San Sebastián 2015: El top 10 de lo visto en el Festival
Querido Teo:
A la espera de conocer el palmarés de esta edición #63SSIFF (en el lenguaje cada vez más en boga de las redes sociales a la hora de seguir festivales de este tipo) del Festival de San Sebastián hacemos nuestro particular top de las 10 películas que más nos han gustado en esta edición dejando fuera a las que por suerte ya vimos en anteriores citas y que a buen seguro hubieran entrado como "Mountains may depart" o "Mia madre".
1º Sunset Song (Terence Davies)
Sección oficial. En los primeros latidos de Festival se pudo disfrutar de la joyita que nos tenía preparada Terence Davies, el preciosista director de títulos como “The deep blue sea” que cuatro años después rebaja la solemnidad teatral y neblinosa de aquella para abordar el drama romántico de época clásico adaptando la novela de Lewis Grassic Gibbon que se centra en la lucha de una mujer que sufre la sociedad paternalista y machista de la Escocia de principios del siglo XX. La cinta se centra en tres actos; todos centrados en la determinación, autonomía y rebeldía de Chris Guthrie. Y es que la historia empieza con una chica cultivada e inquieta intelectualmente que sufre los desplantes de su padre, un pendenciero irascible y violento al que no podía dar vida otro que no fuera Peter Mullan, así como es testigo de los episodios de violencia a los que somete a su hermano y también a la desconsideración con su madre; que ocupa el rol de mujer abnegada y preocupada que en esta sociedad tiene como única misión la de parir y cuidar la casa. Dejando este entorno poco a poco atrás debido a las circunstancias, se acaba enamorando de un joven de buenos modales que la ama, la venera y la respeta hasta que la llegada de la guerra (y los mensajes de cobardía que recibe el joven) acaba minando la relación. Un drama de época y épica romántica que no decae en ningún momento sostenido en una medida y cuidada ambientación tanto pictórica como sonora con el uso de canciones tradicionales perfectamente insertadas y el trabajo de los jóvenes actores Agyness Deyn y Kevin Guthrie.
2º High-rise (Ben Wheatley)
Sección oficial. “High-rise” de Ben Weatley, el transgresor director de “Turistas”, ha presentado a concurso una de las cintas que desde el primer momento generó encendidos debates entre los que la elevan a cinta de culto y a los que les ha parecido una patochada que se excede en regodea en su aspecto más gore. Una distopía adaptando el clásico literario de J.G. Ballard en la que un neurocirujano se muda a un rascacielos en forma de complejo de ocio, tan anodino como intrigante, que actúa como reflejo de una sociedad clasista sustentada por el arquitecto que construyó el inmueble y también por unos vecinos muy peculiares que, en función de su estrato social, viven en él como si fuera una particular selva en el que la aparente calma. Un retrato áspero y mugriento sostenido por una atmósfera preapocalíptica en un reflejo crítico de la cloaca hedonista e impersonal de nuestro tiempo al que lo que más se le puede achacar es tener un final que desbarra bastante y que se pasa de tortuoso. En la cinta nos encontramos un nuevo duelo entre Tom Hiddleston y Jeremy Irons (el doctor y el arquitecto), habiendo coincidido ya como padre e hijo en la miniserie británica shakesperiana “The hollow crown”, siendo Luke Evans el que al final les acaba ganando terreno con un personaje que desata (aunque sea paradójico) la cordura a través de la rebelión.
3º Les démons (Philippe Lesage)
Sección oficial. Llegó en la última jornada y fue una de esas películas que todo cinéfilo espera en un certamen de este tipo. “Les démons” de Philippe Lesage, como su nombre indica, juega con los demonios reales y figurados de un crío de 10 años que vive en un Montreal asolado por una ola de secuestro de niños, así como por la deteriorada relación de sus padres, sus relaciones con sus amigos, compañeros y familiares y demás… Una cinta subyugante y llena de sordidez sobre la aparente calma que, además de mantener la intriga y el interés, provoca una gran fascinación por su manejo de la cámara, la planificación de secuencias y el uso de una música tan intensa como descriptiva. Y es que en ese entorno lo más interesante es como interactúa Félix con otros críos y también la subtrama de la psicosis tanto personal como social de los implicados en esas desapariciones de niños. Una cinta de la que no conviene saber mucho más pero que vale mucho la pena visionar y disfrutar quedándose absorto ante semejante propuesta que baña de intimismo y sobriedad la maldad tanto congénita como desarrollada que rodea a algo tan puro como la infancia.
4º La novia (Paula Ortiz)
Sección Zabaltegi. Quizás la acogida más entusiasta ya que tras la proyección de “La novia” muchos se preguntaron cómo era posible que esta película no estuviera entre las competidoras en sección oficial. Segundo largometraje de la directora Paula Ortiz, una realizadora que ya demostró intensidad y mimo a la hora de manejar a sus actores en el drama coral “De tu ventana a la mía”. Ahora lleva a cabo una adaptación sucia, intensa, pasional, racial y llena de simbología de “Bodas de sangre” de Lorca estando el espíritu del artista granadino bien presente en cada diálogo o piedra del árido paisaje de una cinta rodada en Aragón. Un triángulo amoroso y dos familias enfrentadas por los instintos más salvajes y difíciles de canalizar; los del corazón y las enjundias más carnales. Ortiz logra una cinta plásticamente bellísima, en el que la luz, el polvo y las sombras van dándose paso en una boda visceral en el que la pasión y la atracción acaba dinamitando toda convención o compromiso. Una película salvaje, gustosa y rica, tanto en su plasmación simbólica como en una adaptación que cala sin ser pretenciosa o acartonada acompañada de la música de Shigeru Umebayashi. Un referente y un proyecto valiente y arriesgado al que ha dado voz propia pero respetando las raíces más lorquianas. Además, la masterclass actoral de nombres como Inma Cuesta o Luisa Gavasa es de las que se estudian por muchos años.
5º Yo, él y Raquel (Alfonso Gómez-Rejón)
Sección Perlas. Directamente desde Sundance la triunfadora allí este año. La cinta nos sumerge en el mundo “teen” de instituto de una manera honesta y tierna cuando un chico espigado y algo pardillo, que tiene su principal relación social en su amigo y vecino negro con el que comparte afición por crear versiones alternativas y caseras de grandes títulos del cine, se ve empujado por su madre a entrar en contacto con una chica de su instituto (con la que apenas tiene relación) y a la que le ha sido diagnosticada leucemia. Siguiendo la frescura en la réplica de “Juno”, la entrañable relación que se establece entre los personajes de “(500) días juntos” y el factor enfermedad de “Bajo la misma estrella”, Jesse Andrews adapta su propia novela con la dirección de Alfonso Gómez-Rejón que dedica la película a su padre médico. La cinta se presenta formalmente como un diario, con sus sucesivos capítulos, en el que vemos poco a poco la evolución de una relación que se inicia como impostada pero que termina siendo reparadora para ambos y fundamental en sus vidas en ese momento tan clave como es el de la adolescencia con ese instituto como caldo de cultivo de frustraciones, pandillas y proyectos de futuro. Muy bien interpretada por todo el reparto de jóvenes revelaciones que aportan carisma, ternura y fuerza.
6º Anomalisa (Charlie Kaufman y Duke Johnson)
Sección Perlas. El curioso proyecto de Charlie Kaufman rodado en stop motion con unas marionetas que tienen más vida que algunos actores de carne y hueso. Y es que pocas veces se ha visto una escena sexual tan ardiente, natural y bien planteada como la que tienen en un hotel dos personajes. La cinta indaga de otra manera en las preocupaciones habituales del cine de Kaufman, y de paso de otros coetáneos como Michel Gondry o Spike Jonze, no siendo otras que la rutina, el aletargamiento, la alienación, la insatisfacción y la soledad. Todo representado por un tipo que va dando conferencias de gestión ante el cliente por distintos lugares conociendo a una chica más joven que él que le hará replantearse su vida hasta ese momento, una anomalía en su propia existencia. Algo sencillo pero bien tratado, con escenas desarrolladas con mesura y de manera nada atropellada, que tiene como curiosidad que sean David Thewlis y Jennifer Jason Leigh los que ponen voz a Michael y Lisa, la pareja de la que hablamos, mientras que Tom Noonan se encarga del resto de personajes, sean del sexo y la condición que sean. Como si fuera su Pigmalión, o bien la tabla a la que agarrarse, el canoso protagonista (hecho todos con una estética en la que parece que todos lleven gafas aunque no sea más que la grieta de su ensamblaje) se agarra a esa anomalía en su vida, ese torrente de emociones que le despierta una acomplejada chica llena de encanto y que tiene un gran momento entonando la canción más célebre de Cindy Lauper. Paramount se ha hecho con sus derechos en USA y merecería llegar a los Oscar.
7º El niño y la bestia (Mamoru Hosoda)
Sección oficial. La primera película animada en participar en la sección oficial del Festival de San Sebastián. De Japón tenía que ser ya que el cine oriental animado ya ha asomado en secciones paralelas del certamen en anteriores años. La cinta tiene todo lo que se puede esperar de ella; fábula con muchos valores de sacrificio, esfuerzo personal, trabajo en equipo, lazos que se establecen entre seres diferentes y amistad. Sin ser el mejor trabajo del reputado Hosoda, la cinta encierra una gran emoción en la historia de un chico de 9 años desarraigado y algo impertinente que queda al cuidado y mentoría de un oso; y es que la cinta imagina un mundo en el que la sociedad se divide entre las elites urbanitas con humanos y el Japón más tradicional y feudal en el que conviven animales con hábitos de comportamiento humanos. En una cinta con ecos a “Karate Kid” y “La bella y la bestia”, el oso entrenará al chico y ambos desarrollarán sus habilidades en este terreno además de canalizar a través de ello su cuestionable comportamiento en las relaciones sociales, siempre con la irascibilidad por bandera. Competiciones de altos vuelos, mucha filosofía nipona y la amenaza del agujero oscuro fruto del odio y el rencor en una cinta que conmueve y entretiene a ratos pero que sufre un arranque demasiado torpe y reiterativo y una sucesión de finales demasiado alargado demostrando que no se sabía muy bien cómo poner el cierre a una película que, sin embargo, sobresale por sus valores, prodigio técnico y aciertos.
8º Truman (Cesc Gay)
Sección oficial. La historia de dos amigos que vuelven a encontrarse debido a la enfermedad de uno de ellos en un Madrid (con escala en Amsterdam) al que llega el personaje de Javier Cámara desde el Canadá en el que ya ha hecho su vida para despedirse de su buen amigo al que da vida Ricardo Darín. A lo largo de cuatro días, y siempre acompañados por el inseparable perro que da título a la película, vemos como ambos encaran ese viaje hacia el destino final; quitándole toda frivolidad para adentrarse en las cosas realmente importantes alejándose de la compasión fácil y del enterramiento en vida. Un tiempo valioso para no estar entre hospitales y pruebas médicas, sino rodeado de las personas que realmente hacen que vivir haya valido la pena. La cinta basa su gran valor en la naturalidad que desprenden unos actores en estado de gracia, con una química brutal, en un guión efectivo pero poco llamativo que Darín y Cámara elevan, especialmente el primero adoptando la posición activa de la trama como el enfermo que busca dejar cerrados todos sus asuntos pendientes, acompañados por un amplio puñado de rostros conocidos en pequeños papeles. “Truman” golpea en emociones, con un final claramente arrebatador a la par que sencillo y coherente, estando llena de vida ante la llegada del adiós. La obra más redonda de Cesc Gay, uno de los títulos de la temporada y el trampolín al Goya de Ricardo Darín que tantas ganas hay de verle recibir.
9º 21 nuits avec Pattie (Arnaud Larrieu y Jean-Marie Larrieu)
Sección oficial. Autodescubrimiento en forma de fábula ligera de misterio con la desaparición de un cadáver y el despertar calentorro que le supone a la protagonista estar en contacto con la Pattie del título, la expresiva y descarada asistente de su madre apasionada del sexo en el sentido más amplio del término. Eso provoca que la actriz Karin Viard (“Polisse”, “Las chicas de la 6ª planta”, “La familia Bélier”) acabe erigiéndose como el alma de la película no teniendo reparos en hablar sin tapujos del sexo y de sus experiencias, por delante de la habitual meliflua Isabelle Carré, mezcla siempre de Amélie Poulain y Julie Delpy aportando una ingenuidad muy forzada a sus personajes. En el reparto un pueblerino salido (Denis Lavant), un escritor o no con tendencias necrófagas (André Dussollier) y el marido catalán de la protagonista (Sergi López) junto a una serie de personajes cada cual más pintoresco. Una cinta que empieza muy bien, que tiene momentos geniales, todos en los que está el personaje de Viard, pero que termina alargándose, patinando con ciertas pajas mentales de la protagonista y algún momento de ensoñación espectral realmente innecesario. Es la frescura, el dinamismo y la gracia al hablar sobre sexo lo que le permite estar en este listado debiendo mucho al descaro y gracia que aporta Viard al personaje.
10º El clan (Pablo Trapero)
Sección Perlas. “El clan” de Pablo Trapero (premio al mejor director en el Festival de Venecia) es una potente historia argentina a través de una familia que se pervierte para no perder estatus tras caída de la dictadura. Guillermo Francella está impecable en un papel sobrio y maquiavélico como el patriarca de los Puccio, mascarón de proa de una familia aparentemente modélica que (conocedores de la barbaridad de la que son testigos en su casa) son el perfecto ejemplo de lo que supone mirar hacia otro lado para que su tren de vida permanezca intacto. Francella, lanzado al estrellato con “El secreto de sus ojos” y destacado sobre todo en la comedia, hiela la sangre con un personaje bien dibujado del que se comprenden sus motivaciones y el porqué de sus actos, por muy reprobables que sean. En su deconstrucción “El clan” es muy cine de los 70 tanto en estética y banda sonora con la sombra de Scorsese o Lumet pululando y con un ritmo y una realización vigorosa desde el minuto uno, manteniendo la intensidad y la intriga, hasta los créditos finales en los que conocemos el destino que corrieron cada uno de los personajes de la película.
Nacho Gonzalo