"Madre!"
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El argumento: A una mujer le pilla por sorpresa que su marido deje entrar en casa a unas personas a las que no había invitado. Poco a poco el comportamiento de su marido va siendo más extraño, y ella empieza a estresarse y a intentar echar a todo el mundo.
No conviene ver: Darren Aronofsky presenta en "Madre!" un auténtico delirio que empieza con un tono gótico para terminar en una deriva satánica y gore que removerá estómagos y con el que el director se suicida directamente dentro de la industria de Hollywood. Y es que, después de todos los intentos de amoldarse al cine más convencional con películas como “Noé”, parece que avergonzado de todo ello vuelve a sus orígenes y a lo que realmente quiere hacer teniendo la fortuna (y valentía de los productores que han validado este proyecto) de contar con estrellas y medios para conseguir su propósito. La aparente e idílica vida en una casa apartada de un poeta en crisis profesional y su joven esposa se ve interrumpida con la llegada de un doctor y su mujer lo que terminará encadenando una serie de hechos imprevisibles que amenazarán la estabilidad y la cordura del entorno, especialmente el estado mental del personaje interpretado por Jennifer Lawrence que ve su vida desestabilizada y su casa patas arriba. La cinta destaca por una primera parte que recuerda más al subgénero de residencias con misterio oculto, por cómo juega con la atmósfera y los espacios de una manera que entronca con el cine de Hitchcock y Polanski, abrazando definitivamente a este último en una deriva que recuerda a “La semilla del diablo” e incluso a los asesinatos satánicos de sectas como la de Charles Manson. No conviene desvelar mucho más del argumento pero es verdad que Aronofsky desbarra, escandaliza e irrita de una manera abusiva para el espectador y excesiva con un propósito como sólo es el de incomodar más que el de pretender sugerir o dar un paso adelante en una filmografía que, no sólo ahora involuciona en calidad, sino que amenaza con volverlo a convertir en un outsider del que la industria retire su apoyo ya que estamos ante una cinta altamente polémica y con un mensaje muy cuestionable como autor. En el reparto destaca Jennifer Lawrence como una mártir tanto a nivel interpretativo ante semejante circo como con un personaje que sufre ser la única que desde el minuto uno comienza a sentir que algo no va bien. Ella corona un reparto grotesco en permanente estado de desquicio en el que vemos a Javier Bardem, Ed Harris, Domhnall Gleeson, Kristen Wiig y, sobre todo, una Michelle Pfeiffer que no ha estado más diva y magnética en los últimos 20 años ante la ausencia de papeles merecedores de su talento y físico. En el apartado técnico el director se rodea de su equipo habitual destacando la dirección de fotografía de Matthew Libatique. A pesar de todo, y mensajes bíblicos y alegóricos al margen Aronofsky sí que va a conseguir algo con esta película y no es otra cosa que generar división de opiniones entre fieles enfervorizados a los que le va la marcha y detractores escandalizados por su propuesta por un lado y también deseosos de tirarlo del pedestal por otro.
Conviene saber: Darren Aronofsky encara en su séptimo largometraje su proyecto más polémico que pudo verse a competición en el Festival de Venecia 2017.
La crítica le da un DOS