"Rocks", solidaridad, esperanza y multiculturalidad
Querido Teo:
En 2019, y en la recta final del certamen, compitió en el Festival de San Sebastián una modesta película británica que supuso toda una sorpresa aunque no le beneficiara el agotamiento que siempre implica ver una película en la coda de un certamen. El Jurado no recaló en ella pero sí que terminó erigiéndose en Reino Unido como la triunfadora de los premios BIFA del cine independiente británico en la edición de 2021 con 5 premios de 15 nominaciones. Semanas después ganaría el Bafta al mejor reparto y hace unos días ha llegado a España sin pasar por salas directamente a Movistar+.
La directora de “Sufragistas” (2015) ha cambiado completamente de contexto temporal pero en sus dos últimas películas no sólo ha demostrado que es una directora muy interesante sino que mantiene ese espíritu de rebeldía y camaradería femenina que se rebela frente a las circunstancias.
Después de centrarse en unas mujeres que peleaban por tener voz y voto en la sociedad británica patriarcal y clasista, en “Rocks” nos encontramos con unas adolescentes que son propias de una época marcada por el multiculturalismo en una barriada del este de Londres.
Chicas de origen africano, árabe o asiático que conviven y sacan virtud de sus diferencias porque lo que les une es remar hacia adelante en una sociedad que se da golpes en el pecho de que no es racista y de que da oportunidades a todos pero, que en verdad, no facilita las cosas para la gente con distinto color de piel moviéndose éstos en una espiral de miseria ante la falta de oportunidades de unos barrios anclados en una pobreza congénita.
Rocks da título a la película, una adolescente negra y con sobrepeso que podría recordar a la Gabourey Sidibe de “Precious” (2009) pero que aquí al menos parece haber encontrado cierta felicidad apoyada por su grupo de amigas, sacándose algún dinero maquillando a sus compañeras de colegio y viviendo con su madre y su hermano pequeño. Unas chicas que recuerdan a las de “Girhood” (2014) en sus conversaciones de azotea hablando de chicos, planes para el fin de semana y sueños por cumplir asistiendo a clase como un mero trámite educativo pero encontrando cierto orden para una vida en la que, en la mayoría de los casos, encuentran más paz allí en la convivencia diaria que sufriendo la situación de unos hogares en los que el panorama no es muy edificante.
Es lo que ocurre con la protagonista y su hermano cuando de la noche a la mañana su madre les abandona dejando sólo una carta en la que dice que les quiere pero que les deja por estar agotada y porque necesita encontrarse a sí misma. Una irresponsabilidad reincidente en el caso de una mujer que deja a sus hijos a su suerte y a merced de los Servicios Sociales frente a los cuales tendrá que lidiar Rocks para que no la separen de su hermano, un crío entrañable y verborreico que no entiende que su madre les deje sin más explicación, más cuando la única familia que tienen es una abuela enferma a la que tienen a miles de kilómetros de distancia.
“Rocks” es un estupendo drama social que no se ahoga en efectismos ni dramas telefilmeros con una protagonista que llena la pantalla como poco más que una niña a la que las circunstancias obligan a madurar de repente ante los bofetones de una vida siempre indomable, más cuando la falta de recursos es un hecho. Todo a través de un reparto lleno de naturalidad y carisma que nos introduce en un Londres multirracial alejado de las divagaciones del Brexit, enfrentándose a los avatares del día a día, en una puesta en escena que respira verdad (casi documental) y que se apoya en una playlist con aire hip-hop como elemento definitorio de una adolescencia perdida, que tiene mucho que ofrecer, pero que se rebela de manera rabiosa al no tener las condiciones y el favor del entorno para ello.
“Rocks” encierra temas profundos presentados de manera clara, directa y auténtica con unos jóvenes actores que son puro dinamismo y que se encuentran en un momento de definición personal, abocándose a su futuro pero todavía anclados en la falta de responsabilidades y en cierto hedonismo despreocupado más centrado en redes sociales y en charlas con las amigas que en abordar lo que el destino les pueda tener preparados. Hay fresco social, más descriptivo que juicioso, y sobre todo una vibrante energía que demuestra que la unión hace la fuerza cuando estas chicas emprenden la aventura de coger a tren e irse a Hastings para que Rocks pueda encontrarse con su hermano.
Una apuesta creativa, libre y que ve prevalecer cierto encanto, empatía y enérgica autenticidad sobre el drama social de barrio ya visto en muchas cintas británicas. Aquí no hay drama forzado y subrayado sino la muestra de que la vida es una macedonia de grises con momentos duros pero también rayos de luz ofrecidos por las personas con las que estamos a gusto y con las que sentimientos orgullo de pertenencia.
Un mensaje reconfortante de solidaridad y esperanza termina siendo el poso de una cinta que supone toda una sorpresa y que antepone las ganas de vivir a pesar de las dificultades en el camino gracias a un reparto descarado y lleno de vitalidad en el que sobresalen Bukky Bakray como Rocks, Kosar Ali como su amiga Sumaya y D’angelou Osei Kissiedu como su hermano Emmanuel.
Nacho Gonzalo