Las realidades paralelas de Spike Jonze

Querido Teo:

Spike Jonze es una figura curiosa dentro del mundo del cine. Un director procedente del mundo de los videoclips que con su primer trabajo descolocó al personal apropiándose también de un gran número de fans. En “Cómo ser John Malkovich” proponía un rompecabezas en el que la fama y la ambición se daban de la mano. Además de convertirse en ídolo gafapastero la industria lo acogió dentro de los suyos consiguiendo una nominación al Oscar como mejor director. Después vendría “Adaptation (El ladrón de orquídeas)” en la que con guión de Charlie Kaufman lograba dar veracidad a un libro tecnicista sobre el mundo de las orquídeas. Ya había sido aclamado como director de videos musicales para gente como Chemical Brothers o R.E.M y ahora también era un nombre a seguir en el mundo del cine. Cuando se conoció que adaptaría la obra "Donde viven los monstruos" de Maurice Sendak muchos pensaron que se encontraba ante su gran reto.

La noche que Max se puso su traje de lobo y comenzó a hacer una travesura tras otra, su madre le dijo “¡ERES UN MONSTRUO!” y Max le contestó “¡TE VOY A COMER!” y lo mandaron a la cama sin cenar. Así empieza una historia, convertida en clásico infantil de culto, en la que el joven protagonista encerrado en su cuarto, decide embarcarse hacia un mundo fantasioso: la isla de las cosas salvajes, donde enfrenta sus miedos, opaca a los monstruos que viven ahí y termina convirtiéndose en el rey. No obstante, Max termina extrañando a alguien que lo quiera de verdad.

Desde 1963 la obra de Sendak no ha hecho más que convertirse en un clásico recomendadísimo por educadores y especialistas, a pesar de que en Estados Unidos su recepción no fue tan positiva. Muchos padres criticaban como la moraleja de Sendak era que el niño, a pesar de sus travesuras, terminaba recompensado. El gran logro de la adaptación no es otro que dotar de lenguaje cinematográfico a una historia que si destaca es por sus imágenes visuales. La obra original prácticamente no tiene diálogos y basa su éxito en las ilustraciones que le acompañan. Por ello, Jonze ha tenido que llevar a cabo su particular “Una historia interminable”, aquel clásico de los 80 que adaptaba a Michael Ende y que se convirtió en una película infantil de culto para esa generación. Todo porque en una mente todavía infantil, sin la perspectiva de grandes responsabilidades, siempre ha resultado muy atrayente el viaje a otros mundos donde uno es bien recibido y donde la sorpresa reside en cada esquina.

De ahí la importancia del diseño de unos monstruos que debían mostrar su aspecto salvaje combinado con unas reacciones típicamente humanas, lo que se consiguió a través de una técnica muy depurada que combina muñecos gigantes, creados artesanalmente, con efectos digitales de última generación que mejoraron la expresión de sus rostros. Tanto que incluso los productores se mostraron algo inquietos ante la posibilidad de que asustaran a los niños. Jonze, que es todo un niño grande, considera que los niños son más inteligentes de los que todo el mundo cree y, por ello, su cine (más que navegar en reflexiones e intentos de extraer presuntuosas interpretaciones) hay que verlo con la mente de un niño de 9 años por todo lo que tiene de absorbente y aventurera. Es la mejor manera para comprender las distintas realidades, las paralelas, que nos presenta Spike Jonze película a película.

Nacho Gonzalo (Coronado)