San Sebastián 2017: James Franco soñador de culto, Jean-Pierre Léaud ruge a los recuerdos del pasado, la Sevilla del siglo XVI y tierno fresco familiar marca Guédiguian

Querido Teo:

La séptima jornada nos ofreció una de las cintas más disfrutables de la sección oficial y que sin tapujos ni prejuicios debería optar a tener una presencia destacada en el palmarés. “The disaster artist” sorprende y reivindica al cine de culto y la pasión por el oficio haciendo una gran película sobre todo un despropósito fílmico que no va a hacer más que ganar fans a raíz de esta película. También se ha podido ver “El león duerme esta noche”, “La peste” y “La casa junto al mar”. Fuera de esta crónica películas que ya vimos en festivales anteriores como es el caso de “Sin amor” y “The Florida project”.

"The disaster artist" es la 14ª película de James Franco como director, un renacentista de nuestro tiempo en modo hipster y porrero. Y es que, tras cargarse con su presentación una ceremonia de los Oscar, no se puede negar el carácter inquieto de una figura inclasificable en el Hollywood actual y ajena a las etiquetas. Esta cinta es toda una declaración de intenciones tanto de Franco como de culto a un cine grunge y vejado que determinado público ha logrado que su llama siguiera avivándose tras el paso de los años. Franco se adentra en el rodaje de la película de Tommy Wiseau “The Room”, que fue estrenada en 2003 con nefastas críticas y de tapadillo a pesar de los esfuerzos y la ambición de Wiseau que tenía con esta película su gran obra además de ser una carta de amistad a su colega Greg Sestero, con el que se trasladó de San Francisco a Los Angeles teniendo ambos el deseo de triunfar como actores. Influenciados por Marlon Brando y James Dean, en el sentido más sobreactuado del termino, decidieron escribir el guión que dio lugar a una película demencial, caótica y forzada (llena de tomas repetidas y con muchos desertores dentro del equipo técnico) que se convirtió desde el primer momento en comedia involuntaria y en marco para sesiones de cine social con reuniones de amigos y alcohol fruto del desconocimiento por parte de Wiseau del lenguaje cinematográfico. Y es que ver lo grotesco de los diálogos o una escena de sexo en el que está más preocupado por enseñar el culo que por hacerla creíble son algunas de las cartas de presentación de ese "The Room" que avecinan el desastre. Y es que la cinta recaudó 12.450 dólares su primer fin de semana y el propio Wiseau puso dinero de su bolsillo para mantenerla en cines durante dos semanas para que pudiera cualificar para los Oscar.

Si “La la land” era todo un canto a los soñadores también hay algo de eso en "The disaster artist" aunque sea a través de un personaje inconsciente y excéntrico que encaró el rodaje de su película entre su visión ególatra, sus delirios de grandeza y un continuo sentimiento de manía persecutoria al tener que dirigir a un equipo que no sabía cuál era su función en ese circo y asistía atónito al desastre para el que consiguió sin saberlo muy bien 6 millones de dólares de presupuesto logrando su idea de rodar la película tanto en 35mm y video HD utilizando también unos cromas imposibles. La cinta empieza por la amistad que surge entre Tommy y Greg, desde los tiempos en el que la inseguridad del segundo es apoyada en la desbordante personalidad del primero, el cómo surge el proyecto derivando en los intríngulis de un rodaje digno de “¡Qué ruina de función!” y alargado durante seis meses, y finalmente en la noche de la premiere en que se proyectó la cinta para asombro, estupor y risas de los asistentes que, no obstante, supieron ver la empresa cumplida por parte de un soñador siendo ovacionado como tal. Franco se aprovecha del potencial del personaje y de la historia, los títulos de crédito finales no hacen más que encumbrar su trabajo como actor clavando en cada gesto, frase o carcajada la visión de una figura en el fondo tan desconocida y rodeada de leyenda como la del músico de “Searching for sugar man”. La película acierta en el tono, no cayendo en la parodia, sino en retratar con cierto halo de tristeza la clásica figura de juguete roto que lo es antes de comenzar la partida en el juego de Hollywood y lo duro y sacrificado que es hacerse un hueco en él así como los sinsabores de la profesión de actor. James Franco cuenta con su hermano Dave para el otro papel protagonista así como un buen número de cameos como los de Seth Rogen, Jacki Weaver, Alison Brie, Josh Hutcherson, Bryan Cranston o Zac Efron. Imprescindible quedarse a los títulos de crédito del final en una cinta en la que también sobrevuela en todo momento el espíritu del "Ed Wood" de Tim Burton. "You're tearing me apart, Lisa!"

“El león duerme esta noche” de Nobuhiro Suwa es una cinta sobre la nostalgia centrada en un veterano actor que sigue anclado en el pasado y en el recuerdo de su gran amor, lo que le lleva a ocupar la mansión derruida en la que ésta vivía. Allí termina encontrando a unos niños que quieren rodar en esa casa su proyecto amateur de película de terror. El actor acabará siendo el vigía de estos niños por la pasión por el arte y la capacidad de interpretar. Una película inundada de melancolía que se ve bien por el trabajo del mítico Jean-Pierre Léaud y por la inocencia y naturalidad de unos niños que bien podrían ser los de “Super 8” por ese amor al cine que desprenden y el tierno empeño que le ponen jalonado por esa canción infantil y tarareable que da título a la película.

También pudimos ver los dos primeros capítulos de la próxima serie de Movistar, “La peste”, una recreación de la Sevilla del XVI, la considerada puerta de acceso de América a Europa y marcada por el comercio internacional, los trapicheos y una intriga criminal en pleno brote de peste. Una propuesta en la que queda patente el presupuesto que se ha desempeñado en ella pero que habrá que valorar su desarrollo cuando se vea entera ya que de momento no deja de ser una presentación arquetípica de personajes bajo la mano siempre firme de Alberto Rodríguez en la dirección.

"La casa junto al mar" de Robert Guédiguian se ha ganado su presencia en Perlas al haber competido en la sección oficial del Festival de Venecia. Con su reparto habitual (Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan) y su querida Marsella de fondo como un personaje más, el director lleva a cabo un tierno y emotivo retrato sobre tres hermanos que vuelven a la casa familiar cuando el padre de ellos sufre un ataque que le deja inerte. El clásico reencuentro de estos hermanos criados en el ideal obrero, convertido en una sociedad que se mueve en la doble moral burguesa, y que ven como sus sueños de juventud quizás no han sido los que ellos esperaban viviendo unos días clave para reencauzar su vida a través de una serie de personas que aparecen en sus vidas. Una película sencilla y deliciosa con personajes que transmiten esa sensación siempre cultivada por el director de ser una pequeña familia como rememora ese momento de la película con imágenes de archivo de los actores disfrutando hace más de tres décadas.

Nacho Gonzalo