San Sebastián 2018: El top 10 de lo visto en el Festival

San Sebastián 2018: El top 10 de lo visto en el Festival

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Querido Teo:

¿Ha sido una edición que ha cubierto las expectativas? Se podría decir que sí aunque una vez más la sección de Perlas ha sido un colchón que ha terminado dando oxígeno y glamour a una sección oficial que ha tenido altibajos a pesar de contar con grandes nombres en liza como Naomi Kawase o Claire Denis que, por lo menos para nosotros, no han estado a la altura de sus nombres. Eso sí, es una gran temporada de cine español marcándose un 4/4 en sección oficial y también dejando su huella en apartados paralelos. Estas son las 10 películas que más nos han gustado de las que hemos visto (no cuentan las que llevábamos vistas ya de Cannes o Toronto) en la 66ª edición del Festival de San Sebastián.

10º “Un hombre fiel” de Louis Garrel // Sección oficial

La cinta toma insospechados riesgos a la hora de fusionar la rom-com de “Cuando Harry encontró a Sally”, que representaba el cambio a la modernidad y al sentimiento de frustración contemporánea, las comedias mordaces sobre el sexo de Woody Allen, y la Nouvelle Vague tomando su legado pero también revirtiéndolo jugando con la voz en off que va pasando de personaje a personaje. Un batiburrillo que al final mantiene el interés en todo momento por un tono tan accesible y facilón como inteligente y efectivo con momentos disfrutables muy bien conseguidos y en el que unos actores compenetrados hacen que cada mirada cuente y que se permitan ir más allá de unos personajes cercanos a la autoparodia, primero por la simpleza hedonista a la hora de retratarlas a ellas en sus motivaciones, y segundo por la torpe e incomprensible personalidad de él como todo un veleta que siente que provoca atracción hacia las mujeres pero que no es más que un pelele en sus manos, incluso en las de un crío que es la auténtica revelación de la película sembrando la duda en el personaje de Louis Garrel a la hora de cuestionarse cosas sobre la viabilidad de la relación con su madre. El perfecto “timing” cómico que manejan, y el buen ritmo con el que se maneja la historia en sus gozosos 75 minutos, da alas a la película.

9º “Un día más con vida” de Damian Nenow y Raúl de la Fuente // Perlas

La cinta es un homenaje a la figura de Ryszard Kapuściński, prestigioso periodista, reportero, escritor e historiador polaco (fallecido en 2007) que dentro de su extensa y azarosa carrera fue protagonista y testigo de los últimos días de Angola como colonia portuguesa, allá por 1975, iniciándose una guerra civil que asolaría el país hasta el 2002. La cinta es un valioso e interesante proyecto poniendo como protagonista a Kapuściński tanto en su valor como reportero como tótem moral defendiendo a su manera (y con sus medios e ideales) a Angola frente al exterminio organizado por Sudáfrica apoyado de manera encubierta por la CIA. Una propuesta interesante, potente pero demasiado dispersa, teniendo como principal valor añadido la animación por rotoscopia y la esencia de lo que pretendió “Vals con Bashir” mezclando técnica de animación con el documental histórico aunque su resultado sea meritorio pero menos rotundo. El que haya imágenes y entrevistas reales es tan interesante como descolocante ya que intenta equilibrar de manera deslavazada la animación con la temática histórica con imágenes de archivos y declaraciones de los protagonistas reales, viendo sus réplicas animadas y contribuyendo a mostrar esa “confusão” de la guerra en una propuesta creativa, dinámica y valiente pero que también acaba encumbrando a Kapuściński como un héroe moral de Occidente sin tonos grises. Una didáctica lección de Historia sobre un conflicto todavía demasiado reciente en la memoria y que es presentado con fines morales y ensalzadores sobre la importancia de las personas clave, y las decisiones que toman, en cualquier conflicto.

8º “Entre dos aguas” de Isaki Lacuesta // Sección oficial

Lacuesta rescata el universo de “La leyenda del tiempo” (2006) en el que Isra, un niño gitano, era privado de poder cantar tras la muerte de su padre. Utilizando imágenes de esa película, Lacuesta salta en el tiempo 12 años para llevarnos al mismo personaje, interpretado por un Israel Gómez Romero que se luce como animal escénico en una interpretación que va más de eso siendo una comunión con su propia vida, experiencias y dramas. La historia de un gitano bala perdida sin rumbo y sin esperanzas intentando darle sentido a su vida tras salir de la cárcel a pesar de su poco halagüeño entorno. Ahora Isra, salido de la cárcel, regresa a San Fernando para recuperar a su mujer y a sus tres hijas, reencontrándose con su hermano Cheíto, que vuelve de la Marina tras una misión que le ha llevado a Somalia. Los dos hermanos en un momento de inflexión en sus vidas y en los que, recordando la muerte violenta de su padre y como les ha afectado, reprochándose la actitud de cada uno de ellos en el tiempo en el que Isra se ha sentido abandonado por su familia entre rejas, se encuentran en un punto de incertidumbre que mascará sus caminos futuros y orden de prioridades. Un retrato íntimo y doloroso que, a pesar de ser un poco reiterativa, apabulla su veracidad abrazando el documental y conectando con el recorrido vital (muy Truffaut o Linklater) de un joven con el baqueteo que la perra vida le ha dado.

7º “Petra” de Jaime Rosales // Perlas

Rosales imprime a esta historia con sabor a tierra, pasiones y secretos de un prisma de tragedia griega que va provocando un castillo de naipes con finos mimbres que amenaza con derrumbarse con cualquier giro imprevisto o revelación desvelada. Una cinta con la que el director se permite jugar con algunas briznas de humor, hasta ahora una anomalía en su filmografía, a través de una serie de capítulos (desordenados) que parten del hecho de una mujer que, tras la muerte de su madre, busca encontrarse con los orígenes de un padre desconocido llevándole a Jaume, un pintor célebre, crápula y machista, así como a su esposa Marisa, con la que mantiene una intermitente relación, y el hijo de ambos, Lucas, el que parece más normal de todos ellos. El papel del destino y de guardar las miserias bajo la alfombra, ante el temor que tienen los mismos personajes de vivir su vida con la verdad por bandera, acaba destruyendo a unos seres imperfectos pero que viven una vida marcada por las decisiones incorrectas que han ido tomando a lo largo de la misma, creando una costra que ha anquilosado la salubridad de cualquier relación familiar y amorosa normal y deseable. Estupendo ejercicio, tan juguetón como retorcido, con unos estupendos Bárbara Lennie, Àlex Brendemühl, Marisa Paredes, Joan Botey y Oriol Pla.

6º “Viaje al cuarto de una madre” de Celia Rico // Nuev@s Director@s

La cinta es un retrato íntimo y teatral de dos mujeres que intentan reubicarse entre ellas mismas en época de duelo confrontando la soledad y la incertidumbre de un futuro por escribir. La cinta, de sumo minimalismo y delicadeza, tiene cosas del cine de Sebastián Lelio y afronta con gran verdad la relación cotidiana de una madre y una hija que se quieren y se necesitan pero que, también, necesitan soltar amarras y volar por ellas mismas. La cinta se luce sobre todo por el trabajo de Lola Dueñas y Anna Castillo, impagable la primera en sus escenas mandando mensajes de WhatsApp e intentando volver a ilusionarse por la vida sea con series de TV o confección de trajes de baile. Una actriz soberbia de las muchas que están de Goya este año.

5º “Yuli” de Icíar Bollaín // Sección oficial

La cinta se mueve en la lucha interior entre el talento y la nostalgia de su protagonista, el bailarín cubano Carlos Acosta, conformando un emotivo retrato del esfuerzo y sacrificio de uno mismo y de los que están al lado siempre apoyando, especialmente en este caso su maestra, desde su primera clase de ballet, hasta su familia focalizada en una madre abnegada, y como todas sufriente, y un padre exigente y disciplinario que oculta el orgullo que siente por su hijo con un iracundo carácter. Lo mejor de la cinta es la relación de Acosta con su padre, Pedro Acosta, camionero negro y humilde que sólo quiere que la morriña que siente por su Cuba no lastre el talento de su hijo, a pesar de los altibajos de éste que entre lesiones y añoranzas más de una vez está a punto de tirar la toalla. Y es que es el propio padre el que le imprime el sobrenombre de Yuli, el hijo de Ogún, un dios africano, un luchador, confiando en todo momento en sus posibilidades e imponiéndole disciplina y constancia para no ser un pobre de hambre más en la isla. La cinta puede contar una historia que ya se ha visto más de una vez en pantalla pero lo hace con brillantez y emoción, apoyándose en unas medidas, elegantes y artísticas coreografías que imprimen de belleza a la cinta como fiel homenaje a un oficio y a un talento levantado con empeño y sacrificio, en este caso tanto personal como colectivo, redondeándose con la música de Alberto Iglesias y la fotografía de Álex Catalán. Una delicia que se ve con suma facilidad y en la que todas las piezas encajan.

4º “El reino” de Rodrigo Sorogoyen // Sección oficial

Lo que vemos en “El reino” lo hemos visto en periódicos, telediarios y reportajes de investigación a la hora, incluso, de revelar conversaciones telefónicas y mensajes privados entre cargos importantes conchabándose con fines particulares pero utilizando dinero público. Nada nuevo bajo el sol en una película necesaria y pertinente que va a ser uno de los títulos más comentados del año ante las evidentes referencias que tienen los personajes en conocidos nombres del panorama político y periodístico español. Y es que no hace falta especificar personas ni siglas ya que todo lo que aquí se cuenta, y ha llenado los noticiarios, ha sido mal endémico de un sistema que ha permitido (y en ocasiones facilitado) este tipo de prácticas amparándose en lo mejor para la vida profesional y familiar de los infractores. Potentisimo retrato de la corrupción de la politica y la sociedad española en un ejercicio sólido, descarnado y sin cortapisas retratando de manera fiel el gran mal de lo que aquí se narra, el poder protegiendo al poder caiga quien caiga anteponiendo la poltrona a cualquier relación humana. Vuelve a ser marca de la casa un efectismo (que no deja de ser efectivo) a través de una música tan intensa como asfixiante, apoyada en la electrónica, y escenas que quitan el aliento como esas conversaciones de despacho entre los reproches velados, las sospechas de en quién se debe confiar y en quién no, y las consecuencias que puede tener cada movimiento y cada tecla que se toque. La espiral en la que se introduce el protagonista llega a ser asfixiante, pero con una intensidad perenne en un descenso a los infiernos de un tipo que es capaz de todo, cómo se demuestra a la hora de conseguir unos documentos en una de las escenas más brillantes de la cinta, más que por salvar su honor para demostrar que todos los que han estado a su lado o amparándole deben de caer con él. La cinta es cíclica abriéndose con la opulencia del chanchullo y cerrándose con un despertar a la conciencia propio de “Network, un mundo implacable” en un duelo dialéctico de altura entre una periodista televisiva de renombre que quiere encontrar “su gran historia” y el político caído en un cierre tan improbable como catártico para una ciudadanía que sólo quiere saber la verdad y que los causantes de todo esto paguen por ello. Una película soberbia, valiente y arriesgada que pone puntos sobre las íes en una necesaria radiografía de nuestro país en sus años más recientes haciéndolo con una solvencia y una intensidad que hace sentirnos un micrófono oculto en toda esta maraña de poder mal entendido y ambición enfermiza.

3º “Rojo” de Benjamín Naishtat // Sección oficial

Una de las sorpresas de la sección oficial, y que no merece quedar eclipsada entre otros títulos más publicitados, es la argentina “Rojo” de Benjamín Naishat, una cinta que se adentra en esa Argentina de los 70 en el que el país estaba marcado por la dictadura, la violencia y la represión. Y es que el film utiliza ese año como contexto para para impregnar de ello a los personajes de la sociedad civil, trabajadores corrientes en su día a día. Es el caso de lo que sucede en un inicio potente cuando un abogado espera a su mujer en un restaurante e, inesperadamente, recibe el ataque verbal y físico por parte de un desconocido que se presume enajenado. Expulsado y humillado, éste personaje busca venganza introduciendo involuntariamente al abogado en una espiral de silencios y secretos en tono de thriller adictivo que bordea otras subtramas dentro de la aparente normalidad en la que el protagonista rehace su vida hasta que aparece, y eleva la cinta a niveles de puro magisterio, el detective Sinclair. Un cine negro con mordiente que bordea los terrenos de “Delitos y faltas” y con humor de colmillo. Maravillosamente presentada, con recursos estilísticos y musicales de la época, que están por encima de una narrativa más convencional pero indudablemente eficaz con unas interpretaciones de premio por parte de Darío Grandinetti y Alfredo Castro en una propuesta atractiva, perturbadora y metafórica, con ese eclipse que inunda de rojo a los habitantes de un país que viven entre desaparecidos físicos, intenciones motivacionales y abusos de poder con el fin de agarrarse al puesto que cada uno ostenta en una sociedad jerarquizada, con la sombra del ejército sobrevolando, y a punto de estallar todo por los aires en una continua y turbia tensión latente.

2º “In fabric” de Peter Strickland // Sección oficial

El director de “Berberian Sound Study” y “The Duke of Burgundy” vuelve a explorar en “In fabric” un cine arriesgado, barroco y que alterna sin complejos el terror cercano al “giallo” con la comedia negra centrándose sobre todo en dos personajes, una mujer negra separada que sufre los desplantes de su hijo artista y su petulante y desgarbada novia, y que quiere volver a rehacer su vida buscando citas románticas, y un gris y apocado oficinista a punto de casarse, siendo los vértices de todo ello la campaña de rebajas de invierno de un enigmático y abigarrado centro comercial. Un conjunto brillante, estimulante, enfermizo, raro e hipnótico a través de un retorcido relato pesadillesco sobre ese vestido maldito que deja escenas tan guiñolescas como icónicas desembocando en un final tan estruendoso como inolvidable en el que Strickland se permite cerrar en todo lo alto en una cinta que conecta en cierta manera con los universos de Argento o Winding Refn. Nos alegra, además, que se recupere en un papel de peso a Marianne Jean-Baptiste, nominada al Oscar hace ya más de dos décadas por “Secretos y mentiras”, dedicando atención también al divertido y ambiguo personaje de Gwendoline Christie y a una brillante Susanna Cappellaro como dependienta robótica y amante de las subordinadas. El calificativo “película de culto” (sea lo que sea eso) le va como anillo al dedo a “In fabric” que deja uno de los ejercicios más auténticamente estimulantes, libres y magistrales de esta edición.

1º “Quién te cantará” de Carlos Vermut // Sección oficial

“Quién te cantará” es un lúcido, sinuoso y elegante juego de espejos sobre la identidad, la autodeterminación, el sacrificio de dar la vida por otros y la complejidad de la fama realzado por la belleza y sensibilidad de sus números musicales con unas intérpretes entregadas y una planificación en escena a la que debe mucho el trabajo de Vermut y las sombras de la dirección de fotografía de Eduard Grau. Eva Llorach y Najwa Nimri están estupendas en una relación de admiración mutua que casi juega con lo vampírico de manera soterrada con motivaciones complejas en un universo genuino y personal. La primera como Violeta es la auténtica revelación de la película que encuentra, como su personaje al entrar en contacto con Lila, una cantante de éxito que necesita volver a aprender a ser ella, el trampolín hacia el estrellato de nuestro cine con una mirada limpia, pura y desvalida que transmite el dolor del animal herido y la ilusión por encontrar algo a lo que agarrarse. En unos 20 últimos minutos finales de revelaciones y éxtasis musical la comunión entre una y otra llega a un punto álgido que eleva a la cinta a cotas de puro magisterio. A destacar también la elegancia de Carme Elías, como la representante de Lila, tan enigmática como abnegada, y el desparpajo de Natalia de Molina como la hija veleta y chantajista emocionalmente del personaje de Violeta, protagonizando ambas uno de los momentos más tensos de la película en un duelo de actrices bárbaro, marcadas por la rabia y la resignación, con música electrónica de fondo. Vermut logra aquí una cinta redonda, fascinante y que seguirá ampliando su culto dentro de la industria del cine español.

Nacho Gonzalo

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