In Memoriam: John Hurt, haciendo grande el oficio
Querido Teo:
Triste pérdida la del gran actor británico John Hurt, uno de esos representantes de la escuela clásica de la interpretación en su país que no ha podido superar el cáncer de páncreas que se le diagnosticó hace año y medio. Ha fallecido a los 77 años dejando más de un personaje icónico además de ser uno de esos secundarios que con su presencia y talento dignificaba el oficio. Las nuevas generaciones le recordarán por ser Ollivander en tres películas de Harry Potter, poseedor de las varitas mágicas de mayor calidad, mientras que los más de género por ser uno de los tripulantes (y que más sufría el ataque del bicho saliendo directamente del estómago) en “Alien, el octavo pasajero”. Fue dos veces nominado al Oscar; como actor de reparto por “El expreso de medianoche” en 1979 y como actor protagonista por "El hombre elefante" en 1981.
Su primer papel destacado en cine fue el de “Un hombre para la eternidad” (1966), siendo hijo de un pastor y de una actriz aficionada que no apoyó en sus inicios la carrera de su hijo al no ser considerado por ella un trabajo “dignificante”. Gran admirador de Alec Guinness, del que fue heredero en su versatilidad, se hizo popular en los 60 en el teatro con la Royal Academic of Dramatic Arts (habiendo trabajado previamente como tramoyista) y la televisión en trabajos como el del activista y artista travestido Quentin Crisp de “El funcionario desnudo” (1975), que recuperaría en 2009 en el telefilm “An englishman in New York”, el Calígula de “Yo, Claudio” (1976) o Raskolnikov de “Crimen y castigo” (1979).
Llegaba un momento dulce para su carrera dando vida al heroinómano de “El expreso de medianoche” de Alan Parker que le valió la nominación al Oscar como mejor actor de reparto en 1979 y consiguiendo el Globo de Oro y el Bafta por este trabajo. Dos años después, y bajo un icónico trabajo de maquillaje, era John Merrick en “El hombre elefante” en la película más humanista y clasicista de David Lynch por la que volvió a ganar el Bafta y fue nominado de nuevo al Oscar y al Globo de Oro, ahora como protagonista. A finales de los 80 participó en el proyecto de Jim Henson “El cuentacuentos”. En su faceta teatral a lo largo de su carrera fue muy alabado un recorrido iniciado en el West End en 1962 y que tuvo picos en “The Dwarfs” de Harold Pinter y “La última cinta de Krapp” de Samuel Beckett.
No hizo ascos a ningún género (de la ciencia ficción al cine de época) y le vimos en “La puerta del cielo” (1980), “1984” (1984), “El prado” (1990), “Rob Roy” (1995), “Amor y muerte en Long Island” (1997), “Contact” (1997), “La mandolina del Capitán Corelli” (2001), “Hellboy” (2004) o “La propuesta” (2005). Con los años fue ganando aire reverencial y eso propició sus personajes de megalómano dictador en “V de Vendetta” (2005), en el grupo de delincuentes de "Perdedores" (2009) o el intrigante Control del MI6 en la excelsa y sobria "El topo" (2011), toda una lección actoral con un reparto inmejorable.
Fue narrador para varias producciones, entre ellas “Dogville” (2003) o “Manderlay” (2005), de Lars Von Trier, que volvería a contar con él ya en carne y hueso en "Melancolía" (2012). También puso voz en “El perfume, historia de un asesino” (2005) o en “Turistas” (2012) y en 2008 se pasó por el cine español con "Los crímenes de Oxford" de Álex de la Iglesia y se embarcó como el profesor Oxley en la fallida “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” de Steven Spielberg para después rodar con Jim Jarmusch “Los límites del control” (2009).
Algunos de sus últimos trabajos fueron en "Doctor Who" (2013), donde era una antigua y sorprendente reencarnación especial del protagonista viajero en el tiempo durante tres capítulos, "Sólo los amantes sobreviven" (2013), "Snowpiercer (Rompenieves)" (2013), o "Jackie" (2016), como sacerdote confesor del personaje de Natalie Portman. Nominado en 7 ocasiones al Bafta (siendo ganador por sus trabajos en “El funcionario desnudo”, “El expreso de medianoche” y “El hombre elefante”), recibió el premio honorífico de la Academia británica en 2012. Ahora, de manera real, nos deja el actor que más veces ha muerto en la pantalla (43).
Nacho Gonzalo
Sin duda un grande entre los grandes, un hombre que daba esa presencia y esa elegancia como sólo un hijo de una nación con 1000 años a las espaldas puede dar.
Las mejores décadas del cine quedan atrás, eran épocas en las que quienes llegaban a lo más alto llegaban por ser los más grandes, aunque algunos también se quedaron por el camino o nunca los llegamos a conocer. Los vamos perdiendo poco a poco. Espero que 2017 no resulte otra escabechina como 2016, aunque por pura lógica, y echando mano de las décadas de oro, simplemente es algo que tocaba y va llegando.