Comer de cine: El pastel "bebé malo" de "La camarera"

Querido primo Teo:

Hay películas buenas y películas malas, esto es tan cierto como que hay día y noche. Hay auténticas obras de arte, que nos elevan y nos demuestran el poder de este lenguaje tan especial y bodrios tan infumables que no se puede evitar pensar que se han desperdiciado metros y metros de película. Y luego están las pelis que, sin ser maravillas, tienen algo que nos atrae inevitablemente. Todos, por muy cinéfilos que seamos, tenemos al menos una peli de este estilo, una que nos ponemos para pasar la tarde y relajarnos sin implicar mucho nuestro intelecto. Tal vez una comedia absurda y descerebrada, con la que nos partimos de risa, tal vez una comedia romántica super pastelosa que nos hace palpitar el corazón, quizás un dramón con el que lloramos como no lo hemos hecho en nuestra vida, o una peli de acción trepidante que nos hace sentir héroes por unas rato, pero todos tenemos una peli que nunca mencionaríamos en nuestro currículum cinéfilo, pero sin la que no podríamos vivir. ¿Y sabes por qué?. Porque todos necesitamos evadirnos y dejar de pensar en algún momento.

Hay muchas pelis intrascendentes para pasar la tarde (de hecho hay demasiadas), pero como últimamente tengo la vena empalagosa, te voy a recomendar "La camarera". Como su propio nombre indica cuenta la historia de Jenna, una mujer que trabaja en una cafetería, y que aparte de atender a los clientes también prepara pasteles inspirados en los sucesos de su vida y sus sentimientos. Tras varios meses urdiendo un plan para escapar de una vida infeliz junto a un marido violento y maltratador, se entera de que está embarazada, lo que dará al traste con sus esperanzas, pero la ayudará a reconducir su vida. Una película menor, casi un telefilm, que llegó precedida por la consternación causada por el absurdo asesinato de su guionista y directora, la también actriz Adrienne Shelly.

Cuando Jenna se entera de que está embarazada surge en su cabeza la receta del pastel “bebé malo”, una quiche que dedica a ese hijo que ha desvanecido su plan de huida. Para que tú también se lo puedas dedicar a quienquiera que te haya fastidiado algo importante, aquí te doy la receta.

Ingredientes:

Masa

* 200 g de harina de trigo.

* 100 g de mantequilla o margarina.

* 60 ml de agua.

Relleno

* 400 g de queso brie.

* 200 g de bacon ahumado.

* 200 ml de nata para montar.

* 6 huevos.

* Sal y pimienta.

Elaboración:

- Mezclar con un tenedor la mantequilla con la harina, echar el agua, y terminar de amasar con la mano.

- Formar una bola con la masa, tapar con papel film y guardar en la nevera durante unas 6-8 horas.

- La masa quebrada, o brisee, se vende ya hecha en grandes superficies, congelada y fresca, así que, si quieres, puedes saltarte todo lo anterior.

- Con un rodillo, extendemos la masa hasta que tenga el diámetro suficiente para cubrir un molde redondo de unos 20 cm de diámetro. Si no tiene el típico molde de “pie” utiliza uno normal dejando una pared de unos 2 cm. Pincha toda la base con un tenedor para evitar que la masa suba demasiado.

- Cortamos el brie en trozos y extendemos sobre la masa. Se esparce sobre él el bacon.

- En un bol aparte se mezclan la nata y los huevos, se salpimentan al gusto, y se baten hasta que la mezcla esté espesa. Se añade a lo anterior procurando que quede bien repartido.

- Lo metemos al horno, precalentado a unos 180º, durante 45 minutos, o hasta que los bordes se vean dorados y el relleno esté cuajado.

Y listo para dedicar a quien tú quieras. Esta receta tiene ciertas reminiscencias del famoso quiche Lorraine, pero es mucho más sabroso. Si no eres muy amante del queso brie puedes sustituirlo por cualquier otro que sea bastante graso y se funda bien.

Y, por supuesto, te invito que utilices la comida para expresar tus sentimientos, a fin de cuentas, qué hay más universal que la necesidad de alimentarse. Aunque, dados tus gustos personales, no sé si es una buena idea. Mejor inténtalo después del electro ¿vale?.

Tu prima.
Mohoja