In Memoriam: Stanley Donen, ganas de vivir hechas cine
Querido Teo:
Si hay genios que no necesitan presentación uno de ellos es Stanley Donen, uno de los nombres que hicieron grande el cine musical y que antes de los 30 años ya estaba más que consagrado. Debutó con 24 años con “Un día en Nueva York” (1949) pero lo mejor estaba por llegar y en menos de una década presentó las enérgicas, dinámicas y magistrales “Bodas reales” (1951), "Cantando bajo la lluvia" (1952), "Siete novias para siete hermanos" (1954), “Siempre hace buen tiempo” (1955), "Una cara con ángel" (1957), “Juego de pijamas” (1957) y “Malditos yanquis” (1958). El musical, la comedia, el enredo y el juego de parejas fueron su fuerte pero, a pesar de llevar a tanta gente a las salas, y enamorar tanto a crítica como público, los Oscar sólo le dieron un Oscar honorífico en 1998. Algo que empequeñece y resta valor a estos premios, pero que en cambio no hacía más que hacer grande a él ya que Donen logró que, con su agradecimiento, fuera un momento que nunca olvidaríamos. Ahora nos ha dejado a los 94 años tras regalarnos sus ganas de vivir en forma de escenas de cine, musicales o no, siempre primorosamente coreografiadas con estilo y clase.
Tras haber triunfado con la película “Un día en Nueva York”, la primera de Gene Kelly colaborando en las tareas de dirección con Stanley Donen, los estudios Metro-Goldwyn-Mayer se dieron cuenta del filón que tenían entre manos y permitieron más libertad creativa al actor para poder desarrollar sus ideas. Gracias a esto fue posible que se realizaran dos de los musicales más recordados por todos los amantes del cine musical. Primero, “Un americano en París” de Vincente Minnelli, gran éxito de público y crítica, ganando incluso 6 Oscar y uno honorífico para el mismísimo Kelly por su versatilidad y aportación al género musical. Esta película lo convirtió en una superestrella y dejó el camino preparado para que al año siguiente, en 1952, dirigiera otra vez junto a Stanley Donen, “Cantando bajo la lluvia”. Donen y Kelly se convirtieron en grandes amigos cuando coincidieron en Broadway dando ambos sus primeros pasos en el mundo del espectáculo en un montaje de "Pal Joey" con un Donen con sólo 17 años que pasaría de cantante del coro a coreógrafo. Kelly contó con él como ayudante personal en "Las modelos" (1944) y "Levando anclas" (1945).
La película fue originalmente concebida por el productor de la MGM Arthur Freed como vehículo para promocionar el catálogo de canciones escritas por él y Nacio Herb Brown para los musicales de la MGM en la década de los treinta. Es así que el guión y la historia de la película nació para enlazar las diferentes canciones que se querían utilizar. Escrita por Adolph Green y Betty Comden, se presentaba una sátira de la transición del cine mudo al sonoro y todas las consecuencias que sufrieron sus estrellas, estando la mayor parte de los personajes basados en personas reales de la época. A pesar de que en el momento de estreno de la película se vio ensombrecida por el reciente éxito de “Un americano en Paris”, algo que explica que sólo se hiciera con 2 nominaciones en los Oscar de 1953 sólo un año después de los 6 conseguido por “Un americano en París”, con el tiempo se le ha considerado una de las mejores obras del género musical.
Stanley Donen no sólo fue magistral en el musical sino que bordó con éxito la comedia propia de la década de los 50 con cintas como “Tres chicas con suerte” (1953), “Bésalas por mí” (1957) o “Una rubia para un gángster” (1960). También comedias más refinadas en "Indiscreta" (1958) y "Página en blanco" (1960). Con “Charada” (1963) y “Arabesco” (1966) se iba quitando ligereza y añadiendo un toque muy cercano a Hitchcock pero todavía le quedaba la gran destrucción de los altibajos de una pareja en “Dos en la carretera” (1967) y es que, si Gene Kelly fue su socio perfecto, con Audrey Hepburn tuvo a una actriz fetiche que iluminaba todavía más la pantalla de lo que en ella era habitual de la mano de Donen. También pudo trabajar dos veces con Fred Astaire ("Bodas reales" y "Una cara con ángel"), precisamente el hombre que cuando tenía 9 años le metió al pequeño Stanley el gusanillo del musical cuando vió "Volando a Río" (1933).
Stanley Donen intentó amoldarse a los nuevos tiempos, ya lejanos del oropel juguetón de los 50, pero se puso experimental y más profundo con “Al diablo con el diablo” (1967), entrando en la cotidianidad de una pareja homosexual en “La escalera” (1969), o volviendo al musical en parte desmontando la historia del clásico literario en “El pequeño príncipe” (1974) contando con todo un icono como Bob Fosse. Sus dos últimas películas fueron una de ciencia ficción “Saturno 3” (1980) y la veraniega y sexual “Lío en Río” (1984), ambas descacharrantes al igual que las parodias "Los aventureros de Lucky Lady" (1975) y "Movie movie" (1978). Aunque siempre tuvo la intención de volver al cine, e incluso en recientes fechas se habló de que iba a vueltas con la financiación para encargarse de un nuevo proyecto, lo cierto es que sus últimos trabajos fueron en la televisión como director de un número musical en la serie “Luz de luna” (1986) y en el telefilm romántico y político “Cartas de amor” (1999).
Gracias a Stanley Donen por todo lo que nos ha hecho vivir y sentir en una pantalla de cine, fabricante e ilusionista de sensaciones de felicidad a través de un griposo Gene Kelly cantando bajo la lluvia, enfrentándose a sí mismo por duplicado en "Las modelos" o bailando con el mismísimo ratón Jerry en "Levando anclas", un funambulista Donald O´Connor demostrando lo importante que es hacer reír, Fred Astaire demostrando su arte en suelos, paredes y techos en "Bodas reales", desafiando a la gravedad en "Tres chicas con suerte" con números imposibles, o sacando lo mejor de unos rudos leñadores logrando que nadie sea ajeno a la capacidad de vivir la vida con la música, la canción y el baile.
Nacho Gonzalo