ComiCine: Joker
Querido primo Teo:
Un gran héroe se mide por la calidad de sus villanos. No nos engañemos, de toda la galería de villanos de cada héroe siempre hay un top 3 que son los más fuertes, los que dan más problemas y que, en muchos casos, son los que incluso actúan de motor para el héroe. Spiderman tiene su Norman Osborn, el Capitán América tiene su Cráneo Rojo, Iron Man tiene su Mandarín, los 4 Fantásticos tienen su Dr. Muerte, Daredevil tiene su Kingpin, Superman tiene su Lex Luthor. Y Batman tiene, por encima de cualquier otro, al único e inigualable arlequín del crimen de Gotham. Batman tiene al Joker. Y debido al estreno de la película de Todd Phillips con Joaquin Phoenix, aprovecho para hablarte de la figura de tan icónico villano y el por qué de su importancia.
En los cómics el Joker fue de los primeros villanos de Batman (en el cómic Batman #1 de 1940). El personaje ha sufrido distintas versiones (igual que en el cine o la TV) pero siempre con un denominador común: casi nadie sabe su origen. Simplemente porque no importa dicho origen. El Joker es una máquina del mal, simple y llanamente. Posiblemente la versión más oficial proviene de que el Joker era originalemente un ladrón denominado Capucha Roja que, tras un encuentro con Batman, acabó dentro de un tanque con residuos tóxicos y éstos lo trasnformaron e hicieron enloquecer en el Joker. Pero nunca ha quedado claro ni tan siquiera su nombre. Simplemente es el Joker y el Joker proviene de donde él quiera. En su origen cuando Bob Kane y Bill Finger (aprovecho para recomendar el documental “Batman & Bill” que reivindica y da a conocer a la persona de Bill Finger como co-creador de Batman) crearon al Joker, fue Finger quien se fijó en el actor Conrad Veidt y en la película “El hombre que ríe” como la referencia más directa al Joker y a su seña más característica: ese rictus permanente, esa sonrisa que esconde su locura.
En esos inicios el Joker era un villano loco, un criminal que se dedicaba a robar principalmente y que retaba a Batman a que le atrapara (aunque ese juego del gato y el ratón se explotaría más adelante). Luego, ya en los años 60, Joker pasó a ser un villano cuyos actos se basaban en hacer trucos/trampas basadas en juegos, bromas o artículos de broma (clásica era la flor que escupía ácido). Dicha personificación cobró gran popularidad cuando la serie de TV de Batman interpretado por Adam West fue un éxito y su Joker interpretado por César Romero metía cada semana a los héroes en problemas por culpa de sus bromas pesadas y letales. Eran tiempos en que debido a la censura los villanos hacian más bien travesuras y robos y secuestros más que planes diabólicos o sádicos. Eran tiempos más fáciles (esa frase la repitió el Alfred de Jeremy Irons en “La liga de la justicia” cuando se refería a lo fácil que era todo cuando luchaban contra pinguinos que explotaban).
Pero el cómic si algo tiene es que es un arte dinámico en constante evolución y reinvención (cosa que en el cine aún hoy nos asombra cuando un personaje le dan una vuelta de tuerca, en los cómics las vueltas de tuerca son lo más normal). Por eso ya en los años 70 la etapa de Neal Adams y Dennis O’Neill para Batman nos ofreció un Joker que aún teniendo rasgos reconocibles, empezó a evolucionar. Ya era más sádico y estaba obsesionado con Batman y con retarle en inteligencia, haciendo sufrir a quien fuera necesario. Todo hasta llegar a dos momentos cúlmen del personaje: los cómics “Una muerte en la familia” y “La broma asesina”. Jim Starlin y Alan Moore tomaron al Joker y lo redefinieron casi a perpetuidad. En el primer caso, Joker mató a la segunda encarnación de Robin, Jason Todd (aunque luego resucitara en una jugada que siempre me ha recordado a lo que ocurrió en Marvel con otro personaje secundario, Bucky Barnes). Y no lo mata con un payaso que explota. No, a bastonazo limpio. Le propina una paliza que lo mata y lo deja ensangrentado en los brazos de Batman. Fue una de las viñetas que se ha quedado en el imaginario colectivo de los fans. Fue tremendo (y aún así pocos saben que esa muerte fue a petición popular: el personaje de Todd era tan molesto y gustó tan poco a los fans después de haber tenido a Dick Grayson que DC a petición popular decidió matarlo). El Joker dejó de ser un payaso ingenioso a ser un psicópata en toda regla.
Y luego, capítulo aparte, está lo que hizo Alan Moore. El autor de "Watchmen" se sacó de la chistera una historia tan buena que muchos (y en el cine tambien) la han adoptado ya como el canon oficial de su origen. Y aún así no es su origen, es su versión de su origen, la versión del Joker. Porque “La broma asesina” no es un cómic de Batman, es un cómic del Joker. En él conocemos a un cómico de cabaret triste y deprimido que se mete con la gente que no debe y se convierte en Capucha Roja. Eso y tragedias mediante acaba desembocando en una espiral de locura que le convierte en Joker. Y paralelamente en la actualidad Joker decide retar a un macabro juego a Batman y al Comisario Gordon. De hecho en este cómic Joker hace el segundo acto atroz por el que también los fans le recordaremos: el disparo a bocajarro contra Barbara Gordon, Batwoman, postrándola en una silla de ruedas (y convirtiéndola en la conocida como Oráculo desde entonces). Pero sobre todo en los diálogos entre Batman y Joker (o entre Joker y Gordon) radica la verdadera fuerza de esta historia y el enfoque del personaje del Joker como un psicópata, un sociópata, un demente por el que el propio Batman está dispuesto a plantearse por primera vez el romper su sagrada regla del “No matarás”. Por el Joker, Batman MATARÍA. Porque el Joker no es un villano con un propósito, no le mueve nada, sólo el mal en sí mismo. No hay clínica que lo cure, no hay cárcel que lo detenga. No existe redención. Ni la busca. Es el mal puro.
Evidentemente han habido otras historias en que el Joker ha evolucionado y ha dado no pocos dolores de cabeza al mejor detective del mundo (interesantísima tambien a nivel visual fue “Arkham Asylum” donde retan a Batman a pasar noche en el asilo Arkham y el Joker es casi un ente demoníaco), pero paremos un momento y analicemos la figura del Joker en las adaptaciones televisivas y cinematográficas. Enumeremos uno a uno y analicémos los nombres propios que han estado detrás del Guasón (tal y como se le conoce en América Latina):
* César Romero: interpretó al Joker en el serial televisivo de los años 60. Un actor conocido por hacer papeles de galán que popularizó al personaje. Su Joker era un bromista, que se dedicaba desde su cuartel general (una empresa de artículos de broma o una juguetería abandonada) a planear robos y atracos con el leimotiv de artículos de broma. Era divertido y a los niños de la época (me incluyo no porque viviera en los 60 sino porque cuando la serie llegó a España via las televisiones autonómicas tenia la edad de un infante que sucumbía a los encantos de tal espectáculo kitsch) nos encantó.
* Jack Nicholson: El primer Joker cinematográfico. Cuando Tim Burton adaptó al cine al hombre murciélago en 1989 no dudó un instante en que el villano fuera Joker. Adaptó su origen con algunas libertades creativas (en el comic, Joker nunca mató a los padres de Bruce) pero sí tomó para la película el estilo oscuro que en los cómics ya mandaban como canon para Batman gracias, en parte, a Frank Miller. Jack Nicholson, qué decir de él. El personaje se lo hizo tan suyo que durante muchos años todos lo identificaban al personaje. Lo curioso es que no se alejó tanto del Joker de Romero, fue algo parecido al Joker de las viñetas de O’Neill/Adams. Eso sí, daba algo más de miedo. Mucho más miedo. Su personaje provocaba el terror en Gotham infectando a la población con productos de limpieza que les provocaban una muerte espantosa con una sonrisa permanente y, aunque Batman le perseguía, el objetivo del Joker era sembrar el terror en Gotham (en cierta manera su personaje, vanidoso de por sí, enloquece al quedar desfigurado al caer en el tanque de ácido por culpa de Batman) más que vengarse de Batman.
* Mark Hamill: En TV no sólo estuvo César Romero como Joker. Al poco de estrenarse las películas de Tim Burton, Bruce Timm creó una serie de animación que tambien se convirtió en un éxito recordado por todos los que la seguimos, “Batman: The animated series” y en ella al Joker le ponía voz Mark Hamill, nuestro para siempre Luke Skywalker. Su Joker, al ser animado, podía perfectamente mezclar la vis cómica y la psicótica sin sobrepasar el límite de la censura. Había capítulos que le podíamos ver completamente loco e ido y en otros armado de paciencia aguantando a la loca de Harley Quinn (en esos momentos hasta empatizábamos con el pobre). Para muchos fue el Joker de su infancia.
* Heath Ledger: Como se diría, con él llegó el escándalo. Hasta día de hoy el que mejor personificó al Joker de “La broma asesina”. De hecho no pasa desapercibido hasta qué punto su Joker copia fragmentos o frases del cómic en cuestión. No le valió el Óscar póstumo por casualidad o por penita. Lo siento pero para mí fue indiscutible ese año. Su Joker en “El caballero oscuro” de Christopher Nolan es un instrumento del caos, es el mal puro. Es, como decía el Alfred de Michael Caine, “hay gente que sólo desea ver el mundo arder”. A él no le movía la venganza ni el dinero (de hecho, lo quema). Él pretende dar una lección a la gente. Como en LBA (para abreviar, “La broma asesina”) él pretende demostrar que cualquiera puede tener un mal día y volverse loco. Así lo hace con precisamente el personaje de Harvey Dent. El Joker sólo quiere crear caos. Y nadie sabe de donde sale, ni importa. Él no tiene origen, se lo inventa por el camino. A uno le cuenta que su padre lo maltrataba. A otro, que se volvió loco al perder a su mujer (clara referencia otra vez a LBA). ¿La verdad? Puede que ambas, puede que ninguna. ¿Y qué más dá? Es el Joker y quiere jugar con la gente a su juego. Incluso con Batman. Esa conversación final entre ambos (más que en la sala del interrogatorio) es otra referencia a LBA, precisamente a su final: Joker no quiere matar a Batman porque se divierte con él, porque se sentiría solo y abandonado si no tiene con quien jugar, a quien retar. Es por todo eso que es un personaje con tantas capas que el papel de Ledger mostrando esas capas, o entreviéndolas, es inconmensurable (o al menos hasta día de hoy).
* Cameron Monaghan: Tras la muerte de Heath Ledger pensamos que habríamos perdido al personaje tal y como le vimos en “El caballero oscuro”. Precisamente fue en un cambio de formato, de cine a TV, cuando apareció una nueva encarnación del Joker (aunque curiosamente por un tema de derechos legales o, simplemente, por decisión creativa, nunca se le llegue a mencionar por ese nombre). En la serie “Gotham” vemos como van apareciendo los distintos villanos clásicos de la galeria de Batman y como no podia ser de otro modo, tarde o temprano, todos pedíamos verla a él. Jerome Valeska (así fue como se llamaba) era un niño que aparecía en un episodio donde Gordon (el verdadero protagonista de la serie) investigaba unos crimenes cometidos en un circo. De allí ese personaje (con sonrisa maléfica mediante) nos dió a todos la sensación de que se acabaría convirtiendo en Joker (recordemos que en esa serie vemos la infancia y juventud de Bruce Wayne y a medida que crece, su camino y el de los que le rodean, hasta llegar a ser Batman, exactamente en el último episodio de la temporada 5). El Joker/Jerome de Monaghan bebe mucho del de Ledger (convertido en la referencia) y busca el caos y el mal, obsesionado con la figura de Bruce Wayne, al que entiende como su alter ego, su versión rica y mimada que lo ha tenido todo frente a la vida de desgracias que él ha sufrido. Al provenir de un entorno televisivo (y una serie que aunque conocida tampoco bebió tanto en España de las mieles del éxito) no debe ser despreciado y reconocerse el espléndido trabajo de su actor.
* Jared Leto: A día de hoy, el que posiblemente haya salido peor parado por la crítica y el público. Y es que su Joker en “Escuadron Suicida” de David Ayer era algo distinto. Ledger se convirtió en la referencia y Leto quiso salirse de él. Y es encomiable. Otra cosa es que el público no quisiera que le cambiaran lo que para muchos era la perfecta encarnación moderna del Joker. El Joker de Leto es un gangster, un mafioso que se ha dedicado a luchar contra Batman y a cometer delitos por Gotham. Es un enfermo del psiquiátrico de Arkham que encandila a su psicóloga la doctora Harleen Quinzel convirtiéndola en su novia y versión femenina, Harley Quinn. Que Jared Leto es un actor maravilloso e increíble es de todos conocido. Que en su encarnación del Joker habia locura, sadismo, maldad, tambien. Posiblemente a él nos lo imaginamos perfectamente golpeando a Robin hasta la muerte (de hecho esa referencia a “Una muerte en la familia” aparece en la película de Ayer hasta en dos momentos y tambien en “Batman v Superman: El amanecer de la justicia” de la que fue secuela en parte). Aqui creo que lo que le afectó más negativamente a su Joker fue el lio de despachos en Warner/DC en esa época, cuando éstos veían que no les salía bien la jugada de querer imitar el éxito de Marvel y que el público no casaba de buenas a primeras con sus obras (“Batman v Superman” sigue ganando adeptos con el paso del tiempo mientras que Marvel los va perdiendo en determinadas películas o incluso en su concepto globalizado y para todos los públicos). Si hubieran llegado a hacer una película propia del Batman de Affleck cara a cara con el Joker de Leto allí podríamos haber visto realmente hasta dónde podia dar de sí su encarnación. Pero todo acabó en un “gracias por intentarlo pero nos hemos fijado en tu novia en lugar de ti”.
Hasta que llegamos por fin al día de hoy en el que tenemos la más reciente encarnación del payaso asesino (con permiso de Pennywise). “Joker” dirigida por Todd Phillips nos da otra reinvención del personaje y de su origen. En algún momento con licencias creativas, varias sobre todo relacionado con otros personajes secundarios (no digo cuáles). Y un debate: el hecho de defender al villano porque entendamos sus motivaciones. Ya que aquí no pienso dar discursos me limito a hablar de este Joker. Joker es un enfermo y lo es desde el minuto uno de película. No se vuelve loco porque el mundo lo ha hecho así, él lo trae de fábrica. Es un ser atormentado, enfermo, que ha estado internado en el hospital Arkham y se toma siete medicamentos distintos. Sí, vive en un mundo duro, sucio, donde la basura y las ratas invaden por doquier y los ricos salen como salvadores de la sociedad. Sí, un mundo donde tambien hay sitio para niños gamberros y adultos acosadores de instituto. Pero no por vivir en un mundo de locos uno se tiene que volver loco. Aqui Arthur ya lo trae consigo. El resto sólo despierta su faceta salvaje y su lado megalómano y con ganas de captar atención (y algo de cariño, por qué no decirlo, aunque no baste para redimirlo) hace que todo desemboque donde ya sabemos: en el nacimiento del villano.
Lo que no se puede negar hoy es que lo que hace Joaquin Phoenix en esta película es antológico y al alcance de muy pocos. La pregunta: ¿Al nivel de Ledger? Sí, superior. Al menos en ciertos aspectos. Phoenix juega a la transformación física, a infringir al espectador dolor solo de ver su torso desnudo, a contorsionarse sin ninguna gracia ni ritmo para enfatizar el nivel de locura del personaje. Si a Phoenix le gusta hacer el loco en sus películas, en este caso se supera en locura. Ojo porque tambien hay sitio a las referencias, aunque más sutiles: guiños al propio Joker de Ledger (más obra del director que del actor) o a LBA en su escena final (más obra de sus guionistas). Pero aquí volvemos donde empezamos: ¿Quién es el Joker? ¿Se llama Arthur? ¿Conocemos a sus padres? ¿Es todo real lo que vemos o invención suya? La respuesta sigue siendo la misma: Da igual. Da igual de donde venga, da igual su origen. Es locura encarnada, es mal puro, es caos. Es Joker.
Tu primo.
Howlett