Conexión Oscar 2019: Cantantes que también recibieron nominación al Oscar como actores
Querido Teo:
Había mucha expectación pero también mucha gente con cuchillos en los dientes esperando que aterrizara "Ha nacido una estrella". A ojo de buen cubero la crítica USA ha apoyado bastante la película, y es que conecta mucho con ese “american dream” y los ecos más puros del éxito, la fama y los sacrificios de Hollywood, pero por otra parte las opiniones a nivel internacional (especialmente en España) han sido más desiguales. No obstante, nadie puede negar la sorpresa que supone ver a Lady Gaga convenciendo con gran naturalidad como actriz dramática, además de lucirse con su ya conocida torrencial voz. La artista, gustos aparte, no queda muy debilitada en la comparación con Janet Gaynor, Judy Garland y Barbra Streisand y eso ya habla muy bien de su trabajo, además del hecho de que Bradley Cooper haya sido generoso y, aunque el viaje más conflictivo lo lleva su personaje marcado por el trauma de la infancia y su dependencia al alcohol, da campo de lucimiento a una Lady Gaga que está muy cerca de la nominación al Oscar y se coloca ya como una de las favoritas a la estatuilla. No es raro en los últimos tiempos ver a actores que logran la candidatura en su primera actuación (e incluso ganarlo en los casos de Jennifer Hudson o Lupita Nyong´o) pero en la categoría más protagonista sí es más difícil encontrarnos casos similares por todo el estatus que supone ese premio, suponiendo no sólo el ser protagonista en tu primera intervención en el cine sino hacerlo de manera tan rotunda que ello te merezca la estatuilla. Eso es algo a favor de una Lady Gaga que, nunca mejor dicho, ya venía con el factor estrella de casa y que se sumaría a una serie de nombres que han conseguido la nominación al Oscar (como intérprete) tras triunfar en el mundo de la música. 23 nombres que suman entre todos 32 nominaciones y 9 victorias.
Lawrence Tibbett por “La canción de la estepa” (1930)
Lawrence Tibbett fue el primero de los dos cantantes de ópera que pueden decir que han sido nominados al Oscar, toda una rareza que no se ha visto desde los años 30. Estudió en Nueva York y en 1923 debutó en el Metropolitan Opera House, donde sería una de sus estrellas por décadas, allí representó a setenta personajes en 27 temporadas con casi 600 funciones totales. Su voz de barítono era poderosa, pero sobre todo sus dotes como actor y presencia escénica es lo que contribuyó a su éxito. Participó en musicales y también tuvo un programa de radio hasta que el alcohol fue minando sus facultades muriendo a los 63 años en 1960, diez años después de su retirada.
Lionel Barrymore dirigió “La canción de la estepa” como un enredo dramático cercano a la tragedia griega entre un príncipe y una princesa en Rusia que le valió a Tibbett la nominación como actor protagonista.
Miliza Korjus por “El gran vals” (1939)
Esta soprano polaca, comparada con Mae West, se situó en la vanguardia operística europea del momento siendo apodada “el ruiseñor de Berlín” debido a que fue en sus actuaciones en la capital germana donde alcanzó la fama siendo escuchada por Irving G. Thalberg que, tras disfrutar sus grabaciones y sin conocerla, firmó con ella un contrato de diez años.
Sólo hizo dos películas pero por la primera, “El gran vals”, optó al Oscar como mejor actriz de reparto en una cinta que se adentraba en el espíritu festivo y burbujeante puramente austriaco en este biopic sobre el gran compositor de valses Johann Strauss con la Viena romántica e imperial de telón de fondo. Korjus rodaría cuatro años después “Caballería del imperio” y murió por un fallo cardiaco en 1980 a los 71 años en Estados Unidos.
Bing Crosby por “Siguiendo mi camino” (1945), “Las campanas de Santa María” (1946) y “La angustia de vivir” (1955)
Este “dandy” símbolo de la elegancia fue el primer artista total que llenaba los cines y rompía todos los registros musicales. A día de hoy, y parece que así seguirá siendo, su clásico White Christmas, asociado anualmente a la época navideña, es la canción más escuchada de todos los tiempos desde que la estrenara en su show radiofónico en 1941. Su primer trabajo de relevancia en el cine fue “Ondas musicales” (1932) de Frank Tuttle para Paramount, que exprimiría al artista sabido del filón que tenía entre manos. En 1936, Crosby filmó la película “Pennies from heaven” para la Columbia Pictures junto a Louis Armstrong, convirtiéndose el segundo en todo un icono también para el público blanco. Durante la II Guerra Mundial, protagonizó exitosas comedias con Bob Hope, mientras subía la moral de las tropas frente a la amenaza nazi tanto en la radio como en actuaciones musicales.
Situado como uno de los artistas más queridos, su cambio de registro a un cine más serio, profundo y emocional le hizo llegar a la consagración consiguiendo en su primera nominación la estatuilla por interpretar al honorable y jovial sacerdote Chuck O´Malley frente a otros candidatos como su compañero Barry Fitzgerald por la misma película (ganando como actor de reparto), Charles Boyer (“Luz que agoniza”), Alexander Knox (“Wilson”) y Cary Grant (“Un corazón en peligro”). Después llegarían dos candidaturas más (la primera de ellas volviendo a repetir su oscarizado personaje), todas ellas como actor protagonista muriendo en Madrid a los 74 años en 1977.
Ethel Waters por “Pinky” (1950)
Ethel Waters fue una de esas cantantes que se hizo a sí mismas después de vivir en un entorno empobrecido y marcado por el racismo. Nacida de una mujer violada de solo 13 años, creció en un revuelto y violento distrito de Filadelfia. A pesar de ser adoptada por su abuela, nunca llegó a vivir más de quince meses seguidos en el mismo lugar. Sus recuerdos personales inciden en la falta de ambiente familiar y la ausencia de niñez en un sentido tradicional. Waters se casó a los 13 años, pero dejó pronto a su marido, que abusaba de ella, y se convirtió en sirvienta en un hotel de Filadelfia, trabajando por 4,75 dólares a la semana.
Su carrera profesional la comenzó en Baltimore y posteriormente en Atlanta en el mismo club que otra grande como Bessie Smith que le impidió cantar blues para no competir con ella, quedando relegada a un repertorio marcado por las baladas y las canciones populares. Ganó el Tony en 1950 por “The member of the wedding” y el Grammy honorífico en 1973, destacando en cine sus trabajos en “Cairo” en 1942, “Una cabaña en el cielo” en 1943, y junto a Lena Horne, “Pinky” en 1949 y “El ruido y la furia” en 1959. En la cinta de Elia Kazan, por la que fue candidata al Oscar como actriz de reparto, brillaba en su duelo con Jeanne Crain, también candidata al premio, en la que una mujer negra de piel clara se hace pasar por blanca, pero, cuando regresa a su casa natal en Mississippi, no le será fácil ocultar su verdadera raza y tendrá que enfrentarse a una ciudad llena de fanatismo, prejuicios y racismo. Murío en 1977 a la edad de 80 años.
Frank Sinatra por “De aquí a la eternidad” (1954) y “El hombre del brazo de oro” (1956)
12 años más jóven que Bing Crosby, pero con un aire más vividor y seductor, llegaba un Frank Sinatra que encontró en el cine en la década de los 50 el trampolín perfecto para levantar una carrera “tocada” y que, a partir de ahí, se relanzaría hasta alcanzar el trono que le convirtió en “la voz”. Nadie le quería en ese momento de su carrera pero Frank leyó el bestseller de James Jones “De aquí a la eternidad”, que estaba a punto de ser adaptado por Columbia bajo la dirección de Fred Zinnemann. Sinatra sintió que el personaje de Maggio era ideal para él, y empezó una campaña para hacerse con el papel. Pero las ideas de los jefes del Estudio eran otras y sólo accedieron a realizarle una prueba por petición personal de Ava Gardner. El actor, que estaba en Kenia acompañando a su mujer en el rodaje de “Mogambo”, no dudó en pagarse el viaje hasta Hollywood y logró convencer al director, pero no a los productores a los que les gustaba más Eli Wallach para el último personaje que faltaba para completar el casting.
Parece ser que la clave que salvó la carrera de Sinatra fueron las palabras de la mujer del productor que hizo ver que Wallach, aunque brillante, no era ni delgado ni italiano y, por tanto, no encajaba con el personaje. Hay otra versión de la historia que cuenta que el agente de Wallach empezó a pedir demasiado dinero mientras que Frank aceptó trabajar casi gratis, corriendo incluso el rumor de que había sido la mafia la que presionó para que el actor italoamericano fuera el intérprete elegido. Esta versión, aunque falsa, sirvió para inspirar a Mario Puzo la historia del artista en declive Johnny Fontane al que el hampa consigue un salvador contrato cinematográfico con una impactante cabeza de caballo. Sinatra se hizo con uno de los 8 Oscar de la película en el apartado de actor de reparto en el que estaban Eddie Albert por “Vacaciones en Roma”, Brandon DeWilde y Jack Palance por “Raíces profundas” y Robert Strauss por “Traidor en el infierno”. Dos años después repetiría nominación, ahora como protagonista, por "El hombre del brazo de oro" alternando con éxito desde ahí cine y música con total facilidad en la década de los 50, 60 y 70. Murió en 1998 a los 82 años.
Dorothy Dandridge por “Carmen Jones” (1955)
Dorothy Dandridge fue la Carmen de la versión contemporánea de la ópera de Bizet como esa cigarrera que destapa la caja de la pasión y los celos en una ardiente y castiza Sevilla. Dandridge se convirtió en la primera afroamericana en conseguir la candidatura en la categoría protagonista siendo la única nominación importante de la cinta de Otto Preminger más allá de la música compuesta por Herschel Burke Gilbert. El Oscar lo ganaría Grace Kelly por “La angustia de vivir”. En la infancia, y junto a su hermana Vivian, trabajó durante cinco años en el sur de los Estados Unidos, principalmente en locales de variedades de modesta categoría, los únicos no sometidos a la segregación racial, siendo introducidas por su madre en el mundo del espectáculo mientras ésta continuaba actuando en Cleveland. Tras “la depresión del 29”, Dandridge lo intentó en Hollywood, tanto en radio como en televisión, rebautizando su grupo como The Dandridge Sisters y actuando en locales del nivel del Cotton Club en Harlem.
Debutó en un breve papel en “Un día en las carreras” de los hermanos Marx y fue alternando intervenciones en el cine a pesar de los tópicos en los que caía por su color de piel, todo hasta que Preminger le dio un papel de enjundia en “Carmen Jones” repitiendo nuevamente en “Porgy y Bess” pocos años más tarde. Fue un duro golpe para su carrera que fuera descartada de “Cleopatra” después de que el director Rouben Mamoulian fuera apartado de la producción, combatiendo frente al racismo de la época y malviviendo en locales de variedades hasta que falleció a los 42 años en 1965.
Peggy Lee por “Los blues de Pete Kelly” (1956)
Peggy Lee está considerada una de las grandes compositoras y cantantes del siglo XX siendo toda una influencia para grandes artistas de la altura de Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Judy Garland, Dean Martin, Bing Crosby y Louis Armstrong. A inicios de 1942, Lee consiguió su primer número 1, Somebody else is taking my place, seguido en 1943 por Why don't you do right?, canción que vendió más de un millón de copias y la hizo famosa. Formó parte de la banda del clarinetista Benny Goodman con el que cantó en “El club 400” y “Tres días de amor y fe”, ambas de 1943, momento en que se casó con Dave Barbour, guitarrista de la banda de Goodman. Cuando Lee y Barbour dejaron la banda, la idea era que él trabajara en los Estudios y que ella se dedicara a las tareas domésticas y a criar a su hija, Nicki. Afortunadamente, la costumbre de la época no se impuso y trabajó en la composición y en sesiones ocasionales de grabación para Capitol Records en 1944, para quiénes produjo una larga cadena de éxitos, muchos de ellos con letras y música de Lee y Barbour.
Su relación con el sello Capitol abarcó casi tres décadas, junto a un breve período (1952-1956) en Decca Records, donde grabó uno de sus álbumes más aclamados "Black coffee" (1956). Estando con Decca, Lee consiguió grandes hits con las canciones Lover y Mr. Wonderful. En el campo de la composición destaca su labor en “La dama y el vagabundo” (1955), interpretando algunas canciones y poniendo voz a cuatro personajes, optando después al Oscar en 1956 por interpretar a una cantante de blues alcoholizada en “Los blues de Pete Kelly”, ganando Jo Van Fleet por “Al este del Edén”. Peggy Lee murió a los 81 años convertida en toda una leyenda como atestiguó el Grammy honorífico que recibió en 1995.
Miyoshi Umeki por “Sayonara” (1958)
Aunque fuera cumpliendo el estereotipo de mujer japonesa anclada a la tradición y el servilismo a su esposo, Miyoshi Umeki sigue siendo la única persona asiática en ganar un Oscar como intérprete, en este caso en la categoría de actriz de reparto. Por su papel en la cinta de Joshua Logan fue descubierta y eso le permitió estar en series como “Buscando novia a papá” (retirándose de la actuación tras su finalización en 1972) o en otros trabajos cinematográficos como “La casa de las tres geishas”, “Prometidas sin novio” o “Una muchacha llamada Tamiko”.
Mientras llevaba a cabo sus incursiones en la interpretación lo fue combinando con una carrera musical notable en sellos como RCA Victor Japan (1950-1954) y Mercury Records (1955-1959), además de grabar temas para “Sayonara” y “La casa de las tres geishas”. Murió en 2007 a los 78 años.
Doris Day por “Confidencias de medianoche” (1960)
Esta hija de inmigrantes alemanes comenzó a desarrollar su afición por el mundo del espectáculo a una edad muy temprana, y formó dúo con otro joven, Jerry Doherty. Con tan solo doce años ganó un contrato que le permitiría viajar a Hollywood. La ilusión de la pequeña Doris era triunfar como bailarina, pero su sueño se vio truncado cuando a la edad de 16 años sufrió un accidente de tráfico. Siempre activa y persistente siguió en la lucha y no decayó comenzando a cantar en big bands capitaneadas por cantantes como Barney Rapp, Bob Crosby y Les Brown, con los que cosecharía una serie de éxitos musicales, entre ellos sus primeros números 1, iniciando una gira por todo el país con la que obtuvo un gran éxito con el tema My dreams are getting better all the time, que le abriría las puertas de la industria cinematográfica tras ser un hit radiofónico. Su debut en la gran pantalla se produjo en el año 1948 con la película “Romance in the high sea”, especializándose en el cine musical y teniendo su primer gran éxito con “Calamity Jane”, en España llamada “Doris Day en el Oeste”, cinta que consiguió el Oscar a la mejor canción por “Secret love”, haciéndose con el favor de la crítica cuando protagonizó la historia de la cantante Ruth Etting en “Quiéreme o déjame” junto a James Cagney
Doris Day era toda una estrella y símbolo de la perfecta mujer usamericana, virginal pero pizpireta, rubia pero abnegada por la familia y ni con un peli de tonta. Eso era lo que buscaba Alfred Hitchcock cuando la fichó para “El hombre que sabía demasiado”, siendo uno de sus títulos más recordados y volviendo a dar fortuna al apartado musical ganando la cinta el Oscar a la mejor canción. La carrera de Doris Day se consolidaría virando a la comedia romántica amable y de enredo en los 60 y que inmortalizó junto a Rock Hudson trasladando a la pantalla la química que tenían como grandes amigos. Uno de esos casos fue “Confidencias a medianoche” por la cual fue nominada al Oscar a la mejor actriz, premio que ganó Simone Signoret por “Un lugar en la cumbre”. Day y Hudson rodaron otros dos títulos, “Pijama para dos” y “No me mandes flores”, que también funcionaron muy bien. La actriz trabajó con otros galanes de la época, como Cary Grant y James Garner. Los gustos de la época cambiaron y también su fama siendo su último trabajo “El novio de mamá” (1968). Retirada desde entonces, ha continuado flirteando con el mundo de la música viviendo retirada en un rancho de Carmel protegiendo a los animales y viviendo con calma a sus 96 años.
Bobby Darin por “El capitán Newman” (1964)
Bobby Darin fue uno de los ídolos de adolescentes de los años 50 y que con tiempo se convirtió en un artista al estilo renacentista, ya que cultivó un buen número de estilos entre los que estaba el folk, el country, el pop y el jazz, además de ser un solvente actor que incluso llegó a rozar el Oscar en una ocasión. Darin nació en el barrio neoyorkino del Bronx de familia italiana en 1936, por lo que su nombre de pila era Walden Robert Cassotto. Su padre murió cuando él tenía pocos años, y desde muy pequeño tuvo que convivir con la enfermedad. El pequeño Walden sufría un gran número de fiebres reumáticas que repercutían en su corazón y que amenazaron con poner en peligro su vida. Los médicos no pensaban que superaría la adolescencia. Se interesó por el mundo de la música y con 13 años ya tocaba con fluidez el piano, la batería, la guitarra, la armónica y el xilófono. En 1956, y después de muchas actuaciones en clubes nocturnos en los que ya se había hecho un nombre, firmó un contrato con la Decca. En sus primeros trabajos, Darin interpretaba éxitos de otros artistas, pero con Splish Splash logró con un tema propio vender más de un millón de copias. Fue su único single rockero. A finales de los 50 y principios de los 60, encadenaría éxitos como Mack the knife, la balada Deam lover, y sobre todo la conocida Beyond the sea, que dio título a su biopic cinematográfico protagonizado por Kevin Spacey, y que le valió a Darin un premio Grammy.
Bobby Darin fue sin duda un auténtico showman polifacético, ya que tenía un carisma que cautivaba a todos en sus actuaciones. Por eso era un auténtico genio cuando se subía a un escenario. No es de extrañar que el poder del cine acabara llamándole y que Darin, uno de los hombres del momento, participará en algunas producciones cinematográficas. Primero participó en películas para las que había compuesto la música, pero posteriormente ya participó como actor por pleno derecho. Destacan entre todas sus películas “Come september”, “Pressure point” y “El capitán Newman”. En la primera conoció a Sandra Dee, con la que se casaría en 1960, y con “El capitán Newman” tocaría techo en el campo de la interpretación consiguiendo una nominación al Oscar como mejor actor de reparto en 1964 perdiendo frente a Melvyn Douglas (“Hud, el más salvaje entre mil”). En 1967 se divorció de Dee, y su carrera comenzó a resentirse a pesar de seguir siendo el rey de todos los casinos más importantes de Las Vegas. Hombre comprometido, colaboró en la campaña presidencial de Robert Kennedy de forma intensa. Después del asesinato del hermano de JFK, Darin sufrió un duro golpe que se tradujo en una gran rabia y desesperanza por la condición humana que fructificaron con varios discos folk en clave de protesta. Llegaron los 70. Nunca le faltaba trabajo, incluso dio el salto a la televisión con un show en la NBC, pero sus problemas de salud que le acompañaban desde la infancia se agudizaron estando sometido a algunas operaciones. En el escenario ya no era el mismo, tenía dificultades para respirar y tenía que ir acompañado en todas ellas por su bombona de oxígeno. Murió en quirófano en plena operación cardiovascular el 20 de Diciembre de 1973. Sólo tenía 37 años.
Barbra Streisand por “Funny girl” (1969) y “Tal como éramos” (1974)
El icono Barbra Streisand se hizo a sí mismo a base de esfuerzo y autoexigencia. A los 19 años empezó a trabajar como animadora en clubs nocturnos, de donde pasaría a las revistas teatrales y a la televisión, con el programa “My name is Barbra”, que no tardó en convertirse entre los humoristas, casi todos tan judíos como ella, en “My noose is Barbra”. Pero en poco más de un año, en 1963, fue escogida para encarnar a Fanny Brice en el musical biográfico “Funny girl”. El éxito de la obra convirtió a Barbra Streisand en la sensación de Broadway, igual que sería la sensación de Hollywood cuando “Funny girl” se llevó a la pantalla en 1968, y la debutante intérprete se llevó el Oscar a la mejor actriz (compartido con Katharine Hepburn por “El león en invierno”). Su voz (especialmente en el tema People) dejó a todo el mundo boquiabierto y lo cantó miles y miles de veces, hasta llegar a odiarlo.
Volvió a ganar el Oscar (como compositora) por Evergreen de “Ha nacido una estrella” comenzando una serie de desencuentros con la Academia que parecía dispuesta a ningunearla como reproche a su divismo y egocentrismo. Y es que, a pesar de que con “Tal como éramos” volvió a ser nominada en 1974 como actriz, en 1977 los Oscar le premiaron en su faceta musical pero no en la interpretativa después de haber levantado con tanto ahínco su versión de “Ha nacido una estrella” y no consiguiendo la candidatura con la que sí que se hicieron en las anteriores películas Janet Gaynor y Judy Garland. Con “El príncipe de las mareas” en 1992 fue nominada como productora pero no como directora, algo que nunca ha conseguido como tampoco ocurrió con la comedia romántica “El amor tiene dos caras” con la que se tuvo que contentar en 1997 (otra vez) con la nominación a mejor canción. Aun así, y seguramente por el hecho de que los años, el dinero y su estatus de leyenda no se lo ha quitado nadie, sí que se prestó al guiño con el que la Academia quiso que presentara el Oscar a mejor director en 2010, el primero que recayó en una directora (Kathryn Bigelow).
Liza Minnelli por “El cuco estéril” (1970) y “Cabaret” (1973)
Con esos padres (Vincente Minnelli y Judy Garland) no era de extrañar que la pequeña Liza heredara un talento incalculable al que ella añadió un gran magnetismo en pantalla. A la edad de 19 años ya había ganado su primer Tony por el musical “Flora: The red menace”, comenzaba a tener sus primeros éxitos discográficos y recibió una nominación al Oscar en 1970 por interpretar a una excéntrica adolescente en “El cuco estéril”. Pero lo mejor estaba por llegar y eso fue su rotundo trabajo como Sally Bowles en la versión cinematográfica de “Cabaret” de Bob Fosse que, todavía a día de hoy, sigue siendo la película con más Oscar en su haber (8) que no se llevó el premio a la mejor cinta del año, siendo el precio de coincidir con “El padrino”. La Minnelli estaba arrebatadora en la piel de esta perdedora que trabaja como artista el cabaret Kit Kat Club en el Berlín de entreguerras y que se enamora de un chico que no tiene su sexualidad muy definida, estando perfecta en las escenas musicales y sobresaliente en las dramáticas ganando con rotundidad el premio a la mejor actriz tras haber sido candidata en la misma categoría pocos años antes.
A nivel cinematográfico su carrera ha sido relativamente corta, trabajó con su padre en “Nina”, con Martin Scorsese en “New York, New York” y protagonizó junto a Dudley Moore la exitosa “Arthur, el soltero de oro” ya que decidió centrarse en su faceta musical donde ha continuado trabajando entre matrimonios y problemas de salud. Aun así deja para la Historia no sólo un gran trabajo cinematográfico sino todo un icono del siglo XX.
Diana Ross por “El ocaso de una estrella” (1973)
Saltó a la fama en los años sesenta al formar parte del grupo The Supremes (1959-1970) y, aunque su carrera cinematográfica siempre es tratada con cierta burla por ser la Dorothy más pop en su versión de “El mago” (1978), no hay que olvidar que una nominación al Oscar como actriz protagonista jalona la trayectoria de esta artista que interpretó en el cine a Billie Holiday consiguiendo candidatura como actriz protagonista.
En 1993 entró en el Libro Guinness de Récords como la artista femenina de mayor éxito de todos los tiempos con 18 números 1, 12 con The Supremes y 6 como solista. Sólo The Beatles (con 20) y Mariah Carey (con 18) la han igualado o superado. Su carrera cinematográfica se centra en la década de los 70, su momento de mayor esplendor, formando parte también de “Mahogany, piel de caoba” (1975), convirtiendo a la banda sonora en un éxito (no así la película) y marcada por la mala relación que tuvo con el director Berry Gordy (que sustituyó a Tony Richardson) abandonando Ross de forma airada el rodaje. El fiasco de “El mago” (1978) supuso que la Motown (que había producido los discos de la cantante y también “El ocaso de una estrella”) no hiciera más películas desde entonces y, aunque Ross venía de ganar el Tony el año anterior por el especial de NBC “An evening with Diana Ross”, sólo ha conseguido desde entonces arañar una nominación al Globo de Oro por el telefilm “Esquizofrenia, un hilo de esperanza” en 1995. Lo demás han sido problemas con el alcohol y muy esporádicas actuaciones musicales siendo más popular por su amistad con Michael Jackson (con el que protagonizó “El mago” y nombrada en el testamento de éste como la encargada de tener la custodia de sus hijos en el caso de que la madre de Michael muriera) y algunos episodios de embriaguez. En 2012 obtuvo un Grammy por toda su carrera.
Bette Midler por “La rosa” (1980) y “Ayer, hoy y por siempre” (1992)
"La rosa” fue el primer trabajo oficial de Bette Midler en el cine y estamos ante uno de esos descubrimientos rutilantes y versátiles que le ha permitido tener una carrera meritoria pero no tan estable en el tiempo como la de otras compañeras de generación aunque haya recibido 2 nominaciones al Oscar a la mejor actriz. En la cinta de Mark Rydell encarnaba a una cantante de rock con claras similitudes con Janis Joplin, siendo el biopic de la artista que Hollywood todavía no ha podido hacer a pesar de los continuos intentos y la dificultad en conseguir los derechos de las canciones. La fuerza de su voz y su carisma convirtieron a Bette Midler en una habitual del mundo del espectáculo de Estados Unidos en sus múltiples facetas, triunfando en un escenario fuera para cantar o para sorprender con la acidez de sus monólogos, antes que eso se pusiera de moda, pero también para ser la robaescenas sólida que se lleva el interés de la cámara como así demostró en un gran número de películas en los 80 y 90 como “Un loco suelto en Hollywood” (1986), “Ensalada de gemelas” (1988), “Eternamente amigas” (1988), “El retorno de las brujas” (1993), “El club de las primeras esposas” (1996) o “Las mujeres perfectas” (2004).
En una carrera de más de medio siglo, Midler se ha hecho con muchos de los premios más importantes de la industria del entretenimiento, entre ellos 3 Grammys, 4 Globos de Oro, 3 Emmy y 2 Tony. Desde 1970 ha lanzado 14 álbumes de estudio como solista que han incluido varios de sus éxitos más conocidos y en la actualidad ha vuelto a sus orígenes en Broadway protagonizando el revival de “Hello, Dolly!”, que le ha valido en 2017 el segundo Tony de su carrera.
Cher por “Silkwood” (1984) y “Hechizo de luna” (1988)
Cher ha vuelto este 2018 gracias a “Mamma Mia!: Una y otra vez” que le ha permitido algo que se le da muy bien a los artistas; sacar un recopilatorio de grandes éxitos aunque no sean suyos. Cher ha visto la oportunidad de sacar un disco versionando canciones de ABBA y eso es suficiente para llenar marquesinas, vender de nuevo miles de discos y volver a dar conciertos después de que hace un tiempo se hablara sobre la frágil salud de la artista. Ha vendido más de 200 millones de discos a lo largo de su carrera, convirtiéndose en una de las artistas con mayores ventas de todos los tiempos. Es la única cantante que ha ingresado a las listas de éxito Billboard durante las últimas seis décadas y es la mujer de mayor edad que ha llegado a la cumbre del Hot 100 gracias al tema Believe, uno de sus mayores éxitos y que alumbró en 1998 dando resplandor a la música dance.
Al margen de ese aire hippy del comienzo de su carrera con Sonny & Cher, que daría paso en solitario a las plataformas y el brilli-brilli, el cine le ha dado grandes alegrías e incluso en los 80 se convirtió en una de las actrices de más prestigio de la década (¡quién lo diría ahora!) compartiendo pantalla y disputándose premios con gente del calibre de Meryl Streep, ambas en “Silkwood” siendo nominada Cher como actriz de reparto, alegato antinuclear de Mike Nichols en el que la protagonista (Streep) recoge pruebas e indicios que demuestran la ineficacia de las medidas de seguridad de la planta. Después de “Máscara” en 1985 fue con “Hechizo de luna” cuando confirmó el campanazo protagonizando una de las mejores comedias románticas de las últimas décadas imbuida por la música de Puccini, un guión tan entrañable como inteligente y una Cher en estado de gracia que recibía el Oscar a la mejor actriz ovacionada por una platea que se movía entre la sorpresa por ver a Cher con un Oscar y el regocijo por la satisfacción de que se reconociera un trabajo bien hecho de uno de los iconos del momento. Su Loretta Castorini era toda una superviviente cotidiana tan empática como reconocible en una cinta que fue todo un fenómeno y que también ganó actriz de reparto y guión original. A partir de ahí fue desapareciendo la actriz para quedar la diva asentada en la iconografía pop como se ha demostrado después en sus espaciadas intervenciones, bien interpretándose a sí misma en “El juego de Hollywood” (1992) o “Pret-a-porter” (1994), en cintas como “Té con Mussolini” (1999), “Burlesque” (2010) o la citada “Mamma Mia! Una y otra vez” (2018), o el telefilm de HBO “Si las paredes hablasen” por la que consiguió una nominación al Globo de Oro en 1997 por encarnar a una doctora asesinada por un fanático que estaba en contra del aborto.
Dexter Gordon por “Alrededor de la medianoche” (1987)
Una de las carrera cinematográfica más breves de todos los que integran este listado (apenas cuatro títulos) no impidieron que el saxofonista Dexter Gordon rozara el cielo de Hollywood con la nominación al Oscar a mejor actor protagonista por “Alrededor de la medianoche” de Bertrand Tavernier dando vida a un alcoholizado y enfermo músico de jazz que deleita con su instrumento en los locales parisinos de finales de los 50. Una de esas historias de amistad musical que tan bien funcionan en el cine y que se basa en las vidas del pianista Bud Powell y del saxofonista Lester Young.
Dexter Gordon fue alcanzando con el tiempo, tanto en Estados Unidos como en sus años en Europa, un estatus de leyenda que le encumbró en sus últimos años, precisamente aquellos de los que data la nominación ya que el músico falleció en 1990 con 67 años. Precisamente lo que se narra en la película tiene mucho que ver con la biografía del propio Gordon que, en 1962 y en la cresta de la ola, emigró a Europa permaneciendo durante 14 años entre París y Copenhague visitando sólo los Estados Unidos para grabaciones puntuales. Gordon encontró que Europa en la década de 1960 era un lugar mucho más fácil para vivir, diciendo que experimentaba menos racismo y un mayor respeto por los músicos de jazz encontrando mucha más perturbación en un Estados Unidos marcado por el conflicto, las revueltas raciales y el desencanto general.
Will Smith por “Ali” (2002) y “En busca de la felicidad” (2007)
De rapero a finales de los 80 con el nombre de The Fresh Prince a estrella televisiva mundial gracias al éxito de la comedia “El príncipe de Bel-Air”, una serie con algún tinte autobiográfico (los menos) pero sí con mucha gracia e ingenio que le permitió permanecer en la parrilla de NBC entre 1990 y 1996 y seguir repitiéndose en televisión a día de hoy. Ahí se cimentó el estrellato y carisma de un Will Smith que se convirtió en garantía para la taquilla con películas como “Men in black” o “Independence day” hasta que decidió probar como actor serio encontrando ahí sus dos candidaturas al Oscar en la categoría protagonista.
En “Ali” estuvo dirigido por Michael Mann encarnando al mítico boxeador aunque Smith, a pesar del esfuerzo, nunca sonó como premiable a pesar de ser un nominado fijo en el año marcado por el “black power” y en el que Denzel Washington y Halle Berry se hacían con los Oscar interpretativos principales. Después vendría la motivacional “En busca de la felicidad”, cinco años después, como ese padre capriano y abnegado que combate a un sistema que le lleva junto a su hijo a la exclusión social ganando ese año Forest Whitaker por “El último rey de Escocia”. Aunque Smith lo volvió a intentar de nuevo con “Siete almas” en 2008 ha decidido espaciar su carrera y vivir más tranquilo pero ya en otro estatus, alejado tanto del radar de los premios como de una taquilla en la que en los 90 era infalible.
Queen Latifah por “Chicago” (2003)
Queen Latifah es la segunda intérprete de hip-hop (después de Will Smith) en conseguir una nominación al Oscar y, aunque alternó su carrera musical con algunos trabajos en el cine, fue con “Chicago” cuando se reveló al mundo como la "Mama" Morton consiguiendo una nominación al Oscar gracias a su voz, carisma y rutilante presencia, todavía superada por una Catherine Zeta-Jones que se hizo con poderío con el premio.
Aunque no ha tenido en el cine una carrera regular, la hemos visto en comedias exitosas como “¡Se montó la gorda!” u otras cintas musicales como “Hairspray” o “Joyful noise”, ha continuado combinando ambas facetas con un estilo musical entre el hip-hop, jazz, rap y soul.
Jamie Foxx por “Ray” (2005) y “Collateral” (2005)
La moda de los biopics musicales se desató en Hollywood a finales de los 90 y primeros 2000 y este Oscar fue consecuencia de todo ello justo el año anterior en que Joaquin Phoenix fuera nominado por dar vida a Johnny Cash en “En la cuerda floja”. En todo caso, el Oscar de Jamie Foxx por “Ray” no se puede discutir a pesar de que, cegados por su mimetismo y enérgica interpretación de un icono que había fallecido pocos meses antes después de bendecir al actor para que le diera vida en cine, la Academia nominó a la cinta en las categorías más importantes a pesar de ofrecer tópico tras tópico en una película lineal con infancia difícil, auge, caída y consolidación de la leyenda entre problemas con las drogas y las mujeres.
No se concibe a otro actor para dar vida a Ray Charles y Foxx lo resuelve con nota tanto en sus gestos, movimientos de éxtasis en sus actuaciones golpeando el piano, y habiéndose preparado fuera de cámara para que la ceguera fuera convincente. Foxx fue candidato ese mismo año por “Collateral”, temporada que le puso en el mapa tras una tímida carrera en el cine en la que hasta el momento era haber recibido halago de Al Pacino durante el rodaje “Un domingo cualquiera”, y nunca más ha vuelto a ser nominado aunque lo haya intentado con “Dreamgirls”, “El solista” o “Django desencadenado”. Foxx impidió el primer Oscar de Leonardo DiCaprio en “El aviador” o que Clint Eastwood redondeara su gran noche de gloria por “Million dollar baby”. Jamie Foxx tiene también cinco discos publicados, siendo el segundo, “Unpredictable”, el más exitoso convirtiéndose en el quinto artista en recibir un Oscar y colocar un álbum en lo más alto (los otros cuatro en lograr esta hazaña son Frank Sinatra, Bing Crosby, Cher y Barbra Streisand).
Mark Wahlberg por “Infiltrados” (2007)
Mark Wahlberg pasó de ser el rapero que creaba polémica en sus actuaciones y que anunciaba calzoncillos a un actor habitual de las pantallas en los últimos 20 años. Habitualmente en el cine de acción y palomitero, también con sus puntos de comedia,pero solvente en títulos como “Diario de un rebelde”, “Boogie nights”, “La tormenta”, “The fighter” o “Ted”. A pesar de haber rechazado papeles en “Ocean´s eleven” (Matt Damon), “Brokeback Mountain” (Heath Ledger) o “Asalto al distrito 13” (Ethan Hawke), su olfato tampoco estuvo muy acertado cuando aceptó protagonizar la peores películas de directores como Tim Burton (“El planeta de los simios”) o Peter Jackson (“The lovely bones”).
Eso sí, no dejó escapar la oportunidad de trabajar con Martin Scorsese en “Infiltrados”, que le valió una nominación al Oscar a mejor actor de reparto por hacer de policía caustico, malcarado y violento en un personaje que iba creciendo durante la trama hasta jugar un papel muy importante al final de la cinta. Mucho mérito teniendo en cuenta que todo el mundo apostaba en su momento por la candidatura del más histriónico y legendario Jack Nicholson haciendo del carismático mafioso irlandés Frank Costello.
Jennifer Hudson por “Dreamgirls” (2007)
Jennifer Hudson saltó a la fama y fue conocida por el pueblo usamericano cuando despuntó en el “American Idol”, el equivalente al “Operación Triunfo” de nuestro país. Allí, muchos se identificaron con ella y se convirtió en una de las favoritas del público. Un gran poderío vocal, un carácter marcado y una simpatía natural provocaron que medios y revistas abrieran con ella durante todos esos meses de concurso. A pesar de ser una de las que más posibilidades de triunfo tenía, al final todo terminó y Jennifer fue expulsada del concurso en su recta final quedando séptima en el ranking. No hay nada más americano que caerse para volver a levantarse y quién le iba a decir que iba a ser en el cine y con Oscar.
Jennifer Hudson dominó de cabo a rabo la carrera, a pesar de ser su primera experiencia en pantalla, y no le afectó que finalmente la película quedara descolgada de las categorías de mejor película y mejor director. Es el alma de la cinta (a pesar del teórico protagonismo del personaje de Beyoncé) como Effie White, la componente del grupo con más carácter y también la que experimenta más matices a lo largo de la película. Jennifer llegó de rebote al papel ya que cuando el casting ya estaba cerrado tuvo la fortuna de que los productores la oyeran cantar y expresarse, decantándose finalmente por ella como la auténtica Effie, todo un reto teniendo en cuenta que cogía el testigo de una leyenda de Broadway como Jennifer Holliday que ganó el Tony en 1982 por su trabajo inmortalizando con desgarro el tema And I am telling you I´m not going que también le sirvió a Hudson para ser su lanzadera al Oscar y también de una carrera que, si bien ha sido irregular, ha continuado con títulos como “La vida secreta de las abejas”, “Winnie” o “¡Canta!”. Su próximo trabajo en el cine también será musical, la adaptación de “Cats”.
Jared Leto por “Dallas Buyers Club” (2014)
Jared Leto emergió del olvido con el papel de Rayon tras cuatro años sin asomar por el cine y centrado en su faceta musical y publicitaria, todo un reto físico y psicológico para un papel que tenía desde su concepción la etiqueta de premio. Un travestido enfermo de sida que acaba siendo el alma y el motor emocional de la cinta. Y es que Leto nunca se ha caracterizado por ser un mal actor. Sí una “rara avis” de irregular carrera y ambigua presencia, al que hemos podido ver en “El club de la lucha”, “American psycho”, “Réquiem por un sueño”, “La habitación del pánico”, “Alejandro Magno”, “Corazones solitarios”, “Chapter 27” o “Las vidas posibles de Mr. Nobody”, pero al que no se le puede negar que ha seguido la senda de un compañero de generación como Christian Bale que no es otra cosa que el darlo todo por un papel. Perdió 15 kilos (teniendo incluso unas taquicardias que le impedían conciliar el sueño) y convivió durante un mes con un enfermo de sida con el fin de alejarse del cliché y ver la evolución de la enfermedad a través de los ojos de alguien que lo vivía día a día. Eso le sirvió para llenar de gran humanidad su personaje de Rayon en “Dallas Buyers Club”, a la vez que servía para quitarle la coraza de prejuicios al también oscarizado trabajo de Matthew McConaughey.
Jared Leto no tardó en convertirse en el favorito de la categoría de actor de reparto en el año en el que “Dallas Buyers Club” salió muy bien parada de las candidaturas, mejor de lo que se pensaba con 6 nominaciones. Y es que por delante tenía dos rivales de peso como el esclavista Michael Fassbender (“12 años de esclavitud”) y el pirata somalí (“Barkhad Abdi”).
Mary J. Blige por “Mudbound” (2018)
Fue la pasada temporada una de las candidatas que gozaron de una de las campañas más potentes por ser una estrella del mundo de la música con inquietudes interpretativas que asumía su primer gran papel dramático en el cine y porque se encuentra en un film que habla sin tapujos de las consecuencias del racismo. Una de las herederas del soul representado por Chaka Khan, Aretha Franklin y Anita Baker combinándolo con el R&B contemporáneo que llegó a la nominación a mejor actriz de reparto.
Mary J. Blige llegó a los Oscar por su trabajo en “Mudbound” por partida doble, ya que como compositora también aspiraba a la estatuilla a la mejor canción por Mighty river. En el film de Dee Rees (aclamado en Sundance y que, hasta el momento, es la cinta albergada en Netflix que más candidaturas ha sumado) interpreta a Florence Jackson, la matriarca de una familia negra de Mississippi cuyo hijo parte al frente durante la Segunda Guerra Mundial y que tiene que vivir diariamente con el odio de sus vecinos muchos de ellos ayudados por ella o por los suyos. Blige se inspiró en algunas de las mujeres de su entorno más cercano que trabajaron en los campos y criando a niños de familias blancas. En cine le vimos también previamente en un musical como “Rock of ages. La era del rock” destilando presencia y calidad vocal.
Nacho Gonzalo