"En la carretera"
El joven escogió ocho pliegos de papel de calcar, del tipo utilizado por los arquitectos; los recortó longitudinalmente para que se ajustaran al carro de su máquina de escribir y los fue pegando uno a otro hasta formar un rollo de papel continuo de 36 metros. Durante tres semanas de la primavera de 1951, aporreó la máquina sin poner un solo punto y aparte ni hacer más paradas que las imprescindibles. Al levantarse había construido una de las historias que mejor reflejan la América de la década de los cincuenta, y que el director de “Estación Central de Brasil” y “Diarios de motocicleta” ha convertido en cine.
Título: “En la carretera”
Autor: Jack Kerouac
Editorial: Anagrama
El director brasileño Walter Salles ha contado con Viggo Mortensen, Kristen Stewart y Kirsten Dunst, para poner imágenes a lo más parecido a “La odisea” que ha dado la cultura norteamericana. En lugar de barcos hay autobuses y coches; en vez de olas, la línea blanca de mitad de la calzada que se despliega bajo la rueda delantera izquierda; en lugar de puertos hay todo tipo de bares, hoteluchos, locales de música negra, un inolvidable prostíbulo mexicano y muchos campos y montañas.
Jack Kerouac usó su dedo pulgar para recorrer miles y miles de kilómetros en circunstancias tan variadas como insólitas o peligrosas. Por estas páginas pasan imágenes de las cuatro puntas de Estados Unidos, desde Los Ángeles (LosAngeles.txt), a Nueva York (NuevaYork.txt), Nueva Orleáns, San Francisco o Chicago (Chicago.txt). En todos los casos el autor consigue imágenes precisas de gente que no aparecerá nunca en los periódicos, las hormigas y cigarras que impulsan el país. Era un joven aspirante a escritor en mitad de una nación repleta de excombatientes buscando un lugar para vivir, vagabundos llenando los vagones de mercancías de los trenes interestatales, drogas baratas, policías corruptos abusando de su poder, jornaleros para todo, sexo fácil, y capitales disparadas hacia el progreso material de los sesenta. Entre las ciudades kilómetros de carreteras vastas, espacios vacíos atravesados por el cemento y el asfalto sobre los que transcurren también muchos momentos de la historia (Camino.txt).
Sin buscarlo, Kerouac rompió con la literatura valorada hasta ese momento y se convirtió en uno de los grandes referentes del movimiento beat. A día de hoy, el relato no ha perdido ni un ápice de frescura, es probable que la locura vitalista y hasta criminal que mueve a alguno de los amigos que acompañan al autor en algunos de sus viajes haya desaparecido de la América actual, pero sus descendientes siguen existiendo, ya sea en una película de los Coen o en la literatura de hoy.
Si se es aficionado a los clásicos norteamericanos esta historia ya estará leída, pero la versión y traducción es nueva, refleja mejor el estilo del autor y no se necesitan excusas para dejarse llevar por Jack Kerouac a este viaje al pasado, que asegura momentos tiernos, absurdos, poéticos o violentos, pero nunca banales.
Carlos López-Tapia