In Memoriam: Bigas Luna, el erotómano amante de los placeres
Querido Teo:
Sinceramente no se encuentra explicación a esta sucesión de muertes dolorosas que está habiendo en el cine (especialmente el español) durante el último año. Algunas tan inesperadas como la de Bigas Luna a los 67 años que fallece tras una larga enfermedad, aunque pocos eran conocedores de ella. Uno de los nombres clave de nuestro cine y gran representante del erotismo más pasional en cintas como “Jamón, jamón” o “Yo soy la Juani”, además de ser el descubridor de numerosos talentos presentes de nuestro cine como Penélope Cruz, Javier Bardem, Jordi Mollá o Verónica Echegui. Un hombre que supo descubrir, con su irónica y transgresora mirada, esa otra España que para muchos era desconocida mientras otros la ocultaban.
En 1978 debutó con “Tatuaje” y ese mismo año con “Bilbao” compitió en el Festival de Cannes. En 1987 sorprendía con un thriller de terror fetichista y opresivo con vocación internacional llamado “Angustia” con Zelda Rubinstein y Michael Lerner en el reparto. Su consagración vino en los 90 dando rienda suelta a su perfil de erotómano en cintas como “Las edades de Lulú” (1990), con unas estupendas Francesca Neri y María Barranco, “Jamón, jamón” (1992), con algunas de las escenas más recordables de su filmografía con esa pasión carnal bajo el toro de Osborne, “Huevos de oro” (1993), sobre un trepa que busca cumplir su sueño en la España previa a la burbuja inmobiliaria, o “La teta y la luna” (1994), historia iniciática y sexual a través de la mirada de un joven casteller. Fue su mejor época siendo nominado al Goya por la dirección de “Angustia”, el guión adaptado de “Las edades de Lulú” basado en la obra de Almudena Grandes, la dirección y el guión original de “Jamón, jamón”, y ganando el premio en 1998 por el guión adaptado de “La camarera del Titanic”, el intento de hacer un cine más clasicista que dividió al público y a la crítica y que queda como una de sus obras más incomprendidas.
No hay que olvidar la polémica que suscitó “Bámbola” con Valeria Marini en 1996 en el Festival de Venecia calificada de excesivamente violenta, certamen que le concedió el León de Plata por “Jamón, jamón” y el premio al mejor guión por “La teta y la luna”. En los últimos años fue fiel a su cine característico (y también a la gran irregularidad del mismo) con “Volavérunt” (1999), “Son de mar” (2001), “Yo soy la Juani” (2006) y “Di Di Hollywood” (2010). Con estas dos últimas cintas iniciaba una trilogía sobre el éxito y sus consecuencias que no ha podido concluir. Si que pudo completar la trilogía negra y la trilogía ibérica con las que él definía su carrera de los 80 y 90. En 2011 presentó su candidatura a presidir la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España. La pintura, el buen comer, la horticultura, y el placer de una buena conversación, fueron otras de las grandes pasiones de uno de los directores que más contribuyeron en su cine a la tan comentada y desvirtuada “marca España”, y una de las personas que ganaba en las distancias cortas por su amabilidad y cercanía. Seguro que él sí que podrá decir aquello de "confieso que he vivido".
Por su interés incluimos las emotivas cartas de despedida que le han dedicado Javier Bardem y Penélope Cruz, los dos oscarizados actores que Bigas descubrió y lanzó en los primeros 90.
Nacho Gonzalo