Conexión Oscar 2016: 5 interpretaciones lastradas por 5 discretas películas

Querido Teo:

No es que el Festival de Toronto esté arrojando este año muchos titulares de éxito rotundo, unanimidad o las clásicas “standing ovation”. Las películas que están teniendo buena acogida ya se vieron en otros certámenes como Sundance, Cannes o Venecia y sólo “Marte” de Ridley Scott ha podido tener una premiere de éxito en su debut. Toronto, este año más que nunca, ayuda a hacer criba y, a pesar de que se hayan destacado estas interpretaciones, el estar a bordo de proyectos discretos que no han terminado de ser tan redondos como se esperaban prácticamente les sentencian a quedarse fuera de la carrera.

Sandra Bullock (Our brand is crisis)

Aunque no se haya hablado mucho de él hasta el momento de su proyección en Toronto, Sandra Bullock vuelve a pasear su figura de cincuentona patosa tras armarla en el espacio (y a pesar de ello sobrevivir) en “Gravity”. En este caso da vida a una consultora política USA que intenta mejorar la opinión pública que genera uno de los candidatos que se presenta a las elecciones de Bolivia. En la cinta se luce dando salida a su demostrada vis cómica pero las intenciones no están acompañadas en el guión moviéndose en un fino tono de comedia negra y recuperando una historia que viene del satírico documental del mismo título de Rachel Boynton estrenado en 2005. El problema de Bullock es que, si además la película no acompaña, tiene difícil desbancar a las inicialmente asentadas Mulligan, Tomlin, Blanchett, Vikander, Lawrence e, incluso, Ronan y Smith como alternativas.

Tom Hiddleston (I saw the light)

A pesar del esforzado trabajo del actor británico en la película, reconocido por todos los que la han visto, “I saw the light” sufre ser el clásico biopic de músico (en este caso leyenda del country) que tantas veces se ha visto edición tras edición. Una película plana, hecha a esbozos y que sólo saca algo de partido de los momentos que comparte el actor con Elizabeth Olsen, su mujer en la ficción. Algo poco novedoso, plano y sin el brío necesario para rendir tributo a un icono de la cultura popular USA. Ya ha desaparecido del quinteto de actores del oscarómetro y va en caída libre. Ni las habituales dotes del actor para la promoción parece que vayan a sacarle de la posición de favorito temprano que se evaporo rápidamente gracias a una película de un subgénero que desde “Ray” y “En la cuerda floja” no rasca nada a nivel de premios.

Bryan Cranston (Trumbo)

Otro posible contendiente a mejor actor que parece que se quedará en nada. Quizás sea el gran damnificado en las críticas actorales de Toronto, ya que ha pasado de ser opción para ir camino hacia su EGOT (a por el Oscar tras ganar Emmy y Tony) a hundirse junto a la película; acusada de una realización demasiado televisiva que no saca partido a la posible crítica a la hipocresía de una industria de Hollywood polarizada y mezquina. En cambio, Cranston ha recibido críticas que van desde la emoción que despierta en un speech final hasta la rigidez estática de un personaje que bordea la caricatura y con el que es difícil empatizar. En todo caso, cada vez se confirma más que estamos ante un “Hitchcock” (y no sólo por la presencia de Helen Mirren).

Julianne Moore (Freeheld)

Tras ganar el Oscar el año pasado en esta ocasión la Moore no repetirá fortuna ni por asomo con este drama lacrimógeno y reivindicativo que ya fue oscarizado en formato corto documental en 2008. Un proyecto levantado por la actriz Ellen Page, que interpreta en la ficción a la pareja de una Julianne que padece una enfermedad degenerativa y las desigualdades sociales propias de la relación que mantienen. El año pasado Moore tenía el factor deuda con “Siempre Alice”, una cinta también muy telefilmera y que no disimulaba las teclas que pretendía tocar, pero con ese tema saldado ni la cinta ni las interpretaciones parece que llegarán a mucho. Aun así, la eficiencia conmovedora de Moore y el apasionamiento que imprime Page al personaje de compañera tenaz y luchadora podrían tener un mínimo recorrido por encima de un muy bien valorado Michael Shannon y un directamente vapuleado Steve Carell en una película repetitiva y a la que se le achaca no tener el nervio necesario.

Ben Foster (The program)

Con una prótesis heredada del Steve Carell de “Foxcatcher” se presenta Ben Foster en lo nuevo de Stephen Frears, proyecto que ha ido dando vueltas hasta que por fin se ha plasmado la épica y mentira de uno de los deportistas más mitificados y controvertidos de la era moderna. Un ídolo caído del que ya se hizo eco el documental “La mentira de Armstrong”. La cinta tiene un aire semidocumental que refrenda un proyecto que parece haberse quedado a medio camino con un Foster escalofriante que provoca rechazo al espectador no generando la mínima sensación de lástima. Un buen retrato psicológico de la ambición, la huida hacia delante y la doble moral de la opinión pública. Un biopic al uso, no tan satisfactorio como debiera, y con un Foster que dignamente resuelve la papeleta pero no de una manera reconocida de manera magistral para que otros rivales le tengan miedo en la carrera.

Nacho Gonzalo