In Memoriam: Tony Scott, acción adrenalítica y de autor

Querido Teo:

Como si fuera fruto de una adrenalítica escena de sus películas de acción, el final de Tony Scott no ha podido ser más cinematográfico (a la par que triste y doloroso). Esta madrugada sorprendía la noticia del suicidio del director y productor Tony Scott a los 68 años arrojándose desde el puente de Vincent Thomas, que une la localidad de San Pedro y la isla terminal de Los Ángeles, tras dejar una nota de suicidio en su coche. Al siempre criticado hermano de Ridley Scott, a pesar de haber conseguido una carrera más que exitosa, le corresponden notables cintas como “Top gun” y “Amor a quemarropa”, además de varios títulos de acción (convirtió a Denzel Washington en su actor fetiche en cinco películas como "Marea roja", "El fuego de la venganza", "Déjà vu", "Asalto al tren Pelham 123" e “Imparable”). Además, destaca su notable trabajo en la producción de películas y series como la valorada “The good wife”. Las últimas noticias procedentes de medios USA como la ABC señalan que a Tony Scott se le había diagnosticado un tumor inoperable en el cerebro, circunstancia que podría explicar su triste final. Su hermano Frank falleció también a causa del cáncer en 1980.

Las primeras relaciones de Tony Scott (siempre inconfundible protegido por su desgastada gorra roja) con la producción de cine no fueron detrás de la cámara, sino delante de ella. A los 16 años apareció en “Boy and bicycle”, un cortometraje que suponía el debut como director de su, por entonces con 23 años, hermano Ridley. Siguiendo los pasos de su hermano, Tony se graduó primero en West Hartlepool College of Art. Intentando convertirse en pintor, fue el éxito de la creciente compañía de producción de anuncios de televisión de su hermano, Ridley Scott Associates (RSA), la que cambiaría su atención hacia el cine.

Comenzó con proyectos publicitarios, algo que se notaría en su carrera, y, entre los títulos que barajó para debutar en el cine, se encontraba la adaptación de la novela de Anne Rice “Entrevista con el vampiro”, que entonces se encontraba en desarrollo. La MGM, sin embargo, tenía su propia historia de vampiros que ellos querían que Scott dirigiera, y después de no poder convencer a la compañía de dejar su proyecto y tomar en su lugar el de “Entrevista con el vampiro”, Scott de todos modos decidió aceptar el proyecto de la MGM, y usar en él todos los conceptos visuales de diseño que había desarrollado para “Entrevista con el vampiro”. En 1982, Scott empezó la producción de “El ansia” protagonizada por David Bowie y Catherine Deneuve como unos vampiros de la sociedad elegante de Manhattan, buscando desesperadamente una cura médica para frenar el rápido envejecimiento de Bowie. Con su remarcablemente bella fotografía y un suntuoso diseño de producción, además de la escena lésbica entre Catherine Deneuve y Susan Sarandon, “El ansia” fue una de las películas más singulares de 1983 y una de sus obras de culto.

Los productores Don Simpson y Jerry Bruckheimer, defensores de esta cinta de culto, le ofrecieron la posibilidad de encarar un proyecto comercial de envergadura como “Top gun”, a pesar de que tenían distintas opiniones sobre como encarar el proyecto: "Yo seguía hablando sobre ella en términos de películas como Apocalypse Now o Mad Max 2. El guerrero de la carretera, lo que los asustó como si fuera el infierno. Proviniendo de un trasfondo artístico, mi sensibilidad tendía a ser un poco oscuras. Yo seguía pensando en términos de una carrera de aviones. Ellos seguían diciendo... No, no, no. Entonces, un día, caí en la cuenta. Entendí lo que ellos buscaban. No era Apocalypse Now, era aviones plateados compitiendo contra el brillante cielo azul. Era rock and roll en el cielo”. La película consiguió 176 millones de dólares en 1986 y catapultó al estrellato a Tom Cruise. Tanto impacto popular tuvo la película que el ejército USA llegó a instalar mesas de reclutamiento en el hall de los cines. Después vendrían “Superdetective en Hollywood 2” (1987) con Eddie Murphy y “Revenge (Venganza)” (1990), un thriller adúltero con Kevin Costner y Madeleine Stowe que fue un fracaso.

Intentando repetir el éxito de “Top gun”, rodaría “Días de trueno” en 1990 con Tom Cruise en la piel de un temerario piloto de carreras. Después llegaría “El último boy scout” (1991), cinta dura y misógina con Bruce Willis, y “Amor a quemarropa” (1993) fruto de su encuentro con Quentin Tarantino que le presentó el guión de ésta y de “Reservoir dogs”. En esa especie de revisitación de “Bonnie y Clyde”, Scott demostró que era todo un especialista en el género de la acción juntando, además, a un buen reparto con Christian Slater, Patricia Arquette, Dennis Hopper, Val Kilmer, Gary Oldman, Brad Pitt, Christopher Walken o James Gandolfini.

Ya acomodado en un estilo, lo explotó con una gran tendencia al montaje epiléptico y a protagonistas patrioteros en cintas como “Marea roja” (1995), “Fanático” (1996), “Enemigo público” (1998), “Spy game (Juego de espías)” (2001), “El fuego de la venganza” (2004), “Domino” (2005), “Déjà vu” (2006), “Asalto al tren Pelham 123” (2009) e “Imparable” (2010). Cierta rutina en sus últimos trabajos centrados más en la acción que en la historia, aunque su última película fue considerada un proyecto infravalorado propio de la mejor serie B. La producción de series como “Numbers”, “La amenaza de Andrómeda”, “The good wife” o “Los pilares de la Tierra”, así como documentales como “La vida en un día” o películas como “Prometheus”, contribuía a sacarle de este encasillamiento.

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Nacho Gonzalo (Coronado)