San Sebastián 2010: Y entonces llegó Julia Roberts

Querido Teo:

Julia Roberts ha destilado sonrisa (comparada icónicamente con los ojos azules de Paul Newman) en su presencia en el Festival de San Sebastián para presentar la película “Come, reza, ama”. La película era lo de menos. El festival donostiarra se ha endosado un buen chute de glamour con la “sonrisa de América”. A pesar de sus aires de estrella y diva, su sonrisa y cercanía ha propiciado que se metiera a todos en el bolsillo. Julia sabe perfectamente cual es su arma de seducción: “Mi sonrisa no es un elemento interpretativo que yo domino. No tiene ningún mérito. Me la regalaron mis padres y a ellos estoy agradecida”. Llegaron por separado, primero Bardem y minutos más tarde Julia. El actor saludó a Roberts con un cariñoso abrazo antes de posar para los medios y subir juntos las escaleras de acceso al recinto. Roberts recibe el Premio Donostia como reconocimiento a su trayectoria cinematográfica.

Los dos actores se han convertido en la pareja del Zinemaldia y han dado muestra de su complicidad durante una rueda de prensa, una de las más concurridas de la Historia del certamen, en la que no se han aceptado preguntas sobre su vida personal. Julia ha viajado con su marido y sus tres hijos, de incógnito y alejados de todos los flashes. Aún así alguien se atrevió a desafiar la prohibición y preguntar a Bardem si su "nueva situación" (refiriéndose a su próxima paternidad) afectaría a sus planes profesionales. Roberts se acercó entonces sigilosamente al micrófono y quitando hierro al asunto canturreó en español: "Cuidadooooo" mientras él ponía cara de pocos amigos. Esta intervención fue recibida con un aplauso. Buen capote de la Roberts. Preguntados acerca de si les queda algo por hacer antes de morir (la cuestión morbosa del día), la actriz estadounidense se mostró muy sorprendida y enumeró cosas como leer, cocinar o estar con su familia. Y Bardem aseguró que si le dijeran que le quedaba sólo un día de vida tendría un único deseo: "Seguir viviendo". Bardem ha dicho de Roberts, a quien entregó esta noche el Donostia, que es "una profesional como la copa de un pino", que tiene "una valentía enorme, sin ningún miedo a arriesgar" y que además es "muy divertida". Ella ha respondido con un cariñoso golpecito en el hombro y diciendo que él le había facilitado el trabajo "de todas las formas imaginables". El español ha bromeado además sobre sus problemas para poner acento brasileño y ambos han recordado cómo Bardem casi atropella a Roberts en un momento del rodaje:"No sé qué tienen los directores que no se creen que no conduzco", ha dicho. También ha subrayado que el papel ha ido "más allá del aspecto físico o de comportamiento", porque, tal y como le dijo el Felipe original, "la película no tiene por qué parecerse a lo que ocurrió". La película habla sobre los placeres de la vida y Javier Bardem ha afirmado que le gusta "las cosas que le gustan a todo el mundo".

Preguntado sobre su poca presencia en el cine español en los últimos años, ha dicho que en estos momentos le llegan más cosas interesantes de fuera pese a que reconoce la dificultad añadida de trabajar en un idioma del que no tienes memoria. Pero, en el fondo, dijo, "lo que importa es el personaje, no lo que dices o cómo lo dices". Bardem ha anunciado de forma oficial su próxima participación en el proyecto que Terrence Malick comenzará a rodar en Octubre. "Estoy muy feliz. Es un director humanista, un poeta visual". Sobre el contenido del filme, el actor dijo no saber mucho más. "Conozco el cuento pero no los capítulos".

Todos encantados con una Roberts que incluso ha recibido una txapela del lugar. Todos menos los responsables de “La mezquita”, única película a concurso de la jornada que ha tenido que lidiar con el huracán. Una cinta de corte bajo y que se regodea en una pequeña anécdota. En ella el protagonista, Moha, enfrenta el problema de que alquiló una tierra de su propiedad para que se construyera el decorado de una mezquita para el rodaje de una película, que se ha convertido en un verdadero lugar de culto para sus vecinos, lo que le impide derribarla. Una película que más que buscar algún tipo de crítica política prefiere centrarse en el cotidiano modo de vida de un lugar.

Nacho Gonzalo (Coronado)