Conexión Oscar 2014: “12 años de esclavitud”, un tema importante para dignificar la estatuilla
Querido Teo:
Con “12 años de esclavitud” ya en las salas comienza el recorrido en nuestro país de la presumible ganadora del próximo Oscar. Líder de nuestro oscarómetro desde Agosto ha consolidado su posición semana a semana. Primero con el premio del público de Toronto que hizo que poco a poco fuera ganando la sensación de que la pelea este año era cosa de dos sin nadie que pudiera impedirlo y sin que una tercera se convirtiera en alternativa seria. A pesar de un comienzo ante la crítica no tan monopolizador como se esperaba, las recientes nominaciones del Gremio de Actores y los Globos de Oro no ha hecho más que acrecentar esa sensación de que el nombre de la película ganadora del Oscar ya está cerrado desde hace meses por mucho que queramos construir una emoción ficticia.
“12 años de esclavitud” se ha intentado vender como una de esas películas más grandes que la vida. No sólo por lo que cuenta y como lo cuenta, sino por la imagen de que estamos ante una película casi histórica a la hora de retratar el episodio más negro de la historia de USA. Casi un anexo constitucional en forma de película a través de la odisea de Solomon Northup, un hombre negro libre que tras pasar 12 años de cautiverio (sin que nadie se molestara en hacer preguntas o en mover una mano por él durante todo ese tiempo debido a la idiosincrasia que se tenía interiorizada sobre las condiciones en que tenía que vivir la raza negra en aquellos años) se convirtió en todo un icono abolicionista dando conferencias, iniciando una batalla legal infructuosa contra sus captores y escribiendo sus memorias publicadas en 1853 (aunque algunos historiadores han cuestionado que el libro esté escrito realmente por Northup debido al tono literario y neutro de la obra abandonando las expresiones características de su raza). Todo ello da cuerpo a este guión de John Ridley llevado al cine por Steve McQueen que impulsó esta película nada más terminar “Shame” contando nuevamente con Michael Fassbender (protagonista en sus dos anteriores películas), confiando en Chiwetel Ejiofor (actor británico visto en infinidad de producciones como un más que solvente secundario) a la hora de darle un papel trampolín para su carrera y respaldado por Plan B, productora de Brad Pitt, que se reserva un pequeño papel clave en la historia, que ya ha estado detrás de “Troya” (2004), “Charlie y la fábrica de chocolate” (2005), “Infiltrados” (2006), “Un corazón invencible” (2007), “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” (2007), “Más allá del tiempo” (2009), “Kick-Ass” (2010), “El árbol de la vida” (2011), “Mátalos suavemente” (2012) o “Guerra Mundial Z” (2013), entre otras.
A pesar de contar con un gran reparto de estrellas, esto es combinado con la presencia de toda una debutante como Lupita Nyong´o que, además de meterse al público en el bolsillo ante las vejaciones que sufre en la cinta, ha saltado a infinidad de revistas marcando estilo (la primera negra que no duda en quitarse la peluca) y siendo una fulgurante revelación, convirtiéndose además en una de las mayores opciones de Oscar para la cinta junto el apartado principal de mejor película, una posibilidad que no hubiera pensado hace mucho que ha surgido de la nada relativamente hace poco tras golpear el estómago del espectador con dos de las películas más duras y desgarradas que ha dejado el cine reciente. Tras encabezar listados críticos, y sin renunciar a hacer ello de nuevo con su nueva película, ahora es cuando se mete en la arena de los grandes premios ganando visibilidad, popularidad y prestigio.
En un año marcado por el black power, esta película podría erigirse como mascarón de proa de ese movimiento y sensibilidad especial tan presente en la cinematografía de este año además de ser incontestablemente la mejor película ganadora del Oscar desde que en 2005 ganara “Million dollar baby”. Frente a las más banales cintas que han ganado en los últimos años ("Crash", "Slumdog millionaire", “El discurso del rey”, “The artist” o “Argo”), “12 años de esclavitud” es una cinta que no necesita el Oscar para perdurar (cosa que sí que les vino mejor imposible a las antes mencionadas) pero sin duda los Oscar necesitan un chute de prestigio tras sus más cuestionados ganadores de los últimos tiempos marcados por el conformismo, lo obvio, y lo que han hecho y deshecho los Weinstein. Los Oscar van camino de acercarse este año el prestigio que les puede dar una película ganadora como “12 años de esclavitud” más que lo que lo que la estatuilla puede suponer para una cinta destinada a formar parte de buena parte de los top 10 de balance con lo mejor del año.
Aunque ser la película más nominada de los Oscar no garantiza el triunfo (véase el año pasado “Lincoln”, por ejemplo, que fue la más nominada en toda la carrera) en condiciones normales siempre ayuda a acrecentar favoritismos y a ir haciendo rodillo para triunfar en la gran noche del cine. Este año no hay duda que la cinta de McQueen superara los dos dígitos en el tanteo y será la más nominada del año. Si hacemos cuentas estará presente en película, director (Steve McQueen), actor (Chiwetel Ejiofor), actor de reparto (Michael Fassbender), actriz de reparto (Lupita Nyong´o), guión adaptado (John Ridley), fotografía (Sean Bobbitt), música (Hans Zimmer), montaje (Joe Walker), diseño de producción y vestuario. 11 nominaciones que podrían ampliarse a una o dos más si contamos las categorías de sonido, quizás no sea una fija ahí, pero es donde as películas favoritas siempre terminan colándose por inercia.
Ahora sólo queda disfrutar de la película y, aunque su futuro triunfo en los Oscar lastre toda la emoción de la carrera, y por supuesto cada uno tenga sus gustos, y mientras unos la tildarán de obra maestra y otros se verán decepcionados y lastrados por el alto hype, se nos abre ante la pantalla grande de nuestro país una ya virtual ganadora que entraría con todos los honores en el listado de cintas bendecidas por el Oscar, aunque el primero que respirará aliviado es el propio premio al toparse con una de esos títulos que surgen muy de vez en cuando y que realmente son dignos merecedores de asociar su nombre a la palabra Oscar.
Nacho Gonzalo