"La biblioteca de la medianoche"
Que levante la mano el que nunca haya pensado en poder retocar su pasado para mejorar una decisión. El cine está lleno de una Nina casi tan antigua como el pensamiento escrito, empezando por esa piedra angular del tema, la trilogía que reunió a Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson o Elisabeth Shue, con cameos de Steven Spielberg, Huey Lewis, ZZ Top, Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers, o Elijah Wood. "Regreso al futuro" es la serie de películas más popular de un tema muy recurrente que acaba de entrar en el universo literario del escritor británico Matt Haig, que elige la ambientación de una biblioteca peculiar que se alcanza solo a medianoche, un concepto moderno del tiempo, a partir de la existencia del mandato de los relojes impuestos en nuestras vidas por la llegada de los ferrocarriles y la revolución industrial.
Título: "La biblioteca de la medianoche"
Autor: Matt Haig
Editorial: AdN Alianza de Novelas
Matt Haig enfermó de depresión a los 24 años y estuvo cerca de suicidarse para salir de la enfermedad. Le salvaron los libros y una novia que le impulsó a poner en papel lo que sentía. Ha tardado dos décadas en convertir parte de aquella situación en su último libro, cuando ya es un escritor de éxito, traducido a 40 idiomas, con mujer y dos hijos, que le han inspirado algunas de sus novelas dirigidas a los adolescentes y sus vidas atribuladas por hormonas descontroladas y sentimientos al galope.
Nora se siente fracasada en todos los frentes de su vida y tiene a mano el alcohol y las pastillas necesarias para resolverlo. En las primeras treinta páginas del libro, Haig recupera sus propias sensaciones y luego se abre una puerta, una salida que conduce a una biblioteca muy extraña, abierta solo para Nora en un espacio de tiempo muy breve, cuando el cuerpo percibe su final, pero todavía no se ha producido.
En esa biblioteca entrevista entre brumas, con el tiempo detenido, la espera la bibliotecaria que conoció en su instituto, o una versión sabia y poderosa de ella. Las estanterías están llenas casi hasta el infinito de libros semejantes, aunque también diferentes. En su conjunto relatan las múltiples vidas que Nora hubiera tenido según hubiera tomado decisiones diferentes. La teoría de las cuerdas y sus mundos paralelos llevados al límite, porque sólo el haber cruzado una calle en otro momento, o perder un avión, es un movimiento ligero que puede abrir otro universo que, como el juego de bolas que apasiona a los japoneses, tiene la consecuencia de cambiar toda una ruta.
Es fácil empatizar con Nora, porque es corriente haberse sentido a la deriva en algunos momentos de nuestras vidas. Todos percibimos instintivamente que haber hecho cosas de otras maneras nos sumergen en un espacio impredecible, no necesariamente mejor del que hemos construido con nuestras decisiones, pero tal vez.... Nora tiene aquí la ocasión de experimentar con algunas de esas vidas posibles para llegar a una conclusión relacionada con el sentido de la vida, o su falta de sentido.
Casi todos los libros de Haig tienen cierto poder "medicinal", un propósito positivo de reforzar valores humanistas, solidarios, y con frecuencia usando el sentido del humor, la capacidad de reírnos de nosotros mismos, abusando del drama hasta desactivarlo.
A Haig le va muy bien desde hace años porque tuvo mucho éxito entre los lectores con "Razones para seguir viviendo" o "Apuntes sobre un planeta estresado", y también se han leído mucho "Cómo detener el tiempo", "Los humanos" y "Los Radley". Ahora se suma "La biblioteca de la medianoche" que, además de ser uno de los libros más vendidos del 2020 en Reino Unido, será llevada al cine con el propio Haig como productor. También se estrenará en los próximos meses una versión de su libro infantil "El chico que salvó la Navidad".
Yo me he sumado a los lectores de esta biblioteca con placer, porque Nora me ha caído muy bien y me tomaría con ella más de una copa de vino, ya fuera en el pub que abre con un novio en una de las primeras vidas que no tuvo, como en la Australia donde la lleva otra de ellas.
Carlos López-Tapia