Conexión Oscar 2019: Una Academia de Hollywood timorata y a la deriva
Querido Teo:
Un barco a la deriva sin capitán es lo que parece ser la Academia de Hollywood a una semana de la ceremonia de los Oscar. Y es que, tras el último anunció que provocó encendidas críticas de nombres como Alfonso Cuarón o Guillermo del Toro, y que arrinconaba a las categorías de fotografía, montaje, maquillaje y peluquería y cortometraje de ficción a los cortes de publicidad con el fin de ganar tiempo durante la ceremonia dejando a los ganadores de estas categorías fuera de la transmisión oficial, la Academia ha vuelto a desdecirse y ha dado marcha atrás ante un feedback recibido muy negativo. Rectificar es de sabios pero cuando se hace de manera continua eso se llama ineptitud y a día de hoy parece haber dos responsables de todo este esperpento, uno es el presidente de la institución (John Bailey) que ha demostrado ser sólo un títere de las circunstancias y de la preocupación por los datos de audiencia que arrojó la pasada ceremonia, el segundo una cadena ABC (que con los derechos de retransmisión hasta 2028) atesora una marca cinematográfica que le da prestigio pero que no sabe qué hacer con ella entre las manos.
No es baladí que ABC (que pertenece al conglomerado de Disney) no tuviera a ninguna de sus películas nominadas en los cuatro apartados que iban a quedar fuera de la ceremonia, por lo que no sólo se demuestra un interés televisivo en lo referente a la agilidad de la misma sino meramente de visibilidad y negocio. Es una pena que, antes de provocar toda esta marejada, alguien como John Bailey (que además pertenece a la rama de Directores de Fotografía) no supiera tener la personalidad necesaria para evitar todo este desaguisado teniendo en cuenta que, sobre todo, fotografía y montaje son los apartados técnicos más importantes y pieza clave en el proceso cinematográfico.
Todas las decisiones que ha ido anunciando la Academia en los últimos meses han quedado en saco roto muestra del desaguisado que es ahora la institución, que ya no saca pecho como la ceremonia más importante del mundo del cine sino que no es más que un timorato circo televisivo preocupado por los “ratings”. No habrá Oscar popular, Kevin Hart tuvo que dimitir después de ser anunciado siendo la primera ceremonia sin presentador desde 1989, los cuatro actores ganadores del año pasado darán los premios interpretativos como es habitual a pesar de que no habían sido invitados por la Academia, las cinco canciones serán interpretadas en la gala (no sólo las más mediáticas de “Ha nacido una estrella” y “Black Panther”), y todas las categorías tendrán cabida en la ceremonia, pero aunque volvamos al punto de partida (como si no hubiera pasado nada) la imagen de los Oscar queda en entredicho y necesita una reflexión profunda, claridad de ideas y apertura de miras para ver lo que quiere ser la Academia de Hollywood de los próximos años.
Y es que, a estas alturas, y víctimas de una carrera de premios bastante anodina, parece que todo el mundo lo que quiere es que llegue el 25 de Febrero y quitarse ya estos Oscar de encima. Que la audiencia siga bajando no es más que un círculo vicioso que no debería culpar a las películas nominadas (y su mayor visibilidad o no) sino a una Academia que da tumbos sin saber a dónde dirigirse y sin jugar su mejor carta, que es tener la gala de premios más importante, notoria y publicitada a nivel mundial. Movimientos como el de los últimos meses sólo harán que el prestigio se pierda, el interés se reduzca y que los Oscar sólo se consideren una patochada para frikis irredentos. Mucho trabajo tiene por delante la Academia de Hollywood para que la sangría de audiencia e imagen de marca no sea cada vez mayor.
Nacho Gonzalo