Conexión Oscar 2016: 11 nombres en la carrera al Oscar a mejor actor
Querido Teo:
Desde que ha comenzado la carrera al Oscar pocos nombres han ido quedándose en la cuneta (y pocos también sobresaliendo especialmente). Continúan bien firmes apuestas claras desde hace muchos meses. Es verdad que Eddie Redmayne pierde posibilidades de cara a su #SecondIsComing pero va a estar ahí hasta el final pase lo que pase con “La chica danesa” (todavía una incógnita que no hay que descartar todavía) mientras Michael Fassbender por “Steve Jobs” es una opción de peso (quizás más por las ganas de hay que verle como un Oscar como valor de la nueva hornada) que no termina de confirmarse de momento ante la caída en las opciones que parece tener la cinta de Danny Boyle. Eso sí, siempre queda Leonardo DiCaprio para animar un apartado de cara a un Oscar que si ganara el pueblo en sí hará suyo y un Tom Hanks que, tras quedarse fuera inexplicablemente hace dos años, aspira a conseguir una candidatura que no rasca desde 2001. Por lo demás, la quinta plaza queda entre un Johnny Depp mafioso (al que algunos dan más opciones de las que realmente tiene), un par de veteranos británicos (Michael Caine y Tom Courtenay), el eficiente Matt Damon (“Marte” va ganando la partida a “Mad Max: Furía en la carretera” como la opción palomitera de cara a premios) y dos actores negros (Will Smith y Samuel L. Jackson). Bryan Cranston por “Trumbo”, Tom Hiddleston por “I saw the light”, Ian McKellen por “Mr. Holmes”, Don Cheadle por “Miles ahead” y Joseph Gordon-Levitt por “El desafío (The walk)” tendrán que esperar a otra campaña y han ido diluyéndose conforme pasaban las semanas.
Michael Fassbender (Steve Jobs)
El último lustro ha sido el de la confirmación de la generación de actores encabezada por Michael Fassbender y Benedict Cumberbatch. Tras su descorazonadora y brutal interpretación en “Shame”, recompensada con una Copa Volpi en el Festival de Venecia pero demasiado polémica para la Academia, Fassbender llegó a los Oscar hace dos temporadas con su papel de esclavista en “12 años de esclavitud”. El inicio de una relación con los grandes premios que promete ser larga y, seguramente, con la recompensa del Oscar en algún momento. Si el año pasado fue Stephen Hawking el papel referencial y reverenciado que fue el trampolín al Oscar para su actor, Fassbender acomete el rol de Steve Jobs, todo un visionario y figura sin la que se comprendería la translación del siglo XX al XXI, aunque sólo sea por lo que ha tenido de importancia para nuestra sociedad en la llamada “generación Apple”. Un proyecto deseado por muchos (aunque se adelantó la película protagonizada por un mimético Ashton Kutcher) que empezó en las manos de David Fincher y Christian Bale y terminó en las de Danny Boyle y Michael Fassbender. Uno un director más funcional y menos genio y el otro con el hándicap de no tener ningún parecido con Jobs. Aun así, la película ha mantenido su estructura inicial casi teatral de estar rodada en tres actos con el guión de Aaron Sorkin como principal valor añadido. Fassbender tiene el reto de mostrar la evolución del personaje que va del brío del visionario pedante al genio tecnológico que empieza a sufrir los estragos de su enfermedad. En una carrera sin favorito claro, tanto por el peso del personaje como del predicamento que ya genera el actor en la comunidad cinéfila, Fassbender sería un buen candidato de consenso culminando un gran año en el que se ha atrevido con el protagonista más sanguinario de Shakespeare en “Macbeth” y con un forajido en “Slow West”.
Leonardo DiCaprio (El renacido)
Lo de Leonardo DiCaprio ya es algo personal para muchos que no comprenden cómo es posible que el Oscar no haya caído en sus manos todavía. De niño prodigio pasó a ídolo carpetero y después a actor respetado y eso es una evolución que muy pocos (se pueden contar con los dedos de una mano) han podido contar. Tras cuatro nominaciones infructuosas como mejor actor (se quedó bien cerca del premio en “¿A quién ama Gilbert Grape?”, “El aviador” y “El lobo de Wall Steet”) este año podría tenerlo todo de cara interpretando a un explorador abandonado a su suerte por sus compañeros tras el ataque de un oso. “El renacido” es lo nuevo de Iñarritu cuando todavía su triunfo en los Oscar está muy reciente, algo que puede ser un inconveniente pero también una ventaja si tenemos en cuenta que, a uno de los mejores directores de actores de la actualidad, ya le va tocando que alguno de sus intérpretes rompa la maldición de que ninguno haya ganado el Oscar bajo sus órdenes. DiCaprio siempre sufre que no caiga especialmente bien entre sus compañeros actores, no es un ejemplo de don de gentes ni de simpatía promocional, teniendo una muralla que le hace esquivo por verle los demás demasiado endiosado y preocupado por rodar con los mejores directores para así hacer un ataque definitivo al Oscar mientras se pega alguna juerga en yate con alguna otra modelo. Esa opulencia de la fama no favorece ante unos académicos que siempre se decantan habitualmente más por el actor que por la estrella. Aun así, nadie ha visto todavía una película que vive la fase final de postproducción a contrarreloj y con la que DiCaprio tiene una gran lanzadera en un año abierto ofreciendo uno de esos trabajos de hombre frente a la naturaleza que, a pesar de todo, y más con ese tono lúgubre que parece tener la película, no es el tipo de papel que suele ser premiado. Que se lo digan a un Emile Hirsch que todavía no se explica que no fuera candidato por "Hacia rutas salvajes".
Eddie Redmayne (La chica danesa)
Cuando todavía se recuerda lo emocionado que Eddie Redmayne subió a recoger su Oscar (una reacción en su caso más humilde que pretendidamente forzada), el joven británico vuelve a la carrera con un papel por el que volvería a ganar si no fuera por ese reciente premio. Y es que las críticas, sin ser malas para la película, han restado un poco sus opciones teniendo en cuenta lo incontestable que tienes que ofrecer para merecer un segundo Oscar actoral consecutivo algo que, en el apartado masculino, sólo han conseguido Spencer Tracy en los 30, Jason Robards en os 70 y Tom Hanks en los 90. Aun así, y aunque todos hablen de que Alicia Vikander termina eclipsándolo, no hay que menospreciar sus opciones y el alegato que encierra su personaje en una época en la que la televisión y el cine han empezado a profundizar en el asunto. Y es que dar vida a la primera persona que se sometió al cambio de sexo es un regalo para cualquier actor, más cuando está Tom Hooper (no se le puede negar su buena mano con los actores), es todo un regalo. Redmayne logra hacer suyo un personaje que estaba destinado a ser interpretado por una mujer (Nicole Kidman fue una de las opciones). La incertidumbre en la carrera sigue beneficiando a un actor que, de haber caído derrotado el año pasado, a buen seguro que este sería favorito y, curiosamente, a buen seguro las críticas efecto bola de nieve hubieran sido mejores. Mientras, Redmayne sigue demostrando su buen tino a la hora de llevar una carrera de pocos títulos pero muy seleccionados y siempre importantes retos lo que explica su imparable progresión en los últimos años.
Tom Hanks (El puente de los espías)
Si nos hubieran preguntado hace 15 años quien habría ganado ya 3 Oscar como mejor actor todos habríamos dicho su nombre. Finalmente fue Daniel Day-Lewis quien le adelantó y Tom Hanks lleva desde que dejó al balón Wilson a la deriva sin conseguir una candidatura. Década y media después, Hanks mantiene su estatus poderoso en Hollywood pero sus grandes interpretaciones se han ido espaciando y sólo por “Camino a la perdición” y “Capitán Phillips” se quedó cerca de la candidatura durante este tiempo. En su contra una carrera que ha sido mucho más rutinaria y simplona que la que le convirtió en el mejor actor de los 90. Ahora vuelve con la que es su cuarta colaboración con Spielberg (sólo si contamos la relación director/actor) consiguiendo entre todas ellas candidatura por “Salvar al soldado Ryan” en 1999. Una interpretación en “El puente de los espías” que ya se compara con la que habría hecho un James Stewart en plena forma como sinónimo de buen americano, valiente y honorable, defendiendo sus ideales y los de su país en la época de la Guerra Fría. Si a pesar de su emotiva explosión final, y el sufrimiento de su personaje, en “Capitán Phillips” se quedó fuera entrando en su lugar un caricaturesco Christian Bale, no podemos apostar 100% seguro por una interpretación que a buen seguro mantendrá su oficio pero que también puede pecar de demasiado sobria y poco efectista y llamativa, más cuando no es la primera vez (véase el caso de “La milla verde”) que su compañero de reparto le acaba pasando por delante. Aun así, Tom Hanks es institución y, pareciendo que ha recobrado las ganas de actuar y el buen tino en su carrera como intérprete, es cuestión de tiempo que Hanks pueda optar al tercero aunque para conseguirlo algún día tenga que esforzarse al máximo.
Johnny Depp (Black mass)
Tras caer en los pozos de la caricatura y el maquillaje estrafalario, el que Johnny Depp y Tim Burton se hayan dado un tiempo (“Sombras tenebrosas” ya es de hace tres años) puede beneficiar a ambos. Tras las tres nominaciones casi consecutivas conseguidas por “Piratas del Caribe”, “Descubriendo a Nunca Jamás” y “Sweeney Todd”, Depp se ha movido entre ciertos problemas con las adicciones y una desgana alarmante en las que por el medio le hemos visto como Sombrerero Loco en “Alicia en el país de las maravillas”, indio inexpresivo en “El llanero solitario”, alter-ego literario y excesivo en “Los diarios del ron”, científico en “Transcendence”, lobo con tintes pederastas en “Into the woods” y estafador con bigote "daliniano" en “Mortdecai”. A pesar de los fiascos de casi todas ellas, sigue siendo uno de los actores más apreciados y valorados por el gran público que se relame con poder ver tanto a Depp como a DiCaprio compitiendo por segunda vez juntos (ya ocurrió en 2005) en los Oscar. Ha tenido que ser dando vida a un mafioso rey del escalafón criminal en Boston cuando ha vuelto a sonar para los premios, no desligándose de cierto aspecto vampírico en transformación marca de la casa. Aun así, aunque haya vuelto a recuperar presencia y cierto prestigio actoral, tanto el personaje como su interpretación no deja nada nuevo en el amplio listado de personajes de este tipo que hemos visto en el cine. Nos parece más un contendiente para la quinta plaza que como un favorito por mucho que algunos homólogos usamericanos lo den como tal. Vean y juzguen.
Michael Caine (La juventud)
Tras 2 Oscar ganados como mejor actor de reparto (“Hannah y sus hermanas” y “Las normas de la casa de la sidra”), Michael Caine se aleja de esos papeles de mayordomo y mentor a los que le ha relegado Christopher Nolan para asumir un reto actoral protagonista que en los últimos tiempos sólo ha podido ser en “La huella”, “Harry Brown” y “Mi amigo Mr. Morgan”. Superados ya los 80 años, el gran maestro de la interpretación británica hace fácil lo difícil y sin aparente esfuerzo construye el trauma de un director de orquesta apasionado por la juventud pero lastrado por la crisis creativa consecuencia de un drama personal que a lo largo de la película se desvelará. El Fred Ballinger de Michael Caine adopta sobriedad y sutilidad recordando al Mastroianni de los últimos años en los que su sola presencia manaba más allá de la habitual expresividad y parafernalia italiana. La reverencia que encierra su nombre es su mayor baza ya que muchos querrían ver a Sir Michael con su séptima nominación al Oscar siendo la última hace 13 años por “El americano impasible”. Y si además nos regala un discurso tan brillante como el que se marcó son su última victoria, eso que nos llevaremos.
Tom Courtenay (45 años)
Otro británico institución, este más a nivel de su país que internacionalmente, teniendo en cuenta que su carrera se ha centrado sobre todo en el teatro con una presencia en cine más espaciada, hecho que no le ha impedido tener 2 nominaciones al Oscar; una como secundario en 1966 por “Doctor Zhivago” y otra en 1984 como protagonista por “La sombra del actor”. Andrew Haigh en “45 años” logra una muesca más en ese cine de drama romántico otoñal marcado por la vejez, el paso del tiempo y la enfermedad del que hemos tenido ejemplos en cintas como “En el estanque dorado”, “Iris” o “Amor”. Tanto Courtenay como su compañera de reparto, Charlotte Rampling, fueron premiados en el Festival de Berlín por su conmovedor trabajo de pareja a la que golpea una noticia del pasado justo en su 45º aniversario de boda. Una película pequeña que va ganando peso durante el paso de las semanas y, si bien Rampling parece tener más opciones, de la siempre competida carrera de mejor actor podría emerger un Courtenay que intentará que su bagaje previo en los Oscar no le haga quedarse a las puertas como le pasó a Jean-Louis Trintignant por la película de Haneke. Aunque tener en competencia al más popular Michael Caine (que cubre el mismo nicho en edad y nacionalidad) es su principal piedra en el camino.
Matt Damon (Marte)
La popularidad también está de la mano de un Matt Damon que ya ha dejado de ser ese joven prometedor que ganó el Oscar como guionista por “El indomable Will Hunting” junto a su colega Ben Affleck por un trabajo que nadie quería producirles y que ellos sacaron adelante gracias a Weinstein y Gus Van Sant. Con el tiempo ha pasado a convertirse en uno de los nombres más reconocibles, una garantía en taquilla y, gracias a “Ocean´s eleven”, ser miembro del grupo de molones de Hollywood del que también forman parte George Clooney y Brad Pitt. A pesar de que lo ha intentado con cintas como “El soplón” (con cambio físico incluido), si obviamos “El indomable Will Hunting”, Damon sólo ha vuelto a ser nominado por “Invictus” donde era un buen contrapeso al carisma de Morgan Freeman como Mandela. Damon es ese tipo de actor que es más querido por el público que por los premios y a él eso no parece importarle en exceso. Afortunadamente para él, “Marte” aúna la espectacularidad comercial con el punto de cine de entretenimiento de calidad, siendo incluso un reto importante llevando el peso de la película en las condiciones más inhóspitas como ya le ocurriera a Sam Rockwell en “Moon” y a Sandra Bullock en “Gravity”. Aunque “Marte” va ganando peso día a día, gracias a las buenas críticas y a una satisfactoria taquilla, es verdad que el cerco se va estrechando en un Ridley Scott que podría tener cierto reconocimiento de la Academia con una nueva nominación más que para un Matt Damon siempre solvente pero nunca asombroso. Aun así, la quinta plaza está a su alcance si al final ninguna de las dos glorias británicas comentadas anteriormente es tenida en cuenta.
Will Smith (Concussion)
Caso parecido al de Matt Damon es el de un Will Smith que podría optar a su tercera candidatura si prosperan sus opciones por “Concussion”, un drama médico y deportivo centrado en el Dr. Bennet Omalu, un neuropatólogo forense que descubrió el síndrome post conmoción cerebral que contribuyó a los suicidios de ex estrellas del fútbol americano (NFL). Una cinta efectiva que ha asomado por el AFI Fest pero que tampoco ha parecido deslumbrar a pesar de que lo más destacado de un coral reparto es un Will Smith que vuelve a ponerse serio como en el caso de sus 2 nominaciones al Oscar, “Ali” y “En busca de la felicidad”. Smith intenta asentar los cimientos de su carrera futura ya que alejado de sus papeles de tío molón y simpático ha espaciado su carrera y ahora se mueve en repartos más concurridos en los que él ya no es la estrella “prima donna”. Un ejemplo es la próxima “Suicide squad”, donde sólo será uno más, y en su intención de no repetir en futuras secuelas de “Men in black” o “Dos policías rebeldes”. Aun así, todo parece indicar que la excesiva sobriedad del personaje (a pesar de algún speech "Oscar clip") le acabará pesando y se descolgará.
Samuel L. Jackson (Los odiosos ocho)
Samuel L. Jackson debe su única nominación al Oscar a Tarantino por “Pulp fiction” en 1995 convirtiéndose desde ahí en uno de los actores más prolíficos de las últimas dos décadas y, por qué no decirlo, en el negro de cine por antonomasia junto a Denzel Washington, Will Smith y Morgan Freeman. La ocasión en la que volvió a estar cerca de la candidatura fue por “Django desencadenado” como ese desquiciado mayordomo esclavista aunque sufrió ser el tercer secundario de la cinta por detrás de Christoph Waltz y Leonardo DiCaprio. Ahora en su papel de mercenario cazarrecompensas salta a la categoría protagonista y eso hace complicar sus opciones teniendo en cuenta la alta competencia que también le hacía difícil sus posibilidades en actor de reparto. No es un año de dominadores pero sí de muchos contendientes sobre el papel.
Géza Röhrig (El hijo de Saúl)
Como efecto sorpresa, y sólo en el caso de que “El hijo de Saúl” pudiera optar a mejor película o mejor director, como afirman sus tapujos algunas arriesgadas predicciones, podríamos ver a este actor y poeta húngaro de 48 años entre los nominados a mejor actor. Todo dependerá de la fuerza que arrastre una película que, por otra parte, es favorita indiscutible en estos momentos en el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Con la fuerza conseguida desde el Festival de Cannes, y con Sony Pictures Classics estrenándola en Diciembre en USA, Röhrig podría seguir el caso de nombres como Catherine Deneuve por “Indochina”, Massimo Troisi por “El cartero (y Pablo Neruda)”, Roberto Benigni por “La vida es bella”, Fernanda Montenegro por “Estación central de Brasil”, Penélope Cruz por “Volver”, Emmanuelle Riva por “Amor” o Marion Cotillard (Dos días, una noche). En su haber el drama bélico más humano y descarnado, así como la sobriedad y la fuerza de una mirada, entre el coraje y la fragililidad, que emociona pero también hiela la sangre ante el drama de la maldad humana.
Nacho Gonzalo