Recordando clásicos: Los grandes y pequeños Estudios en la edad de oro de Hollywood (III): Ejecutivos y productores
Querido Teo:
Los directores de los Estudios solían mandar en su territorio de forma casi tiránica. Pero necesitaban a subordinados, gente capacitada para manejar y cada uno de los aspectos y decisiones en las cuestiones de producción. Esos ejecutivos solían provenir de la industria del espectáculo. Eran ya algo experimentados en ese aspecto. Por debajo del jefe de producción de los Estudios había un grupo de supervisores llamados productores, cada uno de ellos encargados de cada película. El sistema de productores que predominó durante aquella época fue el inventado por MGM. Daban al director un guión acabado, le asignaban un presupuesto, elegían el reparto, etc…. El productor era el responsable directo del proyecto.
El rey de los jefes de producción era Irving Thalberg, de Metro. A los 20 años se convirtió en director general de Universal y pronto demostró ser una de las mentes más brillantes del negocio. En 1923, Thalberg abandonó Universal y se convirtió en vicepresidente y ayudante de dirección de Mayer Company. Impresionado por el buen gusto y la intuición de Thalberg, Mayer decidió no intervenir en asuntos relaciones con textos y elecciones de reparto. Thalberg respetaba la capacidad negociadora de Mayer y dependía de él para llevar a cabo sus decisiones estratégicas. A Thalberg le gusta asumir responsabilidades, confiando en su capacidad y criterio. Rodaba películas rápidamente y después las examinaba para aplicarle los retoques necesarios. Así pues, Mayer era el fabricante y Thalberg el creativo. Durante casi 20 años, el productor fue la figura más importante en la realización de las películas americanas. En ningún lugar estuvo más estructurado que en MGM, donde emergió bajo el mandado de Thalberg. Mayer sabía que dependía de sus productores y estableció un sistema de secciones que se mantuvo hasta su marcha en 1948. Por debajo de Mayer había cuatro ayudantes que constituían el centro de decisiones de MGM; Edgar Mannix era el director general de los Estudios, Benny Thau estaba al cargo de las relaciones laborales, Sam Katz era el especialista en producción y Al Litchman era el director de distribución.
Edgar Mannix se unió a Mayer en 1925. A pesar de su aspecto bronco, era un hombre generoso y honesto en las negociaciones. Benny Thau estaba al cargo de la búsqueda de talentos y el casting. Tenía sus preferencias por ciertos actores y su poder era prácticamente absoluto. Sam Katz ayudaba a Thau en la producción y estaba al cargo de la realización de los musicales de MGM. Aquellos musicales eran los más caros pero los mejor acabados e innovadores en la Historia de Hollywood. Al Litchman se pasaba la mayor parte de su tiempo en el Este, colocando las películas en las salas de proyección. Por debajo de estos ejecutivos estaban los productores, que supervisaban las películas de la Metro y eran figuras claves en el organigrama de MGM. Cada uno seleccionaba su propio material de trabajo, lo desarrollaba con los guionistas que elegía, nombraba el director y el reparto, supervisaba el rodaje y tenía la última palabra en el montaje y la música de la película. Metro alardeaba de tener tres grandes productores musicales: Freed, Pasternak y Cummings. Pandro S. Berman, que había trabajado en RKO produciendo muchas de las pelis de Fred Astaire y Ginger Rogers, se incorporó a MGM en 1940. Pandro se dedicó a los dramas, las comedias y los clásicos. Por encima de todo, era un productor amparado por una major, lo cual significaba que su tarea más importante era encontrar un argumento, guionizarlo, encontrar un director, escoger el reparto y rodar la película echando mano de la gente de los Estudios. No todas las películas de MGM eran grandes producciones, pero incluso sus películas de serie B tenía un mejor acabado que muchas pelis de serie A de otros Estudios.
En Paramount los productores gozaban de mayor independencia pero de menos poder. Jesse Lasky estaba a cargo de la producción. Se trajo de Europa a Maurice Chevalier, Pola Negri y Ernst Lubitsch. En 1928, B.P. Schulberg fue nombrado director de los Estudios. Era un hombre trabajador, de los de 24 horas al día. En 1932, tanto Lasky como Schulberg abandonaron Paramount. Llego entonces Emanuel Cohen, que fue jefe de producción un par de años durante los cuales firmó a Bing Crosby y Mae West. En 1935 le reemplazó Lubitsch, el cual no duró mucho. Los Estudios, al borde de la bancarrota, se reorganizaron en 1936; Barney Balabay fue elegido presidente, Frank Freeman era jefe de producción y William LeBaron como ayudante de producción de Freeman. Barney Balaban, principal accionista de la Paramount, era un hombre muy trabajador. Balaban exigió que el director de operaciones de la costa oeste fuera un hombre de su confianza. El escogido fue Frank Freeman, que dirigió Paramount de un modo efectivo, pero sabía poco de cine y nunca se propuso aprender. Dedicaba más su esfuerzo a lo laboral más que a lo creativo. En cuestiones de producción delegaba en William LeBaron, que demostró ser un ejecutivo comprensivo y querido por actores y directores. En 1941, LeBaron fue sustituido por Buddy DeSylva, que reconocía a las personas con talento y sabía cómo conseguir lo mejor de ellas. Gestó la provechosa relación entre Bing Crosby y Bob Hope, además de impulsar las carreras de Alan Ladd y Betty Hutton. Y por otra parte estaba Cecil B. DeMille, la figura más soberbia de Paramount y que disponía de su propio grupo de trabajo, independiente de la estructura de los Estudios. En 1944, Hal Wallis gozó de una independencia parecida rodando sus películas en Paramount. Tenía su propia nómina de actores, tenía ojo para el talento y una gran capacidad para crear argumentos, convirtiéndose en uno de los grandes productores de Hollywood.
Jack Warner dirigía Warner Bros. de manera férrea, aunque contaba con Darryl F. Zanuck como su producto ejecutivo y hombre de confianza. Éste controlaba los guiones, el montaje de las películas, decisiones sobre repartos, vestuario y decorados. Cuando Zanuck abandonó el Estudio en 1933, Hal Wallis se convirtió en el productor ejecutivo de Warner. En aquellos tiempos, el Estudio hacía unas cincuenta películas al año. Wallis supervisaba simultáneamente al menos cuatro películas y cuatro guiones. Su jornada laboral empezaba con reuniones con guionistas, discutía con directores de fotografía, decidía el vestuario, examinaba las bandas sonoras y se lo comunicaba a Jack Warner. Wallis se hizo con el control de todas las etapas de producción de una película. Hacia el final de su estancia en Warner Bros., Wallis dirigía a su equipo y se concentraba en una película al mismo tiempo. A raíz de una incidencia en los Oscar entre Wallis y Warner, en la cual Warner se levantó a recibir el Oscar a mejor película por “Casablanca”, Wallis se puso furioso y presentó su dimisión. Fue cuando Warner asumió más control y escogió a Steve Trilling como ayudante ejecutivo. Era alguien educado y tranquilo pero con poco talento. Bill Koening fue el director de los Estudios de Waner Bros. durante años. Era un gran ahorrador, recortando gastos de cualquier sitio y desempeñando su labor con eficiencia. Henry Blanke permaneció en Warner casi cuarenta años. Era muy meticuloso. Eliminaba siempre lo que le parecía necesario y recortando lo superfluo. Jerry Wald era otro importante productor de Warner Bros. Era impulsivo y oportunista. Leía vorazmente en busca de posibles historias; sinopsis de novelas, de obras de teatro, examinaba una docena de libros por semana. Estaba también Bryan Foy, que supervisaba las películas de serie B, las cuales suponían la mitad de las cintas que salían del Estudio. Aun así, Jack Warner apenas prestaba atención a las películas de serie B.
En Fox, Winfield Sheehan ejercía de jefe de producción en el Estudio antes de su fusión con 20th Century. Desde el mismo momento en que se formó 20th Century Fox, Darryl F. Zanuck dominó la producción de todas las películas de serie A del Estudio. Trabajó con los guionistas, decidió los repartos, supervisaba el montaje final y decidía cuando una película estaba lista para su estreno. Por debajo de Zanuck estaba William Goetz, quien sustituyó durante un tiempo a Zanuck mientras éste se incorporó al ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Poco después del regreso de Zanuck, Goetz abandonó los Estudios para crear International Pictures. Lew Schreiber, otro de los ejecutivos de Zanuck, era director de casting, de los Estudios y chico para todo. Sol Wurtzel supervisaba las películas de serie B.
En RKO, los directivos eran despedidos cada año o dos, una situación inestable que dificultaba el trabajo ya que la política del Estudio cambiaba constantemente. William LeBaron fue el primer jefe de producción de los Estudios. Le costaba sacar una o más películas por semana y se vio sometido a una gran presión. Sarnoff, presidente de la corporación, le sustituyó por David O. Selznick. Este reforzó el equipo directivo con George Cukor, Ben Hetch y Dudley Nichols. Selznick, tenía mucha imaginación y sentía devoción por la calidad. Era ambicioso, participaba en cada etapa de la producción y a veces reescribía los guiones. En 1933, Selznick dimitió y fue sustituido por Merian C. Cooper. Cooper favoreció la producción de películas de acción y aventuras, siendo elogiado por “King Kong” (1933). Debido a problemas de salud, en 1934 fue sustituido por Pandro Berman. Demostró ser un excelente director de Estudios. Los musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers tuvieron los mejores compositores: Irving Berlin, Jerome Kern, George Gershwin y Cole Porter. Contrato a buenos directores como George Stevens, Mark Sandrick, Gregory La Cava y Leo McCarey dándoles carta blanca para que realizaran un trabajo de calidad. En 1934, Berman retomo su actividad como productor y delegó las responsabilidades de producción en manos de B.B. Kahane, presidente de la compañía. Kahan fue sustituido por Spitz, quien eligió a Sam Briskin como jefe de los Estudios. Años después, George Schaefer se erigió como nuevo presidente de RKO. Lo convirtió en una empresa prestigiosa que potencia las producciones de calidad basadas en obras literarias y teatrales. Y eso atrajo al joven y brillante Orson Welles a los Estudios donde se rodó “Ciudadano Kane” en 1940. En 1942, Charles Koerner tomó el mando de la producción y, bajo su mandato, los Estudios abandonaron las películas de prestigio en favor de películas de menor presupuesto. La muerte de Koerner en 1946 obligó a N. Peter Rathvon, el nuevo presidente de la corporación, a dirigir la producción durante un año. Pero en 1948 el millonario Howard Hughes compró los Estudios y su cadena de salas de proyección por unos nueve millones de dólares. Lo primero que hizo Hughes fue parar toda la producción, despidiendo a casi 700 empleados y reinando un caos casi absoluto terminando con los días de RKO como uno de los grandes Estudios.
En Universal, Charles Rogers fue nombrado presidente pero no sabía nada sobre la realización de películas y fue sustituido por Nate Blumberg, que sabía cómo vender una película pero ignoraba todo acerca de los guiones. A mediados de los años treinta, Joseph Pasternak se reveló como uno de los productores de Universal ya que sus musicales protagonizados por Deanna Durbin salvaron a la compañía de la ruina económica. En 1946, Universal se fusionó con International Pictures llamándose Universal-International con William Goetz como jefe de producción. Goetz quería hacer buenas películas pero el Estudio siguió la tendencia de Universal de hacer comedias baratas, películas de terror y westerns de bajo presupuesto.
En Columbia, Harry Cohn era el jefe de los Estudios y supervisaba la producción, mientras que Sam Briskin era el director, quien firmaba los contratos y ejecutaba las órdenes de Cohn. Irving Briskin dirigía la serie B de Columbia. Era un hombre rudo pero inteligente y trabajador. Entre los productores de los Estudios estaban Sam Katzman, especializados en películas baratas y el productor-director Frank Capra, responsable de los mayores éxitos de Columbia en los años treinta y cuarenta. Trem Carr fue el primer jefe de producción de Republic. En menos de un año, su puesto fue ocupado por Nat Levine, que creo el formato de serial. Sol Siegel produjo una serie de westerns musicales muy populares para Republic, muy exitosos. En Monogram funcionaban a partir de un grupo de escritores y directores independientes, con productores que se encargaban de poner en común sus ideas.
Evidentemente, había conflictos entre productores y ejecutivos por un lado y los actores, el director y el resto del equipo por otro. Los productores anteponían el beneficio económico de los Estudios ante todo. Los choques de personalidad eran frecuentes, en especial con los directores, pero a veces debían de subordinarse a sus opiniones como una manera de catalizar que la película finalmente se rodara y acabara en condiciones. Algunos productores eran más organizadores que creativos, otros querían dar su toque personal. Pero al margen de esos detalles, el sistema de productores en el Hollywood clásico fue el origen de los grandes Estudios y aseguró que la película finalmente llegara a los cines. Y por supuesto, que diera el beneficio necesario.
Javi Leiva