"Los dos Papas"

"Los dos Papas"

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La web oficial.

El argumento: Explora la relación entre el Papa Benedicto y el Papa Francisco, dos de los líderes más poderosos de la Iglesia Católica, que deben abordar sus propios pasados ​​y las demandas del mundo moderno para que la institución avance.

Conviene ver: "Los dos Papas" es un título más dentro de las apuestas de Netflix esta temporada pero todo parece indicar que estaremos ante un título que quedará eclipsado por “El irlandés” e “Historia de un matrimonio”. Fernando Meirelles en la dirección y Anthony McCarten en el guión se centran en ese periodo de transición en la Iglesia católica que va desde la rectitud e inflexibilidad de la vieja escuela representada por Benedicto XVI y los aires más extrovertidos y sociales de Francisco I, el primer Papa latinoamericano. Es precisamente este último el que se podría considerar protagonista de una cinta que se adentra en sus años de juventud en los arrabales de su país donde ejerce su misión de fe e incluso tiene que elegir entre llevar a cabo una vida mundana con una mujer o cumplir el mandato que Dios le tiene reservado cuestionándose también su papel en la convulsa época de la dictadura de Videla con compañeros y ciudadanos silenciados, incluso miembros de su congregación detenidos y torturados mientras él era obispo, o simplemente borrados del mapa de la peor manera. La cinta no se adentra en diatribas religiosas sino que es el contraste de personalidad de dos hombres, que dentro de la misma institución, tienen diversas formas de ver la vida marcados ambos por sus experiencias y como si fuera una réplica en el Vaticano del mito de “La extraña pareja”. Vemos a un Benedicto cansado ante la responsabilidad que le ha tocado llevar a cabo, y que llevará a su renuncia, y a un Francisco dicharachero apasionado del fútbol de su equipo San Lorenzo y que descubre al otro Papa música como la de ABBA (sonando Dancing Queen en la mismísima Capilla Sixtina) o The Beatles así como bailar un tango o ver la vida con curiosidad e ilusión por lo mundano más allá de la teología más erudita. Luchan por entenderse, defender sus posturas y también perdonarse mutuamente como hombres ante sus errores y su papel ante la línea de lo que es cambiar o transigir.

No hubiera tenido mucho sentido convertir la historia de estos pontífices en una “buddy movie” pero el problema de ello es que no saca partido a la épica que podrían tener algunos momentos, como los sucesivos cónclaves, la lucha de las diversas facciones por los pasillos o el lado más personal de ambos siendo un conjunto blanqueador sobre la institución que pasa de puntillas por todo lo que rodeó a la renuncia de Ratzinger. Al final queda un conjunto teatral demasiado anecdótico y liviano, con la afición de Benedicto por la serie del perro Rex, o la forma que tiene cada uno de ellos de cenar, bien en soledad, o bien de manera dicharachera, sostenido en el trabajo de dos grandes actores que, no obstante, estando muy bien no tienen tampoco el suficiente material para sacarle partido más que el peso que los personajes tienen ya de por sí. Son las conversaciones de dos colegas de profesión sólo con la diferencia de que son servidores de la iglesia a la que han abrazado toda su vida moviéndose en un tango dialéctico al que le falta chispa y contundencia pero que contraponen el conservadurismo de uno y el reformismo (dentro de lo que es una institución tan anclada en la tradición) de otro sin evitar tratar temas espinosos como la corrupción de la banca vaticana, los abusos sexuales y el apoyo tendente al poder (por muy totalitarista que sea) de la religión aunque ese mensaje pierda fuerza entre pizzas y chascarrillos. Dos hombres a los que les une su humanidad, creencia y el ser servidores de Dios así como convivir con cierta dimensión política que da el cargo. Anthony Hopkins lleva a cabo uno de sus trabajos más lúcidos y alejados de artificio y tics actorales en años siendo todo presencia y mirada mientras que Jonathan Pryce sobresale desde el punto emocional de la historia con la carga de lo vivido en su pasado dominando el inglés, el español y el italiano, los idiomas en los que tiene que desenvolverse en la película pero no pueden hacer más ante un guión de Anthony McCarten que ha encontrado anteriormente mejores trabajos dándole Oscar a las interpretaciones que llevaron a cabo Eddie Redmayne, Gary Oldman y Rami Malek por algunos de los personajes (reales) que ha escrito recientemente para el cine. Meirelles cumple dándole todo el poder a sus actores con una realización en la que se tuvo que recrear la Capilla Sixtina, con los frescos de "El juicio final" de Miguel Ángel, y la Plaza de San Pedro. “Los dos papas” es una película que se ve bien con una corrección que no trasciende y que a buen seguro se diluirá como un azucarillo tanto en la carrera de premios como dentro del amplio catálogo de la plataforma que le acoge.

Conviene saber: Fernando Meirelles cuenta con el guión de Anthony McCarten en esta cinta que pudo verse en el Festival de Toronto 2019.

La crítica le da un SEIS

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