ComiCine: “Green lantern”, un viaje en el tiempo (y en el espacio) a través de las décadas
Querido Teo:
"Green lantern" quiere convertirse en la tercera pata del taburete superheroico de la Warner Bros, tras Batman y Superman, aunque curiosamente las comparaciones recibidas han sido con otras grandes superproyecciones como Star Wars (por su temática) o Harry Potter (por su categoría de franquicia). Y como todas las comparaciones, estas también son odiosas, y no han hecho más que poner el listón muy alto para la cinta de Martin Campbell protagonizada por Ryan Reynolds. Es cierto que la recaudación del filme no ha alcanzado las cotas que se esperaban desde los despachos de Warner Bros, pero la autentica necesidad de los estudios de una franquicia que tome el relevo a la recién acabada Harry Potter y compita en igualdad de condiciones con Marvel Studios y sus vengadores (Iron Man, Thor, Capitán América), garantiza la secuela de “Green lantern”. Los guionistas Greg Berlanti, Michael Green y Marc Guggenheim ya están trabajando en el guión de la secuela, descrita como “más oscura” en un sutil intento de definir la temática real de la película, cuya primera parte peca de un continuo cambio de registro (comedia, épica alienígena, historia de amor imposible, secretos gubernamentales, guiños a los aficionados de los comics) en un claro empeño de contentar a todos los targets comerciales, confundiendo con ello al espectador.
Si nos montásemos en el DeLorean de Christopher Lloyd, Doc, e hiciéramos un par de viajes por el tiempo y la historia del cómic, veríamos que pocos personajes han estado tan influenciados por las décadas que les han tocado vivir como es el caso de Linterna verde, lo cual queda reflejado en la obra de forma muy evidente. Aunque estrictamente hablando el primer Green lantern, Alan Scott, nació en 1940, ciertos aspectos como su traje, su origen, su ambientación terrestre, la condición mágica (y no intergaláctica) de sus poderes o sus batallas en plena Segunda Guerra Mundial se alejan de la mitología actual de Green lantern. Por ello tenemos que trasladarnos hasta 1959 para presenciar la creación del Green lantern conocido por el gran público, Hal Jordan, a manos de John Broome y Gil Kane.
Los años sesenta fueron de lo más naif e intrascendentes para el personaje, donde el mayor interés residía en los cómicos esfuerzos que debían hacer los guionistas de la serie para enfrentarle a amenazas de color amarillo. Porque si, has leído bien, originalmente el color amarillo en todas sus variantes (limones, lápices, chinos o submarinos) era la kriptonita de Green lantern. Esta etapa establece las bases del personaje y queda recogida en las doce entregas de “Clásicos DC: Green lantern”, donde podemos encontrar conceptos ya conocidos por el público como el interés romántico Carol Ferris, los Guardianes de Oa, la Batería Central de Poder, Sinestro, Hector Hammond, aviones Ferris, etc…
Los setenta supusieron un verdadero revival del personaje en manos de Dennis O`Neil y Neal Adams, denunciando todo lo denunciable y llevando al personaje en un viaje por un país salpicado continuamente con tintes sociopolíticos, tratando temas como el racismo, sexo, corrupción, consumismo, pobreza, bandas callejeras o, sobre todo, la adicción a las drogas, esta última de una forma magistral. Esta obra, altamente recomendable, está recogida en la edición de lujo de Planeta “Green lantern/Green arrow: Edición absolute”.
Los ochenta, en cambio, fueron muy poco prolíficos para Linterna verde. Exiliado de la Tierra durante años, fue sustituido en un alarde de corrección política por John Stewart, un antiguo marine afroamericano de los Estados Unidos, en aventuras como “Odisea cósmica” (a cargo de dos maestros del noveno arte como Jim Starlin y Mike Mignola). John Stewart ganaría recientemente mucho protagonismo en la cultura popular gracias a la aclamada serie de animación infantil “La liga de la justicia” de Paul Dini y Dwayne McDuffie, hasta el punto de que muchas personas pensaban que él era el único Green lantern existente, montando en cólera en la red cuando se anunció una película protagonizada por un actor blanco. También de esta década, son destacables las historias autoconclusivas de una leyenda viva del cómic y la literatura fantástica como (atención, ¡todos en pie!) Alan Moore (creador de “Watchmen”, “V de vendetta”, “Liga de caballeros extraordinarios”) recogidas en “Green Lantern” de Alan Moore, Neil Gaiman y Larry Niven.
Los noventa (ay, los noventa…) supusieron una autentica revolución para la franquicia “Green lantern”. La espiral de violencia terminó con un Hal Jordan, otrora protector de la galaxia, corrompido completamente (convirtiéndose en la versión en cómic de Parallax, el enemigo de la película), asesinando a todo el cuerpo estelar de los Corps y extinguiendo la llama verde casi por completo en la saga “Green lantern: Amanecer y ocaso”. Su sacrificio en un último esfuerzo de redención por salvar el universo (cualquier parecido con la vida y obra Anakin Skywalker es pura casualidad) sirvió para ceder el testigo a un nuevo Green lantern, más joven y acorde a los nuevos tiempos pero con muchas cosas por aprender (Luke, es tu turno): Kyle Rayner. Las aventuras de Rayner más importantes se cuentan en sagas como “Caballeros esmeralda”, “Green lantern: El poder de Ión” o “Círculo de fuego”.
Con el cambio de siglo, hace ahora siete años, y en pleno revival de los ochenta (actualmente estamos en el de los noventa, por si andas un poco despistados) en las oficinas de DC decidieron que ya era hora de devolver el anillo a su portador más conocido. Como no podía ser de otra forma, gran parte de los aficionados se llevaron las manos a la cabeza, aunque ninguno se podía imaginar lo que estaba por llegar, que iba a ser de lo bueno lo mejor, y encima, de propina, una película. Las riendas del personaje las tomó Geoff Johns (ayudante de Richard Donner durante sus películas de Superman en los ochenta). Así pues, el camino al éxito comenzaba con “Green lantern: Renacimiento”. Nunca antes un “borrón y cuenta nueva” había conjugado tan bien los adjetivos accesible, épico, canónico y magistral. Además, en letras mayúsculas. Desde ahí y durante cincuenta números, el protagonismo de Green lantern eclipsa por completo a personajes como Superman y Batman, dando lugar a sagas como la “Guerra de los Siniestro corps”, donde todos los Lanterns deben enfrentarse al fascista espacial Sinestro, y luego a la épica cósmica “La noche más oscura”, donde deberán enfrentarse los muertos que se levantan en búsqueda de venganza, en plena moda zombie, y salvar el universo. Los imprescindibles tomos 1 y 2 de “Green lantern” de Geoff Johns contienen la primera parte de estas aventuras. Además, “DC orígenes: Green lantern” pone al día el origen de Green lantern desde un punto de vista fresco y actual, de consumo sencillo y accesible para el lector novel.
No hay que olvidarse al hablar de Green lantern de su colección hermana (spin-off para los amigos), “Green lantern corps”, centrada en las aventuras del cuerpo policial intergaláctico de Linternas verdes y una oportunidad única de explorar la mitología de Oa y los rincones de la galaxia. En ella, el resto de linternas verdes como Kilowog, John Stewart, Kyle Rayner o Guy Gardner, el cuarto terrestre en portar la antorcha de los Corps y contrapunto cómico y gamberro a sus compañeros. En un orden cronológico, así como ascendente indudablemente en cuanto a su calidad, son recomendables las aventuras de la colección “Green lantern corps”: “Recarga”, “Ser un lantern”, “El lado oscuro del verde”, “La búsqueda del anillo”, “Pecados de los zafiro estelar”, “Eclipse esmeralda” y “La noche más oscura”. Siguiendo estas recomendaciones, te convertirás en un auténtico eruditos en la mitología de Green lantern, y si de algo estamos seguros es que no te arrepentirás.
Atentamente, me despido porque voy a releerme “Green lantern: Renacimiento” por quinta vez.
Pedro Monje (www.zonanegativa.com)