La mirada del Caníbal
Querido primo Teo:
En la última edición del Festival de San Sebastián se pudo ver “Caníbal”, la última película de Manuel Martín Cuenca, que protagonizan Antonio de la Torre y Olimpia Melinte, y que llega esta semana a nuestras pantallas. Una película oscura, y en algunos momentos fría, que nos cuenta la historia de Carlos, un prestigioso sastre granadino con una doble vida aterradora.
Estamos ante un personaje de múltiples capas. La externa es la de un hombre pulcro, tranquilo y elegante, una apariencia tras la que van escondiendo todos los demonios que atormentan un alma hasta que sólo queda de ella una sombra grotesca, capaz de perpetrar los peores crímenes y no sentir remordimiento alguno.
La cuidada estética de la película se basa en una fotografía excepcional (premiada en el Festival) y un montaje muy logrado que muestra tanto como esconde. Todo lo que sucede fuera de plano es tan importante como lo que vemos. De hecho lo que vemos, normalmente, es consecuencia de aquello que hemos intuido. Todo ello es, además, un reflejo de la personalidad esquiva del sastre, al que nada parece inmutarle.
Pero con todos los argumentos a favor con los que cuenta la película, el mayor acierto es la elección del actor protagonista. A De la Torre ya le hemos visto encarnar personajes más o menos violentos con anterioridad, como Sergio, el payaso de “Balada triste de trompeta”, pero esa era una violencia física, lo que no funcionaba en el interior salía a golpes al exterior del personaje. Sin embargo, aquí economiza la vertiente física de la interpretación, y deja que el personaje asome en su mirada con una claridad que encoge el corazón. En una cinta en la que la mayoría de los actos violentos se intuyen, se necesita a alguien cuya mirada te diga que es capaz de cometer esos actos. Y De la Torre lo consigue. Es la mirada del monstruo, del animal atrapado, la que aflora en las escenas más cotidianas, y son las que le dan aún más profundidad al personaje.
La frase “los ojos son la ventana del alma” es tan tópica como cierta. Y más en el caso de los actores. En este caso, plano tras plano, se acaba teniendo la desasosegante impresión de que no estamos ante una interpretación. El tipo de la pantalla se llama Carlos, es caníbal, y tiene las mismas facciones que Antonio de la Torre. Posiblemente se pueda decir aquello de que logra “perderse en el personaje”, pero no es así. De hecho, es todo lo contrario, estamos antes un ejercicio de control tan férreo sobre el personaje que cualquier movimiento, diálogo etc… sale de Carlos, no del actor.
Tras el paso de la película por el Festival de Toronto y el de San Sebastián, en los que las críticas hacían hincapié en el papel del protagonista, le toca al público enfrentarse al caníbal.
Tu prima.
Rodasons
Acabo de ver la película y he hecho un comentario, el mio claro..., en Facebook. Entre muchas cosas y se que soy pesado pero, "me gustan las pelis de POCAS PALABRAS, en donde los silencios y las miradas hablan. Me gusto LA MITAD DE OSCAR y me ha gustado CANÍBAL. Antonio de la TORRE "inmenso" como siempre y la actriz rumana en sus dos papeles, estupenda. Y que decir del marco especial en el que se desarrolla la historia, la Granada, mi querida Granada., "la Carrera del Darro", "la Plaza de la Catedral", "el Casco histórico" y "Sierra Nevada" con unas imágenes de infarto. Y la cámara; ! Dichosa ella que capta primorosamente los "silencios y las miradas. Y por ultimo, un guion difícil que Manuel y Hernandez logran hacerlo creíble, facil. Como actor y por ende amante del cine del bueno, gracias Manuel Martin Cuenca, gracias a todos los que trabajado en él, actores, técnicos, catering, etc..- Un abrazo. Martin Mujica
Que bonitas palabras, Martin. Se habla poco de Granada, y es protagonista, a su manera, de la película. Quizás porque (punto para Martín Cuenca) no convierte la película en un publirreportaje turístico, algo en lo que caen otras películas.