In Memoriam: María Isbert, gracia genuína
Querido diario:
La veterana María Isbert ha fallecido en el hospital de Villarrobledo (Albacete) esta tarde a los 94 años. Allí se encontraba en la última semana tras el deterioro de su salud debido a su avanzada edad. Hija del gran Pepe Isbert, es una presencia inolvidable de nuestro cine siendo esa actriz de reparto que dominaba los acentos y que hacía reír interpretando, en la mayor parte de las ocasiones, a personajes extranjeros, solteronas estrambóticas o mujeres del servicio. La capilla ardiente será instalada este martes a partir de las 11 de la mañana en el Teatro Circo de Albacete muy cerca de la sala que lleva el nombre de su padre, José Isbert. Más de 250 películas, siete décadas de carrera y el cariño del público es el mejor de los expedientes.
Hija del actor Pepe Isbert y de Elvira Soriano Picazo. Casada en 1949 con el húngaro Antonio Spitzer, es madre de siete hijos, entre ellos los actores Tony Isbert y Carlos Isbert. Sus hermanos fueron: Matilde (casada con Jesús Fernández de Gorostiza y Muguerza), José (casado con Carmen Gómez Moreno) y Julieta (soltera, licenciada en Filosofía y Letras). Debuta profesionalmente en el teatro en 1939 junto a su padre con la obra “Nuestra Natacha”. En 1944 se estrena en el cine haciendo un pequeño papel en “La vida empieza a medianoche”, de Juan de Orduña.
Especializada en el género cómico, su trayectoria se prolonga durante más de 60 años. Durante ese tiempo alternó cine, teatro y televisión. Sobre los escenarios, pueden destacarse piezas como “Nuestra Natacha” (1936), “El refugio”, “Cartas de mujer”, “Milagro en Londres”, “El patatús” o “El cianuro ¿solo o con leche?”. Igualmente en la pequeña pantalla dejó memorables interpretaciones, casi siempre de registro cómico, en series como “Escuela de maridos” (1963-64), “La casa de los Martínez” (1967-1971), “Celia” (1992) y “Villarriba y Villabajo” (1994) o espacios de humor como “Pero ¿esto qué es?” (1989), junto a Aurora Redondo o “¿Se puede?” (2004) con Lina Morgan.
De su amplísima carrera cinematográfica, repleta de papeles secundarios y personajes anecdóticos a los que dotaba de un toque personal e inconfundible, cabe señalar los títulos “Un rayo de luz” (Luis Lucia, 1960); “Viridiana” (Luis Buñuel, 1961); “La gran familia” (Fernando Palacios, 1962); “El verdugo” (Luis García Berlanga, 1963); “Un, dos, tres, al escondite inglés” (Iván Zulueta, 1970); “Vaya par de gemelos” (Pedro Lazaga, 1978); “El bosque animado” y “Amanece, que no es poco” (José Luis Cuerda, 1987 y 1989), “La gran aventura de Mortadelo y Filemón” (Javier Fesser, 2003) o “Semen, una historia de amor” (Daniela Fejerman e Inés París, 2005).
Donde más triunfó fue en películas como “La Lola se va a los puertos” (1947), “Botón de ancla” (1948), “Currito de la cruz” (1949), “Sor intrépida” (1952), “Recluta con niño” (1956), “Los ladrones somos gente honrada” (1956), “El cochecito” (1960), “¡Cómo está el servicio!” (1968), "Operación Mata-Hari" (1968), “La tonta del bote” (1970), “Hay que educar a papá” (1971), “Una chica casi decente” (1971) o “La guerra de papá” (1977). Su ultima aparición publica fue en 2009 en el Teatro Circo de Albacete para entregar a El Brujo el XIII premio nacional de teatro Pepe Isbert que concede la Asociacion nacional de Amigos de los Teatros de España AMITE. Madre de siete hijos, entre ellos Tony Isbert y Carlos Isbert, ha recibido multitud de premios a lo largo de su dilatada carrera como actriz, como la Medalla de Plata de las Bellas Artes (1987), Académica de Honor de la Academia de las Artes Cinematográficas de España (2008), Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos (1945) o Premio José Isbert de la Asociación de Amigos del Teatro de España (2000).
En el acto en que fue nombrada académica de honor, desveló que el secreto de su longevidad personal y profesional había sido la felicidad y la generosidad. "Siempre he sido feliz, pero para eso hay que hacer felices a los demás", explicó con la voz entrecortada la veterana actriz. Muy emocionada, esta deudora del apellido Isbert derrochó simpatía y buen humor, y agradeció a su familia del cine la distinción. "Os quiero a todos, no puedo decir más".
Sus siete hijos y algunos de sus nietos estuvieron presentes en la ceremonia, en la que esta hija de cómicos y madre de actores que empezó en blanco y negro recordó que se había dedicado al cine porque su padre "también era actor". "Salir y vivir el papel, es lo que hay que hacer", manifestó la que era miembro de una de los más conocidas dinastías de la escena española.
No se olvidó Isbert de su paso por el teatro. "En él siempre he sido muy feliz. Ya estoy muy vieja y lo echo de menos. Ahora vivo de la memoria", aseguró.