San Sebastián 2015: "Les démons" se sube al carro de favoritas, Johnny Depp renace y un musical peculiar

Querido Teo:

El síndrome festivalero es lo que tiene. Suele pasar que sea en la última jornada cuando de improviso irrumpe una cinta que dinamita a su favor todas las quinielas. Y es que hasta ahora (y a pocas horas del palmarés) sólo "Truman" podría ser considerada una mínima favorita según las opiniones de los críticos. Una cinta francesa sobre el drama de los tormentos y traumas internos, “Les démons”, ha sido la necesaria película que hacía falta para animar un poco las quinielas de última hora. Algo a lo que no puede unirse, al formar parte de la sección Perlas, la estupenda “Mia madre” de Nanni Moretti que hemos podido disfrutar de nuevo meses después de Cannes.

“Les démons” de Philippe Lesage, como su nombre indica, juega con los demonios reales y figurados de un crío de 10 años que vive en un Montreal asolado por una ola de secuestro de niños, así como por la deteriorada relación de sus padres, sus relaciones con sus amigos, compañeros y familiares y demás… Una cinta subyugante y llena de sordidez sobre la aparente calma que, además de mantener la intriga y el interés, provoca una gran fascinación por su manejo de la cámara, la planificación de secuencias y el uso de una música tan intensa como descriptiva. Y es que en ese entorno lo más interesante es como interactúa Félix con otros críos y también la subtrama de la psicosis tanto personal como social de los implicados en esas desapariciones de niños. Una cinta de la que no conviene saber mucho más pero que vale mucho la pena visionar y disfrutar quedándose absorto ante semejante propuesta que baña de intimismo y sobriedad la maldad tanto congénita como desarrollada que rodea a algo tan puro como la infancia.

Ración necesaria de Hollywood la que ha habido con "Black mass", una cinta de criminales de manual centrada en la inquietante figura de James “Whitey” Bulger, capo de la mafia en Boston que alcanzó esa posición gracias al apoyo (o vista gorda) del FBI que contaba con él como confidente para determinadas operaciones. La cinta desmonta ese tipo y presenta a un tipo maquiavélico y megalómano que se sentía seguro tanto por este apoyo como el de su hermano senador. La cinta es una más de las de este subgénero, con todas sus frases y tópicos de manual, siguiendo los pasos de cintas como “American gangster” o “Enemigos públicos”, sólo por mencionar un par. No escapa a nadie que este proyecto es un vehículo para que Johnny Depp resurja, algo que hace en parte siendo (lo que tampoco era muy difícil) su mejor papel en años aunque sufra el que no escape del típico papel de “capo” mafioso, violento, engatusador y, en esta ocasión, con un look vampírico y unas lentillas que chirrían un poco. Eso sí, la cinta tiene como otro aliciente que es un desfile de rostros conocidos entre los que destacan para bien Benedict Cumberbatch como el hermano político protector y para mal un Joel Edgerton al que han destinado para sí los restos de prótesis que sobraron del personaje de Jon Voight en “Alí”. Aun así, y aunque Depp esté bien, se le va a hacer algo larga la carrera de premios para ser un candidato con fuertes opciones al premio.

Se clausura este certamen con la proyección de "London Road", un complejo musical basado en la obra creada por Alecky Blythe y Adam Cork estrenada en 2011 y que se centra en el caso real de Steve Wright, conocido como “el estrangulador de Suffolk” y que asesinó a cinco prostitutas en 2006. Una temática nada habitual para un tipo de espectáculo acostumbrado a no adaptar crónica de sucesos. Rufus Norris, también realizador del montaje original dirige una cinta en la que también aparecen Olivia Colman, Kate Fleetwood, Anita Dobson, Clare Burt o Janet Henfrey y en el que los números son extractos de la investigación y entrevistas que se produjeron durante el proceso. También anda por ahí en una brevísima intervención como taxista Tom Hardy. A pesar de conseguir en 2012 4 nominaciones a los premios Laurence Olivier, y sufriendo lo difícil que siempre lo tiene el musical en su traslación al cine, la cinta sufre la atonalidad de los temas (no deja de ser una triste sombra de Sondheim) y la repetición incesante y machacona de sus estrofas. Además, la cinta parte de la crónica de sucesos para después terminar con la luminosidad que puebla la zona a raíz de un concurso de jardines. Un musical áspero, aséptico y complejo que favorecerá el trolleo de los pocos afines al género y la condescendencia por parte de otros. A nivel cinematográfico no deja de ser una película que va a trompicones, torpe y que no puede lucirse ni actoral ni argumentalmente ante lo que le coarta un material de partido no especialmente atractivo a pesar de la valentía de hacer un musical con esta temática. Un cierre muy descafeinado para una edición del Festival en el que el mejor cine se ha visto (con diferencia) en las cada vez más interesantes secciones paralelas.

Nacho Gonzalo