se convirtió en un tema de conversación real porque internet aún andaba a gatas. Fue un gesto amable por parte de la industria ante un título que le resultaba molesto.
El impacto dejado por “Thelma & Louise” hizo aventurar el auge de un cine mucho más enfocado a desarrollar personajes femeninos en donde no fueran un objeto decorativo de una historia protagonizada por los hombres. La realidad es que la tan deseada equiparación de hombres y mujeres, no solamente en Hollywood, sigue siendo una quimera y eso se traduce en que consideramos como excepción que las mujeres protagonicen westerns como "Johnny Guitar" (1954) y “Rápida y mortal” (1995), comedias escatológicas como “La boda de mi mejor amigo” (1997) o títulos de acción como "Alien, el octavo pasajero" (1979) o “Mad Max: Furia en la carretera” (2015). "Thelma & Louise" no supuso un punto de inflexión en el Hollywood de hace 30 años pero sí que comenzó a preparar el terreno y ahora de alguna manera estamos viendo sus frutos.
Mary Carmen Rodríguez