Hollywood canalla: El diario de Mary Astor
Querido primo Teo:
E.L. James revolucionó las estanterías de las librerías con “Cincuenta sombras de Grey” y sus posteriores secuelas. La ex actriz porno Sasha Grey debutó como novelista con “La sociedad Juliette”. Pero en el Hollywood de los años 30 las confesiones sexuales de la actriz Mary Astor se convirtieron en la comidilla de la comunidad.
Hasta el año 1935 Mary Astor bordaba el papel de esposa y madre perfecta. Estaba casada con el doctor Franklin Thorpe y un buen día su marido estaba buscando unos gemelos y abrió el cajón en donde la actriz guardaba su ropa interior y le llamó la atención un cuaderno de color azul. Franklin comenzó a leerlo y descubrió que su mujer no tenía nada que envidiarle a Anaïs Nin.
En el libro Mary narraba con todo tipo de detalles la aventura que en aquel momento estaba manteniendo con George Kaufman, un comediógrafo neoyorquino que era un verdadero portento ya que rara vez estaba en estado de reposo. Se conocieron a través de la actriz Miriam Hopkins, y desde el primer momento el volcán que habitaba en el interior de la actriz entró en erupción. Llevaban viéndose un año y medio y el marido de la actriz montó en cólera. Astor no dejó de ver a su amante pero sí que dejó de escribir en su diario durante un tiempo, pero no pudo resistirlo más y contó lo que estaba sucediendo con su marido. Cuando éste descubrió que seguía viéndose con el empotrador de Kaufman decidió pagarle con la misma moneda y se lió con un sinfín de aspirantes a luminarias, y no fue nada discreto por lo que muchos estaban al tanto de sus escarceos.
Franklin Thorpe inició los trámites de divorcio y solicitó la custodia de Marilyn, la hija del matrimonio. Para salirse con la suya intentó aportar el diario como prueba pero no fue admitido por lo que sus abogados se encargarían de filtrar a la prensa los pasajes más jugosos, como cuando Mary y George se animaron con una sesión de trabajos manuales durante un paseo por un parque o aquella vez en la que la pareja de amantes se marcó un recital en pleno desierto de Palm Springs. Su “Ah, las noches en el desierto” se convirtió en una frase tremendamente popular durante aquella época. Los periódicos hicieron su Agosto y los lectores se quedaron como el señor Gonzalo cuando vio esta escena de "Mad Men", es decir, pidiendo bromuro por las esquinas.
La batalla legal entre Mary Astor y su marido dio un vuelco gracias a la intervención de la niñera que contó que el doctor recibía en su casa a sus amantes y que no le importaba nada que su hija lo viese todo. Astor se quedaría con la casa y la niña pero su diario fue considerado pornográfico y fue destruido.
La carrera de Mary Astor no se resintió en absoluto. La Gran Depresión hizo evolucionar al público que una década antes no perdonó al pendón de Clara Bow. Astor ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por comerse a Bette Davis en “La gran mentira” pero, sin duda alguna, su interpretación más memorable la hizo en la piel de una femme fatale en “El halcón maltés”.
Mary Carmen Rodríguez