"El abuelo que saltó por la ventana y se largó"
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El argumento: Allan Karlsson, un anciano de 100 años, vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se escapa de la residencia por una ventana dejando plantados al alcalde y a la prensa local. No está dispuesto a renunciar al placer de vivir y, aunque no sabe dónde ir, se lanza a la aventura. A lo largo de su larga e intensa vida ha tenido experiencias muy singulares: inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin o Churchill, amistades comprometedoras como la esposa de Mao. Además, ha desempeñado actividades de alto riesgo como agente de la CIA o como ayudante de Oppenheimer en la fabricación de la bomba atómica.
Conviene ver: “El abuelo que saltó por la ventana y se largó” viene de un gran éxito literario reciente en esta disparatada comedia negra sueca que no termina de funcionar en pantalla aunque siempre es bueno ver algo de ese país que ni se parece al cine de Bergman ni emula a la tan imitada literatura nórdica impulsada por Stieg Larsson. La fábula queda mejor en las páginas del libro porque aquí la translación padece de una gran falta de encanto y de frescura. La historia es comparada con la de "Big fish" o “Forrest Gump” pero, por ejemplo, la cinta de Zemeckis tenía armazón de película icónica e influyente mientras que ésta se queda en un ejercicio simpaticote pero tontorrón con golpes de humor poco afortunados, todo debido a un anciano inocente y aventurero (algo "sonado" por su afición a las explosiones) que quiere aprovechar al máximo su último aliento y que recuerda en un largo flashback toda la historia europea del siglo XX de la que él ha sido testigo de excepción conociendo a dictadores, políticos y artistas. Un entretenimiento plano y agradable que destaca en el apartado de ambientación y fotografía pero que queda por debajo de las expectativas en esta road movie pulcra, amable y con su punto de sátira demasiado almibarada.
Conviene saber: Felix Herngren adapta la exitosa novela de Jonas Jonasson.
La crítica le da un SEIS