¿Qué fue de… Daryl Hannah?
Querido primo Teo:
En el pasado verano se estrenó la serie de Netflix "Sense 8". Y en su reparto figura una Daryl Hannah a la que cuesta muchísimo reconocer porque nada tiene que ver con aquella sirena que enamoró a Tom Hanks y a los espectadores con “1, 2 , 3… ¡Splash!”.
Hannah (Chicago, 1960) se formaría como actriz en la Universidad del Sur de California y debutaría en el cine a la edad de 18 años con la película “Furia” de Brian De Palma, pero sería en la década de los ochenta cuando realmente se daría a conocer al público. Primero al interpretar a Pris, la replicante con habilidades gimnásticas en "Blade Runner" de Ridley Scott estrenada en el año 1982, y dos años después cuando se convirtió en una sirena en “1, 2, 3… ¡Splash!” de Ron Howard, papel que se disputó con otras actrices como Sharon Stone, Michelle Pfeiffer o Kathleen Turner. El film fue un gran éxito comercial, situándose entre los 10 títulos más taquilleros de ese año, también fue muy bien recibida por la crítica y su guión fue nominado al Oscar.
Convertida en una estrella se dio un castañazo considerable con la adaptación cinematográfica de “El clan del oso cavernario” dirigida por Michael Chapman, el film fue un sonoro fracaso de taquilla y tuvo críticas muy malas. Daryl Hannah llamaba más la atención por su belleza que por su talento interpretativo, y eso quedó patente con “Peligrosamente juntos” y, sobre todo, con “Wall Street” de Oliver Stone por la que le concedieron el Razzie a la peor actriz de reparto. En el año 1989 le vimos interpretar a un patito feo en “Magnolias de acero” que se convierte en un pibón después de una sesión de chapa y pintura y cambiar su estilismo. También mostró su vertiente más dramática en “Jugando en los campos del Señor” de Héctor Babenco.
A partir de la década de los noventa comenzó su declive y solamente destacó por sus trabajos en “Two much” de Fernando Trueba, por la que volvió a estar en los Razzie, o “Conflicto de intereses” de Robert Altman. Su gran oportunidad de colocarse en la primera línea le llegó de la mano de Quentin Tarantino que le ofreció el caramelo de Elle Driver, la letal asesina tuerta de “Kill Bill”. Pero el que pudo ser su comeback se quedó en simple anécdota. Hannah siguió trabajando pero para muchas producciones destinadas a la televisión o que van directamente a las estanterías del videoclub. También se ha forjado como actriz en el teatro, la crítica no le puso mal cuando protagonizó “La tentación vive arriba” y en el 2002 rodó el documental “Strip notes” como parte del proceso de casting que realizó el director Michael Radford que buscaba strippers para su pelicula “Dancing at the Blue Iguana”.
En la serie “Sense 8” da vida a Angelica Turing, que se convierte en el nexo sensorial que une a los ocho protagonistas de esta producción de Netflix que cuenta con el sello de los hermanos Wachowski, y de la que ya se ha asegurado una segunda temporada.
Mary Carmen Rodríguez