Conexión Oscar 2016: Los guiones
Querido Teo:
Este año las categorías de mejor guión vienen bastante definidas. La única duda es saber si servirán para encumbrar a una de las ganadoras o serán meros consuelos para favoritas que se tuvieron que contentar únicamente con este galardón. Sí, hablamos de “Spotlight” y “La gran apuesta” (ya ganadoras en el Gremio) que tendrán estos apartados como lanzadera o como techo no superable. En los últimos 16 años, 5 ganadoras de mejor película ganaron en el apartado de guión original y 7 en el de guión adaptado. Sólo en 2001 (“Casi famosos” y “Traffic”), 2003 (“Hable con ella” y “El pianista”), 2005 (“¡Olvídate de mí!” y “Entre copas”) y 2012 (“Midnight in Paris” y “Los descendientes”) ninguna de las ganadoras en guión repitió el premio en mejor película.
Guión original
Los candidatos
Joel Coen, Ethan Coen y Matt Charman (El puente de los espías)
Joel Coen y Ethan Coen se están acostumbrando a escribir guiones para otros como es el caso de “Un plan perfecto” de Michael Hoffman, “Invencible (Unbroken)” de Angelina Jolie y ahora “El puente de los espías” de Steven Spielberg. Junto a Matt Charman (primera nominación) los Coen (sexta nominación como guionistas ganando por esta faceta con “Fargo” y “No es país para viejos”) se centran en el caso real de un hombre honorable que hubiera hecho las delicias de Frank Capra y James Stewart, creando un relato intenso en la época de la Guerra Fría pero con mucha sobriedad y también con una pátina de humor muy agradecible sobre un abogado que defiende a un espía ruso, la representación del mal para una América temerosa y algo paranoica viviendo bajo la amenaza atómica y también de las escuchas entre gobiernos. Un trabajo clasicista y modélico pero también poco premiable a pesar de la mezcla de géneros qu convierte a este relato en uno de los mejor medidos (pero no necesariamente brillantes) del Spielberg reciente.
Alex Garland (Ex machina)
Alex Garland se ha convertido en el representante en esta categoría de una de las propuestas de ciencia ficción más alabadas de los últimos años y que, contra pronóstico, fue haciéndose un camino en la carrera de premios aunque finalmente se ha contentado con esta categoría frente a los halagüeños que veían a la cinta incluso en la categoría de mejor película. La historia de un joven programador informático que recibe el premio de visitar la mansión del presidente de la compañía en la que trabaja, un entramado tecnológico y alienante en el que conoce al robot Ava, produciendo en él una profunda fascinación. Elegante, sutil e intrigante es uno de las óperas primas del género más estimulantes de los últimos tiempos (la última quizás fue “Moon”) y sólo le pesa el factor novedad ya que parte de una premisa que ya hemos visto más de una vez en pantalla. Eso sí, navega entre el thriller, la sátira y la intriga sacando petróleo de sus elementos y provocando una sensación de permanente interés.
Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley (Del revés (Inside out))
Poco se puede decir a estas alturas de la experiencia que ha supuesto para muchos este año la última maravilla de Pixar, injustamente tratada en unas candidaturas que sólo le han brindado las 2 nominaciones más obvias. Aun así, sigue los pasos de “Toy Story”, “Buscando a Nemo”, “Los increíbles”, “Ratatouille”, “Wall.E”, “Up” y “Toy Story” como cintas de la compañía nominadas en este apartado. “Del revés (Inside out)” logra con maestría hablar del cambio de prioridades y del siempre complicado pero apasionante paso de la infancia a la adolescencia. La cinta, de sólo hora y media de duración, podría haber sido un proyecto menor de la compañía pero se ha pulido al extremo un ingenio desbordante que brota gracias al ritmo que imprime la dirección de Pete Docter (codirector de “Monstruos S.A.” y realizador de “Up”) y el guión de Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley acompañados siempre de la música de Michael Giacchino. Un equipo que se conoce y que ha dado un paso más en su colaboración conjunta. Es de una grandeza inusitada como la compañía ha logrado ofrecer, de una manera en apariencia tan sencilla, efectiva, entretenida y emocional, uno de los momentos de la vida que todos pasamos y hacerlo accesible para todos los espectadores. Y es que la cinta incluso bordea el drama social cuando se coloca en el momento exacto en el que la niña protagonista puede “perderse” para siempre tras una infancia feliz o agarrarse en cambio con cabeza, y gracias al cariño de los que le rodean, a una fase crucial en su vida. Pixar se confirma como un oráculo de nuestro tiempo que desde su diván animado nos pone la misma vida pasar, casi sin darnos cuenta, y tratar temas tan importantes como el sacrificio de los padres, las relaciones de pareja, los cambios de prioridades cuando se pasa de la mente infantil a la adulta y las distintas reacciones que se generan en nuestra cabeza ante determinados estímulos que encontramos a lo largo de la vida. Y siempre dejando claro que, con sentimientos negativos o positivos en la cabeza, todos ellos son necesarios y se complementan entre sí para dar dimensión y resultado a nuestro yo como persona.
Thomas McCarthy y Josh Singer (Spotlight)
Precisamente la anterior nominación de Thomas McCarthy en los Oscar fue por una película de Pixar, consiguiendo la candidatura como guionista por “Up” en 2009. Ahora comparte créditos con Josh Singer propiciando un guión medido y milimétrico sobre la profesión de periodista; un gremio vocacional que se introduce en las barricadas de las podredumbres morales en investigaciones comandadas por este grupo de reporteros que enarbolan la bandera de la pasión por su oficio y la comunicación de la verdad por delante de todo apoyo económico por parte de unos grupos de intereses que prefieren ocultar los hechos debido a los intereses económicos que mantienen diferentes estamentos con la Iglesia Católica. ¿Cómo afronta un medio el destapar las vergüenzas eclesiásticas cuando la mayoría de sus suscriptores o patrocinadores son católicos? ¿Se puede desvelar la verdad sólo hasta que nuestro propio interés se vea afectado? El gran acierto de la precisa película de Thomas McCarthy es no atosigar con los datos y los nombres y construir una propuesta amena, sencilla pero muy efectiva, que siempre intriga y mantiene el interés y en muchas ocasiones también termina atrapando sin grandes alardes ni aspavientos. Además, el espíritu de los thrillers periodísticos setenteros (cuyo tótem es “Todos los hombres del presidente” con sucesoras como “Veredicto final” o “Zodiac”) impregna una cinta (de la que hay más de quinta temporada de “The Wire” que de toda “The newsroom”) en la que lo que vemos es la pasión periodística de este grupo de personajes; de los que no conocemos nada de su vida personal, ni tampoco hace falta, ya que lo que los impulsa es simplemente la búsqueda de respuestas. Una cinta que, a pesar de centrarse en un hecho en concreto, va más allá y habla sobre la dejadez y aborregamiento de algunos sectores del gremio y, sobre todo, los defectos del sistema.
Jonathan Herman y Andrea Berloff (Straight Outta Compton)
“Straight Outta Compton” es una recreación del ascenso de la banda de hip-hop N.W.A. en un retrato casi documental que sigue los cánones de la biografía musical pero con un ritmo y un planteamiento muy atractivo a pesar de llegar a las dos horas y medias y poner el foco en un estilo de música más alejado de nuestro entorno y que explica que este verano sí que fuera todo un pelotazo en USA. Ritmo intenso y eléctrico dejando patente su importancia en la industria en un viaje de ida y vuelta del “american dream” de cinco jóvenes que tenían todo para acabar en una cuneta pero que tocaron la cúspide haciéndose con sus propias reglas dando fuerza a la irrupción de un movimiento y un estilo pero acabando engullidos por el capitalismo del sistema y cobrando un precio quizás demasiado alto por la fama. La fuerza del mensaje y la enérgica realización están por encima de una trama poco profunda, que a pesar de su irreverencia y cercanía toca la hagiografía, habiendo conseguido la nominación más que nada por el exitazo económico y como compensación por quedarse fuera de la categoría reina, donde muchos la colocaban a última hora viendo más allá de este retrato de la fama y observando su vertiente sobre el racismo y las desmedidas actuaciones policiales marcadas por el prejuicio.
El dictamen
La apuesta: Thomas McCarthy y Josh Singer (Spotlight)
La alternativa: Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley (Del revés (Inside out))
Quiero que gane: Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley (Del revés (Inside out))
Echo de menos: Quentin Tarantino (Los odiosos ocho)
Guión adaptado
Los candidatos
Adam McKay y Charles Randolph (La gran apuesta)
“La gran apuesta” es una cinta sobre la codicia y la especulación que desató la crisis económica mundial del 2008 en un subgénero que ha tenido ilustres representantes en el cine con cintas como “Inside job”, “Capitalismo: Una historia de amor”, “Margin call”, “The company men”, “Malas noticias”, “Wall Street: El dinero nunca duerme” o “El lobo de Wall Street”. La cinta nos lleva al origen de todo, el de unos tipos que supieron ver el problema y que no fueron escuchados; personajes cuestionables que van desde la honradez ética al deseo de seguir exprimiendo la ubre hasta el final. Y es que más que víctimas fueron tipos lo suficientemente inteligentes para aprovecharse del ninguneo reinante y, como lobos piel de cordero, incrementar su capital antes de que fuera demasiado tarde aprovechándose de la cerrazón y ceguera de los teóricos expertos. La cinta tiene su principal acierto en que entretiene a pesar de ser algo densa y en que trata uno de los temas más importantes que como sociedad del bienestar hemos vivido en nuestro tiempo. Todo en un texto atrevido y necesario que sabe sacar partido al tema farragoso que trata para convertirlo en fascinante gracias a un Adam McKay que ejemplifica sin adoctrinar, didáctico e irónico, bordeando la comedia amarga explotando lo peor de la condición humana que, lo que es más grave, parece que no vaya a aprender de la situación vivida.
Nick Hornby (Brooklyn)
El celebrado Nick Hornby obtiene su segunda nominación al Oscar seis años después de “An education”. “Brooklyn” se convierte en uno de los títulos más emocionales del año. El de la gran épica romántica de época que sufre muchas veces críticas facilonas por el miedo de esas personas a ser calificados de bizcochones. Háblese de “Cold Mountain” o “Expiación”, sólo por poner un par de ejemplos. La cinta se centra en la historia de una joven irlandesa que llega a Nueva York en la década de los 50 adaptando el bestseller de Colm Tóibín, todo un retrato sobre la carga de la nostalgia y el abrirse a la vida. El desarrollo iniciático, vital y amoroso de una joven que viaje a Nueva York en busca de trabajo ante las penurias vividas en la localidad irlandesa de Enniscorthy, lugar al que volverá cuando ya parecía encontrar su hueco debido a una inesperada noticia. ¿Dónde está su verdadero lugar? ¿Qué decisiones marcarán su futuro para siempre y tendrá que tomar? ¿Tanto sacrificio supone alcanzar la madurez? Saoirse Ronan encara el retrato de una mujer que empieza a despertar y que intenta liberalizarse y marcar su propio destino, corriendo el riesgo de terminar en tierra de nadie sin saber a qué mundo pertenece y siempre por el pesar de la ausencia esté donde esté. Todo en una adaptación modélica, con el oficio del aura británica, y con la emoción, épica romántica y drama necesario para que los espectadores vayan con su pañuelo.
Phyllis Nagy (Carol)
“Carol” parte de un proyecto que, en su momento, incluso fue rechazado por los editores de la novela en la que se basa, ante su componente lésbico desarrollado en unas Navidades de la década de los 50 en los que surge el flechazo/fascinación entre una mujer casada y con posibles, que siempre luce su abrigo de visón y su clase evocadora, y una joven dependienta algo ingenua y parada que tiene como pasión la fotografía y un novio que no encuentra respuesta afirmativa a sus peticiones de matrimonio. Las dos tienen unas vidas más o menos estables, sobre todo la primera, ambas con pareja masculina, pero finalmente, sea fruto del amor real, la química que se establece entre ellas, o simplemente la insatisfacción, acaban manteniendo una relación furtiva marcada por las cortapisas de la época, atrayéndose entre ellas pero sin el empuje necesario para dar el paso y con las sospechas de un marido que sabe perfectamente esos juegos de seducción e inclinaciones sexuales que tiene su mujer, incluso no dudando en dejar a su familia al margen de todo ello y pasar la Navidad con una chica que no deja de ser una desconocida pero cuyo candor la hace maleable y nada perturbadora. Una historia narrada de manera cíclica con un largo flashback que nos muestra la relación de ese flirteo clandestino y en cómo afecta a la vida de ambas, si para una se antoja como un capricho lujurioso más, para la otra termina siendo un descubrimiento a un mundo en su camino hacia la madurez definitiva como mujer. Aunque al final sean sus hombres las que las “encaucen” en una época en el que “el desliz” no se contemplaba como alternativa. Patricia Highsmith estaría orgullosa tanto de la adaptación como del trabajo de Cate Blanchett (cada vez más clase personificada tanto fuera como dentro de la pantalla) y Rooney Mara (en un personaje que recuerda a los inicios del de Peggy Olson en “Mad Men” a la hora de descubrir el mundo que le rodea), aunque en algún momento nos extrañe verlas como pareja y ejerzan más el rol de señora y sirvienta, algo muy propio debido a la distinta clase social a la que pertenecen, por lo que en su relación nunca se las ve de igual a igual, más cuando todavía la pasión entre ellas de desata más de una manera sugerida que real. Un trabajo tan sutil, elegante, desgarrado y esperanzado como la novela en la que se basa, definida como “la primera novela homosexual con final feliz”.
Drew Goddard (Marte)
Drew Goddard ha ayudado a Ridley Scott a abandonar el tono transcendental para ofrecer un producto fresco y desinhibido, alejado de la espectacularidad pero llegando a ser muy disfrutable siendo sobre todo la clásica lucha del hombre frente al entorno hostil jalonado aquí por el atractivo que siempre provoca el fascinante planeta rojo. Eso sí, el ingenio sustituye aquí a la presumible locura lo que rebaja el tono dramático y quita grandiosidad al devenir del personaje a millones de kilómetros de distancia. Eso sí, se agradece algo de luminosidad y esperanza en una cinta más de autor que se aleja del blockbuster sombrío y grandilocuente que se lleva a hora. Su virtud es precisamente esa cierta ligereza más que agradecible que salpica de chascarrillos la cinta con un Matt Damon más carismático que nunca.
Emma Donoghue (La habitación)
“La habitación” es un drama bastante genuino en el que una joven llamada Ma vive atrapada junto a su hijo Jack en un cobertizo, el “room” del título, un hábitat que han hecho a su medida para tener la vida más feliz posible hasta que llega el momento de escapar. Este caso se inspira en el cautiverio vivido por Elizabeth Fritzl llevado a cabo por el apodado “el monstruo de Amstettem” y la propuesta de la protagonista no va muy alejada de la llevada a cabo por Roberto Benigni en “La vida es bella”. Emma Donoghue, autora de la novela en la que se basa, ha escrito el guión de una cinta que nos introduce en ese particular universo que construyen entre sí madre e hijo y que condicionará su necesario reenganche al mundo exterior. Una cinta intensa y cuyo texto es elevado por dos de las mejores interpretaciones del año que apoyan una atmósfera angustiosa pero también reconfortante y bañando a la historia de una esperanza mayor que en la novela jalonada en la fuerza que establece en la relación entre madre e hijo.
El dictamen
La apuesta: Adam McKay y Charles Randolph (La gran apuesta)
La alternativa: Emma Donoghue (La habitación)
Quiero que gane: Phyllis Nagy (Carol)
Echo de menos: Jesse Andrews (Yo, él y Raquel)
Nacho Gonzalo
Guion Original
Totalmente de acuerdo con las apuestas:
La apuesta: Thomas McCarthy y Josh Singer (Spotlight)
La alternativa: Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley (Del revés)
Quiero que gane: Pete Docter, Meg LeFauve y Josh Cooley (Del revés)
Gran Sorpresa a Ganar: Alex Garland (Ex machina)
Echo de menos: Quentin Tarantino (Los odiosos ocho)
Guion Adaptados:
La apuesta: Adam McKay y Charles Randolph (La gran apuesta)
La alternativa: Phyllis Nagy (Carol)
Quiero que gane: Phyllis Nagy (Carol)
Gran Sorpresa a Ganar: Drew Goddard (Marte)
Echo de menos: Aaron Sorkin (Steve Jobs)