"Sesión sangrienta"
A principios de 2008, en los principales canales de la televisión norteamericana, apareció esta casa de las afueras, de dos plantas, sumida en una sombra ominosa. El resplandor de las ventanas brilla como unos ojos que miran en la oscuridad. Alguien está en casa. El encuadre tiembla, baja en picado, bamboleándose, aproximándose, retrocediendo, sugiriendo que hay una amenaza fuera contemplando la casa. La pantalla funde a negro y un teléfono nos sobresalta. Suena y suena. Planos de una niña dormida en la casa, un primer plano de un bebé tranquilo. «Ahí fuera hay alguien», dice una voz profunda y rota. ¿Dónde?. El teléfono suena cada vez más fuerte, hasta que estalla la música, y una explosión de luz irrumpe en la pantalla. Este anuncio de medio minuto se convirtió en el centro de interés de la nación y pareció cambiar el rumbo de las elecciones para elegir al candidato demócrata a la Casa Blanca, porque en los últimos segundos una voz serena anuncia: «Soy Hillary Clinton y he aprobado este mensaje».
Título: “Sesión sangrienta”
Autor: Jason Zinoman
Editorial: T&B Editores
Nota de la Redacción: Hillary Clinton había aprobado un video de terror tomando las convenciones de lo que el autor cree que es la época dorada de las películas de miedo, para sorprender y advertir de lo que podía esperarse de una administración republicana. El ciudadano no necesitaba mayores referencias, según la idea que Clinton y sus asesores tenían de los votantes. La mención de este hecho prueba desde sus primeras páginas que esta obra es más que un recorrido por las películas más impactantes del terror al final del siglo XX.
Jason Zinoman ha conseguido una obra que interesará tanto a los aficionados al género como al lector general, que asiste un poco ajeno a la omnipresencia del terror y sus personajes en la vida cotidiana. Los críos se disfrazan de asesinos o muertos vivientes y la televisión familiar propone asesinos en serie. El reino del terror se ha extendido en una generación como nadie hubiera podido suponer, y eso incluye incluso a los directores que cambiaron el terror de los sesenta y marcaron el de los ochenta, por eso Wes Craven no terminó de ver “Reservoir Dogs”. «Eso de ponerle música a cuando le cortan la oreja al hombre...», ha dicho Craven. «Me sentó mal. Tiene gracia, porque el cine del que me salí estaba en España y un tío se me puso delante y me preguntó: “¿Qué le parece?”. Dijo: “No me lo puedo creer, he asustado a Wes Craven”. Era Quentin Tarantino».
Este libro cuenta, con la amenidad del periodismo norteamericano, la historia de cómo John Carpenter, Wes Craven, Dan O’Bannon y otros artistas inventaron el cine de terror moderno en poco más de una docena de años. En los sesenta, ir a ver una película de terror era sólo un poco más respetable que ver porno. La crítica solía ignorar el género, y los estudios de Hollywood menospreciaban su potencial taquillero. Los grupos y los políticos religiosos protestaban a veces, pero lo más frecuente era la indiferencia del gran público adulto. Los protagonistas de este libro resucitaron el género y su trabajo se puede rastrear cada fin de semana en cada estreno de terror. Zinoman parte de la influencia de Hitchcock con las dos películas que tuvieron un impacto especial sobre la nueva generación de fans del terror, “Psicosis” revolucionando el hasta entonces pequeño subgénero del asesino en serie en 1960; y tres años después “Los pájaros”, el ejemplo más poderoso de la variedad del terror basado en la naturaleza que explotó a principios de los años setenta. A finales de esa década, las películas de sesión golfa estaban llegando a un público joven y el zombi y el asesino en serie emergieron como el vampiro y el hombre lobo de su tiempo.
Muchos de los directores comerciales del “nuevo Hollywood” empezaron en el género de terror. Francis Ford Coppola, Steven Spielberg y Peter Bogdanovich refinaron su arte en pelis de miedo de bajo presupuesto antes de pasar a trabajos más maduros. Al mismo tiempo surgía otra promoción de directores: George A. Romero, David Cronenberg, John Carpenter, Wes Craven y Tobe Hooper, que reinventaron las convenciones del cine de terror fuera de Hollywood, mientras que William Friedkin, Brian De Palma y Roman Polanski colaron en el sistema de estudios producciones de terror de más prestigio. Nunca en la historia del cine se había dedicado tanto talento a asustar al público. “La última casa a la izquierda”, “Carrie” o “La noche de los muertos vivientes” no recibieron una atención prolongada ni seria por parte de la crítica y, si bien esto ha cambiado en las décadas que han pasado desde que se estrenaron estas películas, a menudo la fuente de su inspiración sigue siendo incomprendida. Este libro resuelve esa posible incomprensión, y es el trabajo más serio y divertido leído en esta sección al respecto e, insistimos, al margen de la afición que pueda o no tenerse hacia el género. Aquí incorporamos estas cinco páginas, ejemplo de su estilo y contenido, correspondiente al capítulo séptimo.