Conexión Oscar 2021: Festival de Toronto: "Una noche en Miami..."
Querido Teo:
Las restricciones geográficas del Festival de Toronto 2020 para la prensa fuera de USA y Canadá nos deja al margen en esta edición de algunas de las pocas películas con aspiraciones de Oscar que han llegado para presentarse en el certamen canadiense. Al menos Regina King ha superado todas las expectativas con "Una noche en Miami..." tras pasar también por el Festival de Venecia 2020. La cinta que podría convertirla en la primera directora negra en ser candidata al Oscar y que ya es la gran apuesta de Amazon Prime para la próxima temporada de premios. Hasta ahora sólo "Manchester frente al mar" en 2017 consiguió una nominación a mejor película para el Estudio.
"Una noche en Miami..." (Regina King)
La noche que cimentó las bases del "black power"
“Una noche en Miami...” es el debut de Regina King como directora después de probar esta faceta en capítulos de series como “Scandal”, “Animal kingdom”, “This is us”, “Shameless”, “The good doctor” o “Insecure”. King se ha convertido en una de las grandes hacedoras de la industria del entretenimiento desde muchas facetas, no sólo como actriz, y por ello no es de extrañar el respeto que tiene en el seno de la profesión en USA, cuando en España sólo es conocida por el público muy cinéfilo a pesar de haber ganado el Oscar 2019 a la mejor actriz de reparto por “El blues de Beale Street” y ganar, de momento, 3 Emmys en cinco años por sus participaciones en “American crime” y “Seven seconds”.
Ahora ha adaptado la obra de teatro de Kemp Powers, que ha sido su guionista, narrando la que fue una noche histórica y en la que se juntaron cuatro nombres de referencia en la cultura popular afroamericana del siglo XX como fueron el boxeador Cassius Clay (Eli Goree), el activista Malcolm X (Kingsley Ben-Adir), el cantante Sam Cooke (Leslie Odom Jr.) y el jugador de fútbol americano Jim Brown (Aldis Hodge). Un encuentro ficcionado para una amistad y una influencia que sí que fue real.
La cinta de Regina King se ha convertido en el plato fuerte para la prensa acreditada fuera de Canadá y USA en esta edición virtual del Festival de Toronto ya que otros títulos como "El padre", "Ammonite", "Nomadland", "Falling" o "Bruised". Además, precisamente en un año tan marcado por las revueltas raciales y el #BlackLivesMatter en Estados Unidos, este proyecto se erige como más pertinente que nunca a la hora de mostrar la alianza que tejieron entre sí estos emblemas y líderes de opinión de su comunidad para seguir avanzando en la lucha por los derechos civiles a través de sus palabras, actos y profesiones.
Una cinta atractiva y fascinante con una Regina King rotunda en la planificación en escena sabiendo que lo más vibrante va a tener que desarrollarse en una habitación de motel por medio de las conversaciones de estos cuatro hombres en una noche tan normal en apariencia como reveladora para el futuro de todo un pueblo, ante el papel que cada uno de ellos estaba destinado a jugar con su legado, más en unos años en que todavía era raro ver a los negros ocupando esas posiciones de notoriedad alejados de los tiempos de las plantas de algodón y las servidumbres. En “Una noche en Miami...” no sólo ese núcleo central es el importante sino también en cómo se cuenta la llegada allí de cada uno de y, sobre todo, como salen reforzados de cara al futuro, algo que la cinta no pretende ocultarnos.
Regina King rueda con el empaque elegante y melancólico de la película que le dio el Oscar pero también parece seguir la senda de ese cine de los 70 del que hicieron gala cineastas como John Cassavetes con films centrados en sus personajes y en el que un reducido espacio era el escenario para que estos se sinceraran sacando a la luz sus diferencias de criterios, egos y también puentes de unión para construir un futuro mejor para todos. Aquí ambientándose en la noche en la que Cassius Clay ganó su primer combate siendo lanzado al estrellato el 25 de Febrero de 1964 y antes de convertirse en Muhammad Ali.
Se respira gran cine en cada una de sus secuencias, desde las más ambiciosas como el combate de boxeo o las actuaciones musicales, así como en las más cotidianas como una simple llamada de un padre a su hija. Hay pasión y emoción ante la importancia de lo que se sabe que se está contando y con unos actores jóvenes que no son engullidos por el peso de la iconografía de sus roles destacando a los dos que más llevan la voz cantante como son el templado, conciliador y persuasivo Malcolm X y el desvergonzado, verborreico y carismático Sam Cooke que pone broche de oro a la película con Leslie Odom Jr. interpretando en los títulos de crédito la canción Speak now, clara contendiente al Oscar. Un escenario que sirve para que salga a la luz un texto en el que se ve la herida arrastrada por siglos pero también el raciocinio que lleva a la necesidad de una rebeldía orgánica y reparadora para que los avances no supongan una derrota todavía mayor víctima de la complacencia y el conformismo.
“Una noche en Miami...” se enfrenta a dilemas con honestidad e inteligencia en unas conversaciones de peso no sólo para ellos sino trascendentales en unos meses de alto voltaje en los que, todavía reciente la muerte de Kennedy en Dallas, la década más dramática para la cultura popular usamericana se saldaría posteriormente con los asesinatos de Malcolm X en 1965 y de Martin Luther King en 1968. Si Malcolm sustentaba su figura en su posicionamiento como líder activista en un momento en el que estaba a punto de romper con el Islam sabiendo su destino de mártir en pro de un buen bien, Cassius Clay sopesa abrazar esta religión ante su posición a hechos como la Guerra de Vietnam, Sam Cooke quiere evitar ser “el Sidney Poitier de la música” y contribuir con sus canciones a ser la voz y conciencia de un pueblo, y Jim Brown valora convertirse en actor de Hollywood y dejar atrás su exitosa carrera en la NFL. Entre reproches y bromas entre unos y otros hay camaradería, lealtad, respeto, admiración y compromiso mientras se cuestionan el papel de cada un sabiendo que la vida les ha puesto en una posición privilegiada que tienen que aprovechar para representar y favorecer a su pueblo.
Un brillante retrato, que respira gran cine en cada fotograma, en forma de interesante y didáctica conversación sobre activismo y cultura afroamericana que a buen seguro hará ruido positivo en la próxima carrera de premios ante una de las adaptaciones teatrales más inteligentes, auténticas, divulgadoras y conmovedoras que nos ha dado el cine reciente aunando magistralmente tanta desolación como esperanza en la revisión de un episodio que suena más vivo que nunca.
Nacho Gonzalo