Conexión Oscar 2021: Una Meryl Streep siempre afinada como plusmarquista de los Oscar
Querido Teo:
Meryl Streep es una fija de los Oscar y la plusmarquista oficial de los premios con unas 21 nominaciones a sus espaldas que se antojan inalcanzables para las futuras generaciones. Aun así, la actriz no para y sigue siendo como (desde hace décadas) la primera opción en cualquier reparto. Este fin de semana estrena sus dos últimos trabajos, "The Prom" de Ryan Murphy en Netflix y "Déjales hablar" de Steven Soderbergh en HBO, y es un buen momento para repasar su inmaculado expediente en los Oscar.
La baza de premios este año por parte de Meryl Streep es interpretando a una diva de Broadway que intenta recuperar la fama perdida cuando junto a otros tres compañeros del mundo del espectáculo acude a un pueblo de Indiana para ayudar a la joven que no ha podido ir a la graduación con su novia. Ella buscará una buena acción con mensaje para volver a la fama en un musical sobre tolerancia, diversidad y solidaridad, con cierta superioridad moral propia de la costa este frente a la América profunda, que aboga por la estética vistosa de la obra que adapta y que pretende ser, además del musical de estas Navidades, un éxito popular como lo fue "Hairspray" (2007), un tributo kitsch a la obra de John Waters que sí que consiguió buena taquilla y 3 nominaciones a los Globos de Oro.
Una vez más, Meryl Streep vuelve a ser lo mejor de un producto juguetón, pastelón e inane en la que la actriz se lo pasa en grande como una diva de los escenarios, vanidosa y creída, luciéndose como una especie de Patti Lupone que, además, brilla especialmente en el número It´s not about me y termina, una vez más, metiéndose al público en el bolsillo. Una actuación muy por encima de una película que parece no ser más que una excusa para juntar a estrellas sin ninguna progresión narrativa y que recuerda a un capítulo del montón pero con lujo vistoso de la serie "Glee" pretendiendo estar en todo alto en todo momento.
Murphy vuelve a demostrar sus carencias y poca personalidad y brío como director en algunos de los números sólo salvados por la entrega de Streep, las referencias a Bob Fosse en el número de una desaprovechada Nicole Kidman o el empaque de Andrew Rannells, protagonista del musical "The book of mormon".
La confirmación de que Meryl Streep competirá como protagonista por esta película, además de ser lo más destacado de la cinta de Murphy, la lleva nuevamente a poder aspirar a esa “quinta plaza” que, en caso de duda, habitualmente ha recaído en ella ante el peso de su nombre y esa sensación no sólo de que le llegan los mejores papeles sino que disfruta con ellos y les saca todo el partido, como ha demostrado en su cada vez más explotada faceta de cantante, especialmente desde que "Mamma Mia!" (2008) se pusiera en su camino.
Como muchas veces se bromea en Hollywood, Meryl Streep está perfecta hasta cuando tiene gripe, y su versatilidad le podría llevar a ser tenida en cuenta para el papel de Batman, pero es verdad que hay películas y películas y, aunque no tenga una mala interpretación, sí que es verdad que en sus 21 nominaciones hay trabajos incontestables y otros más anecdóticos así que, para ponerlos en su justa medida, vamos a echarles un vistazo…
Nominada como mejor actriz de reparto por “El cazador” en 1979
“El cazador” fue una película generacional por muchos motivos; además de mostrar el desengaño provocado por la Guerra de Vietnam y los sueños rotos de un grupo de amigos abandonados por su país a su suerte, contaba con algunos de los mejores jóvenes actores del momento, destinados todos ellos a grandes cotas. Meryl Streep había tenido una pequeña intervención en “Julia” (1977), junto a dos grandes como Vanessa Redgrave y Jane Fonda, y era la pareja del actor John Cazale, participando los dos en la película de Michael Cimino y siendo para ella toda una casualidad del destino ya que los productores buscaban a una chica para narrar un triángulo amoroso y ella simplemente estaba en el sitio adecuado. El Oscar fue para Maggie Smith por “California Suite”.
Ganadora como mejor actriz de reparto por “Kramer contra Kramer” en 1980
Meryl Streep empezaba a emerger como la actriz del momento. Además de su juventud en ella radicaba una presencia y un magnetismo que iba más allá de cualquier belleza, así como su vinculación a proyectos comprometidos como la miniserie “Holocausto” (1978) en la que interpretaba a una alemana casada con un artista judío en plena Alemania nazi. Por ese trabajo ganó el Emmy y, aunque en “Kramer contra Kramer” corría el riesgo de haber construido un personaje arquetípico, brilló en la premiada película que mostraba en su momento la realidad descarnada de un divorcio contemporáneo y las consecuencias que ello tenía para el pequeño hijo de una pareja. Ella obligó al director Robert Benton y al productor Stan Jaffee a que reescribieran su personaje ya que, a su juicio, no representaba a las mujeres que vivían una situación como la narrada en la película. Su obsesión comenzó a desesperar a todos los artífices de la cinta, incluido Dustin Hoffman, pero no se puede negar que tenía razón y enriqueció el papel de tal manera que se hizo con el Oscar a la mejor actriz de reparto frente a su compañera de reparto Jane Alexander y también Mariel Hemingway por “Manhattan”, participando también Streep en la cinta de Woody Allen.
Nominada como mejor actriz por “La mujer del teniente francés” en 1982
Lo que se presuponía como una buena racha para una actriz construiría una inercia constante en las candidaturas todavía hoy en día. Meryl Streep se hacía con su primera nominación como actriz protagonista comenzando a hablar de su poder camaleónico, aquí un juego de muñecas rusas en un entorno melodramático en la era victoriana y compartiendo pantalla con Jeremy Irons. Karel Reisz, procedente del cine independiente británico, narraba con guión de Harold Pinter, y de forma paralela, la relación amorosa entre dos actores y los personajes que interpretan. Fue el año de Katharine Hepburn que ganó su cuarto y último Oscar por “En el estanque dorado”, todos ellos en la categoría de protagonista, siendo conocida la anécdota de que la Hepburn nunca mostró especial admiración por el trabajo de Streep como actriz ya que una vez declaró que viéndola actuar también veía todos sus “tics” y “trucos” interpretativos de manera evidente.
Ganadora como mejor actriz por “La decisión de Sophie” en 1983
Sólo los elegidos están al alcance de ganar un segundo Oscar pocos años después del primero. “La decisión de Sophie” se convirtió en la matrícula de honor para una actriz que desde ese momento ya ha ocupado el trono interpretativo sin discusión. En este film consigue que lo difícil de su composición tanto a nivel físico como emocional, en donde además se esfuerza con el acento polaco y tiene varias escenas rodadas en alemán, resulte fácil conmoviendo al espectador, y es que la Streep nunca ha sido tan natural como en esta película. Uno de los personajes más complejos y ricos de la Historia del cine para una actriz, en este caso dando vida a una inmigrante polaca que ha sobrevivido al Holocausto, algo que también obsesiona a su novio que es judío. La mujer le contará su historia a un joven escritor descubriéndole un hecho aterrador como es que tuvo dos hijos y se vio obligada a escoger cuál de los dos se libraba de la muerte en la cámara de gas. La Streep tenía 31 años cuando se alzó con su segundo Oscar y, a pesar del nivel del quinteto, nada pudieron hacer Jessica Lange (“Frances”), Sissy Spacek (“Desaparecido”), Julie Andrews (“¿Victor o Victoria?”) y Debra Winger (“Oficial y caballero”) ante el que, para muchos es, el mejor Oscar a la mejor actriz que se ha dado nunca.
Nominada como mejor actriz por “Silkwood” en 1984
Meryl Streep estaba en un momento de su carrera tan dulce que podría haber arrasado en número de premios durante la década pero, bien es verdad, que daba la impresión de que, tras 2 Oscar, la actriz tendría que seguir trabajándoselo mucho para conseguir el tercero. Un premio que, en otras circunstancias, podría haber vuelto a recaer en ella ante otro de sus papeles icónicos, el de la sindicalista Karen Silkwood en el drama de Mike Nichols. La actriz volvió a prepararse a conciencia, algo que ha sido constante en su carrera, como esta trabajadora de una central nuclear de Oklahoma que recoge pruebas ante los indicios que demuestran la ineficacia de las medidas de seguridad de la planta, hecho que le enemistará tanto con sus compañeros de trabajo como con los dirigentes de la central. Ni ella ni Cher (nominada como actriz de reparto) se llevaron el premio que recayó respectivamente en Shirley MacLaine por “La fuerza del cariño” como protagonista y Linda Hunt por “El año que vivimos peligrosamente” en la categoría de secundaria.
Nominada como mejor actriz por “Memorias de África” en 1986
A pesar de lo icónico que es su trabajo, y su acento, como escritora danesa con una granja en África y que sobrevolaba las verdes praderas en un aeroplano junto a Robert Redford, la actriz no pudo pasar de la nominación. El tener ya 2 Oscar no le benefició y eso que la cinta de Sydney Pollack fue la clara triunfadora de la noche con 7 estatuillas de las 11 nominaciones que obtuvo, no siendo ninguna de ellas para un Redford al que le pasó lo mismo que a Leonardo DiCaprio por “Titanic” o Richard Gere por “Chicago” años después. Lo que más se recuerda hoy de la película es sin duda esa escena aérea, además de aquella en la que Redford le lava el pelo, así como la envolvente música de John Barry. Meryl Streep volvía a brillar como esa escritora, Karen Blaxen, que acabó fascinada por el continente africano, integrándose en él plenamente y construyendo una plantación de café junto a su marido, del que se separaría por sus continuas infidelidades hasta que conoció al cazador británico Denys Finch Hatton con el que mantuvo la apasionada e intermitente relación que se narra en la película. El Oscar recayó ese año en la veterana Geraldine Page (“Regreso a Bountiful”) que se hacía con el premio tras siete nominaciones infructuosas.
Nominada como mejor actriz por “Tallo de hierro” en 1988
En los años de la Gran Depresión, tras sufrir un trágico accidente, Francis Phelan, un antiguo jugador de béisbol, abandona a su familia y se convierte en un borracho errante. Tanto él como su novia y compañera de borracheras, intentan escapar del doloroso recuerdo de un pasado que los persigue. Basada en la novela del premio Pulitzer William Kennedy, estamos ante una cinta sobre el alcoholismo y las dependencias personales que convierte a todos en auténticos desgraciados. Jack Nicholson y Meryl Streep son lo mejor de la cinta de Héctor Babenco y que fueron lo único destacado de la película. El Oscar recayó en una jaleada Cher (“Hechizo de luna”) que dejó sin premio también a la Glenn Close de “Atracción fatal”. Y ya se sabe, de esos polvos estos lodos.
Nominada como mejor actriz por “Un grito en la oscuridad” en 1989
Al igual que en la anterior candidatura, Meryl Streep cerraba la década demostrando que era ya ella la que elevaba cualquier película no viéndose beneficiada por participar en grandes películas que todavía hacían lucir más su trabajo. Y es que “Un grito en la oscuridad” es un telefilmazo que llegó a los Oscar sólo por el desgarrado trabajo de una actriz que daba vida a Lindy Chamberlain, una australiana acusada de asesinar a su propia hija, a pesar de haber clamado por su inocencia y haber acusado a un dingo del asesinato. Meryl Streep ganó su único premio en el Festival de Cannes por esta producción australiana y de cara a los Oscar el galardón fue para Jodie Foster por “Acusados” que también dejó, y no es por incidir, otra vez sentada a Glenn Close por “Las amistades peligrosas”.
Nominada como mejor actriz por “Postales desde el filo” en 1991
Otra película aupada por sus intérpretes, ¡y qué intérpretes! La oportunidad de ver juntas a Meryl Streep y a Shirley MacLaine en una cinta escrita por Carrie Fisher sobre el libro escrito por ella misma inspirada en sus problemas con las adicciones y la turbulenta relación con su madre, Debbie Reynolds. Una dramedia que funcionó muy bien ante el público tanto por el reclamo de ver a estas dos actrices como madre e hija y, por supuesto, por un guión ingenioso que se reía no sólo de Fisher sino de lo que es la industria del mundo del espectáculo. Nunca hay que apostar en contra de Meryl Streep y por eso dejó en la cuneta a nombres presentes en la carrera de ese año como Mia Farrow (“Alice”), Michelle Pfeiffer (“La casa Rusia”), Andie MacDowell (“Matrimonio de conveniencia”) o Demi Moore (“Ghost”). El Oscar no pudo caer en otra que en Kathy Bates (“Misery”) a pesar del fenómeno de la “novia de América” despertado por Julia Roberts (“Pretty woman”).
Nominada como mejor actriz por “Los puentes de Madison” en 1996
Cinco años es el tiempo máximo en que Meryl Streep ha estado fuera de los Oscar y eso ocurrió en un momento en el que espació un poco su carrera, su embarazo le dejó fuera de “Thelma & Louise” (1991) y probó el thriller de acción con “El río salvaje” (1994). El amor maduro entre un fotógrafo de The National Geographic y una ama de casa italiana, cuyo marido e hijos se han ido unos días fuera, en una cabaña de Iowa fue un hito del cine romántico y lacrimógeno en una cinta sobre las segundas oportunidades y la capacidad siempre vigente de poder enamorarse en el momento más inesperado. Una conmovedora historia que es la cinta más romántica del cine de Clint por esa escena bajo la lluvia en la que Francesca es incapaz de abrir la manivela que puede llevarle a una historia de la que siempre quedará la duda de cómo hubiera sido realmente. La química entre ambos traspasaba la pantalla e incluso muchos pensaron que se habían enamorado también en la vida real, cosa que ambos siempre han desmentido. Meryl Streep fue la única nominación de la película confirmando el regreso triunfal de la actriz pero perdiendo el Oscar frente a Susa Sarandon por “Pena de muerte”.
Nominada como mejor actriz por “Cosas que importan” en 1999
Tras “La habitación de Marvin” (1996), que le valió nominación a Diane Keaton pero no a ella, la siguiente candidatura vendría por el drama intimista “Cosas que importan”, la historia de un reencuentro familiar y de un viaje al pasado por las vivencias de un padre, una madre y una hija cuando la segunda de éstos padece un cáncer terminal que les hace a todos replantearse muchas cosas. La hija periodista vuelve a la casa familiar suponiendo un salto a la madurez y una conexión inesperada con su madre y sus recuerdos. Es verdad que esta es una de las candidaturas más cogidas por los pelos de la trayectoria de Meryl Streep a pesar de lo desgarrador de algunas de sus secuencias en la que puede sacar toda su vertiente dramática como esa mujer que ha sido el pilar de la familia y que ve como ya no tiene fuerzas para sostener el peso que todo ello implica ante una muerte que se vislumbra en el horizonte. Un melodrama rutinario en el que en realidad la protagonista es la hija (Renée Zellweger) pero que por esas cosas de las campañas llevó a que el prestigio de Streep hiciera que ésta fuera postulada como protagonista eclipsando todas las opciones de su comapñera de reparto. Eso sí, su entrada impidió la presencia de otros nombres como Jane Horrocks (“Little voice”), Cameron Diaz (“Algo pasa con Mary”) o Susan Sarandon (“Quédate a mi lado”). La ganadora fue Gwyneth Paltrow por “Shakespeare enamorado”.
Nominada como mejor actriz por “Música del corazón” en 2000
“Música del corazón” fue una película puramente de sobremesa que llegó a los premios gracias, una vez más, al reclamo de Meryl Streep que compartió pantalla con Gloria Estefan y Angela Bassett en una cinta de superación dando vida a una profesora de violín, que dejó su prometedora carrera de concertista al casarse, y que consigue rehacer su vida, tras ser abandonada por su marido, gracias a sus dos hijos y a sus clases como profesora en un barrio de Harlem sacando todo el partido a unos jóvenes poco prometedores. La efectiva historia real de Roberta Guaspari con pasión musical y que iba a ser una colaboración entre Madonna y Wes Craven, habitual del cine de terror, abandonando la diva el proyecto por diferencias creativas y estando al quite una Meryl Streep absolutamente efectiva tomando clases intensivas de violín durante dos meses para dar el pego como experta violinista. Se quedaron fuera de los Oscar Sigourney Weaver (“Mi mapa del mundo”) o Reese Witherspoon (“Election”) pero es verdad que la Streep estuvo en los principales premios a pesar de que no pudo nada que hacer ante el duelo entre Hilary Swank (“Boys don´t cry”) y Annette Bening (“American beauty”) que se saldó a favor de la primera.
Nominada como mejor actriz de reparto por “Adaptation (El ladrón de orquídeas)” en 2003
Hacía mucho que Meryl Streep no sonaba tanto para premio y da la impresión de que se quedó muy cerca de la estatuilla por la película de Spike Jonze que, a pesar de lo marciano de la propuesta, superó su nicho y consiguió 4 nominaciones importantes y ganando el Oscar al mejor actor de reparto para Chris Cooper. De hecho Meryl Streep ganó, al igual que él, el Globo de Oro siendo el cuarto de su carrera tras “Kramer contra Kramer” en 1980, “La mujer del teniente francés” en 1982 y “La decisión de Sophie” en 1983. Allí dio vida a la reportera Susan Orlean mientras los espectadores y cinéfilos también la disfrutaban ese mismo año como una de las mujeres influenciadas por la obra de Virginia Woolf en “Las horas”. El Oscar fue para una rutilante Catherine Zeta-Jones por “Chicago”.
Nominada como mejor actriz por “El diablo viste de Prada” en 2007
A pesar de conseguir una nueva nominación en los Globos de Oro, en una brillante interpretación, no llegó a los Oscar por la nueva versión de “El mensajero del miedo” en 2005, no es habitual dejar fuera a Meryl Streep cuando hay oportunidad, pero es una pena que otro tipo de personajes no sean más que una anécdota en las temporadas de premios ya que su Miranda Priestley de “El diablo viste de Prada”, con reminiscencias a Cruella de Vil y a la editora de la revista Vogue Anna Wintour, es uno de sus personajes más reconocibles y populares de la etapa madura de su carrera. Una influyente editora de una revista de moda que ponía de los nervios a todo su séquito, especialmente su nueva ayudante, la cual tendrá que decidir si ese estresante y absorbente mundo es lo que ella quiere si no quiere sacrificar su vida personal y terminar arrollada por las presiones, ego y nula empatía de su jefa. El mayor éxito de taquilla de la carrera de Meryl Streep que se arrodilló ante la Helen Mirren de “The Queen”.
Nominada como mejor actriz por “La duda” en 2009
Meryl Streep volvió a rozar el tercer Oscar de su carrera, ese que ya muchos reclamaban para una actriz incontestable y de gran calado en la Historia reciente del cine a la que su segundo Oscar ya se antojaba como muy lejano en el tiempo. Fue una gran oportunidad ante el recital interpretativo que todos en el reparto llevaban a cabo en la adaptación de la obra de John Patrick Shanley ambientada en una escuela católica en 1964 y dirigida por una monja ultra conservadora, la hermana Aloysius, quien acusa ciegamente a un sacerdote de pedofilía simplemente por el prejuicio de no amoldarse a sus férreas costumbres y tradiciones y la sombra de la duda que se cierne sobre él. A pesar de que fue algo injusto que ninguno de los cuatro actores ni el guión fuera premiado, la cinta se hubiera merecido estar entre las nominadas a mejor película, sí que podemos decir que es uno de los trabajos más rotundos de Meryl Streep que para ese momento ya tenía a todos en el bolsillo por hacerlos bailar ese pasado verano con la popular “Mamma Mia!”. Meryl Streep, si no lo era ya, se convirtió ese año en la actriz favorita de muchos pero el Oscar supo a deuda saldada premiando a Kate Winslet por “The reader”.
Nominada como mejor actriz por “Julie y Julia” en 2010
Quizás por la sensación de oportunidad desaprovechada (con sus tres anteriores nominaciones hubo cierto runrún de que el tercero tenía que llegar pronto), o por el hecho de la popularidad del personaje en la cultura USA, la interpretación de la cocinera Julia Child que llevó a cabo Meryl Streep en este almibarado biopic tuvo bastante eco ante los premios de la crítica compartiendo protagonismo en la cinta con Amy Adams, siendo lo más relevante de su argumento en cómo una joven conectaba en el tiempo con el libro de recetas de la cocinera para demostrarse a ella misma su valía como aspirante a chef. La que fue la última película de Nora Ephron se saldó con éxito popular en USA y Meryl Streep estuvo en todos los premios importantes pero ese año la varita del destino estuvo de lado de Sandra Bullock, reivindicada como actriz dramática con “The blind side”, cinta que sigue siendo para muchos una de las peores cintas nominadas al Oscar en el que, además, fue el primer año en el que se volvió a las diez nominadas después de más de seis décadas con cinco candidatas a mejor película. Eso sí, olía a que a este ritmo el tercero estaba cerca.
Ganadora como mejor actriz por “La dama de hierro” en 2012
29 años después Meryl Streep volvía a recoger el Oscar aunque ella lo aprovechara para bromear sobre cómo todos los espectadores estarían aburridos en sus casas viéndole a ella salir de nuevo a recoger un premio. A pesar de esa falsa modestia, que sonó un poco a ser consciente de su autosuficiencia, cosa que ella se puede permitir, se cumplía la máxima de que en materia de Oscar si interpretas a un personaje histórico tienes mucho ganado, más si ese es alguien como Margaret Thatcher con el que se permite cierto exceso propio del personaje sin caer en la sobreactuación. Con maquillaje y mucha laca, además de gestos draconianos, la Streep elevó un biopic insulso en un drama político y personal que no sólo se adentró en el contexto de su mandato, siendo la primera mujer que llegó a Downing Street y marcada por épocas de recortes, protestas sociales y conflictos diplomáticos, sino también su dimisión, su vejez y la relación con su marido en un contexto íntimo y humanizador mostrando la complejidad de la mujer que había detrás de la política sobre un Londres neblinoso y revuelto. Aun así no fue una victoria rotunda ya que, aunque ganó Globo de Oro y Bafta, su compañera en “La duda”, Viola Davis, se hizo con el Critics´Choice y el Gremio de Actores (SAG) por “Criadas y señoras” lo que dejó la carrera muy igualada hasta el final y a buen seguro que no hubo una gran diferencia de voto entre ambas.
Nominada como mejor actriz por “Agosto” en 2014
A pesar de que las redes sociales, algo más inocentes de lo que son ahora, prefirieron dar importancia al choque de egos de Meryl Streep y Julia Roberts durante la campaña de premios, y la división de críticas que hubo con la cinta, no se puede negar el gran trabajo de nuestra protagonista como esa matriarca alcohólica, de lengua viperina y enferma de cáncer coronando un reparto que se concibió para optar a todos los premios. A pesar de lo bien que estaban nombres como Benedict Cumberbatch, Julianne Nicholson y Margo Martindale, todas las nominaciones fueron para Meryl Streep y Julia Roberts que, quizás por una cuestión de quién peinaba más canas, tuvo que ser la sacrificada y, a pesar de ser clara coprotagonista, se contentó con la candidatura en mejor actriz de reparto. La obra de Tracy Letts fue adaptada modélicamente en cine y pasó a engrosar ese subgénero de reuniones familiares que se van de las manos y en las que afloran todos los sentimientos y odios enterrados por el sentido de apariencia y el paso de los años. Streep fue la convidada de piedra frente al duelo que mantuvieron Cate Blanchett (“Blue Jasmine”) y Sandra Bullock (“Gravity”), ganando el Oscar la australiana, aunque, para nosotros, la verdadera alternativa a este Oscar siempre fuera Judi Dench (“Philomena”).
Nominada como mejor actriz de reparto por “Into the woods” en 2015
De las 21 nominaciones conseguidas por Meryl Streep sólo cuatro son como actriz de reparto, siendo la última hasta la fecha “Into the woods”. La fábula atonal de Stephen Sondheim se quedó a medio camino entre el éxito popular de “Los miserables” (2012) y el fiasco absoluto de “Cats” (2019) y es que el desconocimiento de la obra para los que no son duchos en Broadway, y el poco enganche melódico de sus temas, hicieron que la película pasara desapercibida, además de por un demencial argumento (poco cinematográfico en acción real) inspirándose en distintos personajes de la obra de los hermanos Grimm. Se quedó con el mismo número de nominaciones (3) que la más celebrada anterior adaptación del compositor, “Sweeney Todd” (2008), lo más cerca que ha estado nunca Tim Burton de realmente tener presencia en los Oscar. El papel de bruja de Meryl Streep cumplió con lo esperado y con esa faceta de cantante explotada en los últimos años por la actriz. Eso sí, aunque estuvo en los principales premios salvo los Bafta, se quedaron sin nominación debido a su inclusión Jessica Chastain (“El año más violento”) o Rene Russo (“Nightcrawler”). El arrase corrió a cargo de Patricia Arquette (“Boyhood”).
Nominada como mejor actriz por “Florence Foster Jenkins” en 2017
Me atrevo a decir que “Florence Foster Jenkins” puede ser la nominación más cuestionada de la carrera de Meryl Streep junto a “Música del corazón”, bordeando en ocasiones lo excesivo y caricaturesco del personaje, pero es que ese era el tono de la propuesta de Stephen Frears apoyándose en la ingenuidad de una mujer adinerada que quiere cumplir su sueño de ser una gran cantante de ópera, algo que es jaleado por los que le rodean ante una mezcla de respeto y condescendencia a pesar de sus nulas actitudes para ello. El gran mérito de Meryl era algo tan complicado como que suene natural el cantar mal, cuando ella ha demostrado que es más que solvente en este aspecto. Todo además tenía una subtrama de enredo a cargo del vividor personaje de Hugh Grant, su marido, agente y protector demostrando que las reglas de cada pareja son las que se marcan ellos mismos por mucho que pueda ser juzgado a ojos de los demás. La realidad es que un soberbio Hugh Grant se quedó sin nominación y Meryl Streep fue la opción segura que siempre da lustre en la ceremonia a pesar de que a muchos les pareció un crimen que las damnificadas fueran Amy Adams (“La llegada”) y Emily Blunt (“La chica del tren”). El Oscar fue para Emma Stone (“La la land”).
Nominada como mejor actriz por “Los archivos del Pentágono” en 2018
¿Empiezan a oírse los tambores de un cuarto Oscar? La verdad es que Meryl Streep opositó a ello al dar vida a Katharine Graham, que se convirtió en la persona más importante del mundo de la prensa estadounidense de finales del siglo XX. Ella estaba destinada a heredar el puesto de su padre al frente de The Washington Post pero el cargo fue (por una cuestión de género) a manos de su marido, un hombre alcohólico, con serios problemas de depresión y que humillaba constantemente a su esposa en público. Tras enviudar de su marido, que se suicidó, se vio en la tesitura de reflotar a la empresa familiar cuando no se encontraba en un terreno seguro, el paso que necesitaba dar tanto a nivel profesional como personal fue la publicación de los papeles del Pentágono sobre la actuación de los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. Un ejemplo de ese cine usamericano crítico, inspirador y lúcido defendiendo el papel de la libertad de prensa como uno de los garantes fundamentales de una democracia. Un thriller periodístico que no desmerecía en nada a los grandes títulos del subgénero de la década de los 70 pero, parece que en los tiempos que corren, el consumo rápido también ha hecho mella a este tipo de producciones que son respetadas pero no amadas para marcar la diferencia en los grandes premios. La prueba es que Meryl Streep fue la única candidatura de la cinta además de la de mejor película.
Nacho Gonzalo