"The mauritanian"
La web oficial.
El argumento: Capturado por el gobierno de los Estados Unidos, Mohamedou Ould Slahi sobrevive en la prisión de Guantánamo donde lleva más de una década sin cargos ni juicio. Tras haber perdido toda esperanza, Slahi encuentra aliados en la abogada defensora Nancy Hollander y su asociada Teri Duncan. Juntos se enfrentan a innumerables obstáculos en una búsqueda desesperada de justicia.
Conviene ver: "The mauritanian" es el nuevo trabajo del director escocés Kevin Mcdonald, un director siempre interesante y polifacético que en cintas como “El último rey de Escocia” (2006) y “La sombra del poder” (2009) ya se ha interesado por intrigas políticas y los claroscuros morales de unas sociedades en las que se hace la vista gorda sobre los desmanes del poderoso. Es lo que ocurre en una cárcel de Guantánamo que sigue en activo aupada por esa psicosis del terror con la que Estados Unidos ha intentado más asentar su dominio imperialista permitiéndose casi cualquier cosa mientras los organismos internacionales han mirado para otro lado. Esta base militar en el oriente de Cuba lleva en funcionamiento desde 2002 y ni republicanos ni demócratas han dado pasos firmes para su cierre ante los muchos intereses en la sombra de un lugar no sólo oscurantista y en el que se ha demostrado que se infringen los Derechos Humanos sino convertido también en un negocio para muchas empresas que dependen de su funcionamiento. “The mauritanian” se centra en un joven que fue condenado sólo por haber estado en Afganistán unos años antes y que sin cargos ni pruebas estuvo prisionero durante 14 años ya que se considera sospechoso prácticamente a cualquiera que tenga rasgos árabes y haya tenido alguna mínima relación con esos países. Mohamedou Ould Slahi sufrió palizas, violaciones e intentos de ahogamiento en unas prácticas comunes dentro del código interno del centro coaccionándole para fomentar que se confesara culpable y sólo la abnegada lucha de su abogada permitió su salida (alegando que sin cargos demostrables hacia él no se podía mantener esa situación kafkiana) aunque, a día de hoy, todavía no se le ha devuelto el pasaporte ni siquiera ha recibido una disculpa por parte de Estados Unidos. La cinta adapta las memorias del propio Slahi, “Diarios de Guantánamo”, con nervio, denuncia y eficacia ante uno de esos hechos ocultos por el frenesí de una Historia acelerada pero se queda en lo superficial siendo un thriller judicial rutinario y que suena a ya visto aunque muestre bien la impotencia del protagonista y los que le ayudan frente a un sistema condicionado por los que mandan y la narrativa que han construido en la que, por un pretendido bien mayor, parece que todo vale aunque paguen justos por pecadores con las prácticas de un país que funciona con todos sus aparatos como un monstruo herido, cruel y despechado. Una cinta que muestra las vergüenzas de la democracia estadounidense reciente que hace que tanto unos como otros guarden el problema bajo la alfombra, como es el caso de un Barack Obama que tuvo ocho años para poner fin a esto y que no hizo nada más que mirar a otro lado entre promesas vacías y más sujeto a las presiones de las grandes corporaciones relacionadas con el lugar demostrando, en realidad, quiénes son los que mueven los hilos a pesar del idealismo que lleva a encumbrar a determinadas figuras como si fueran a salvar el mundo. La cinta por momentos es dispersa y algo obvia, poniendo en entredicho al poder político que busca culpables más que justicia pero sin terminar de apuntalar la denuncia con unos posicionamientos de primaria, pero si destaca por algo es por la portentosa interpretación de Tahar Rahim. Él da humanidad y dignidad a un personaje al que todo le fue arrebatado y que no pudo despedirse de su madre que falleció durante su estancia allí pero que en ningún momento perdió las ganas de vivir, de que se hiciera justicia y de encontrar la libertad en su perdón, aún estando encerrando y que fue lo que le mantuvo entero, cuerdo y sin rencor, llegando a su momento álgido durante su testimonio en el juicio. También la solvencia de Jodie Foster como una de esas abogadas que mueven montañas y que impulsan también a unos personajes arquetípicos en un guión que no se preocupa demasiado por dar matices o hacerse atrayente para el espectador. También encontramos a Shailene Woodley como una abogada que se mueve más por el idealismo que el pragmatismo de su jefa, más centrada en hacer su trabajo y asegurar un juicio justo que en la inocencia o no de su cliente, y a un Benedict Cumberbatch como militar encargado de la acusación pública que, a pesar del trauma de haber perdido a un amigo en el 11-S, antepondrá la ética y la verdad a cualquier tipo de venganza teniendo claro que no vale cualquiera para asumir esos hechos sino el que verdaderamente lo hizo cuando descubre los métodos de tortura que hicieron emerger esa confesión. Una denuncia firme para tomar conciencia pero algo deslucida en su conjunto por una falta de intensidad que queda por debajo de la fuerza de la historia dejándolo todo a merced de unos actores que elevan mucho la película y que demuestra que frente a las injusticias sólo cabe la determinación, conciencia y fuerza de los que pueden contribuir a combatirlo apoyándose en las garantías de un sistema que más tiene que estar preocupado por los Derechos Humanos que por la ley y orden preventiva conformando ese país de libertades y brújula moral que pretende ser Estados Unidos.
Conviene saber: Jodie Foster consiguió el Globo de Oro 2021 a la mejor actriz de reparto. “The mauritanian” está nominada a 5 premios Bafta (película, actor, guión adaptado, fotografía y película británica).
La crítica le da un SEIS