Cine en serie: "The handmaid´s tale", una distopía demasiado cercana a la realidad
Querido primo Teo:
Acaba de finalizar “The handmaid´s tale”, una de las propuestas televisivas más estimulantes de esta temporada. Esta nueva adaptación de la novela escrita por Margaret Atwood, y producida por la plataforma Hulu, ya tiene su continuidad asegurada que verá la luz el próximo año. De momento se ha adelantado que lo que hemos visto hasta ahora será lo más parecido a un día en el parque de atracciones en comparación con lo que está por venir; y tal y como ha asegurado Bruce Miller, el creador de la serie, la obra de Margaret Atwood es tan rica que le ha proporcionado muchísimos temas que abordar hasta que cierren el grifo.
Margaret Atwood comenzó a escribir “El cuento de la criada” en 1984. La escritora y activista canadiense nacida en 1939 vivía en ese momento en Berlín Occidental y asumió esta novela como un desafío porque no sabía cómo iba a encajar la idea de Estados Unidos (la primera potencia del mundo libre como dirían en “Scandal”) convertido en una dictadura teocrática tras sufrir un golpe de Estado. A Atwood (que tiene un cameo haciendo de supervisora al inicio de la serie) se le ocurrió la premisa cuando visitó los países que estaban más allá del “Telón de Acero” y para confeccionar su novela tomó como referentes la historia de la esclavitud, el programa Lebbensborn de las SS (a través del cual se pretendía crear una raza aria superior), el robo de niños en Argentina por parte de los generales, la historia de la poligamia en los Estados Unidos, las leyes suntuarias y tampoco podía dejarse atrás la historia de Jacob (tomada de la propia Biblia), de sus dos esposas y de las criadas de éstas, y cuando digo "criadas" no me refiero a las sirvientas sino a las encargadas de gestar a los hijos.
La novela de Margaret Atwood se ha traducido a más de 40 idiomas. En el año 1990 tuvo una adaptación cinematográfica dirigida por Volker Schlöndorff (responsable de "El tambor de hojalata") que contaba con guión de Harold Pinter y con Natasha Richardson, Faye Dunaway, Robert Duvall y Aidan Quinn en sus papeles principales, un film que ahora todo el mundo está buscando y que en su día dejó bastante indiferente a la crítica presentándose en la Berlinale con más pena que gloria. “El cuento de la criada” también ha tenido una versión radiofónica emitida en el Reino Unido. Se ha llevado a la ópera, el ballet y en breve la veremos como una novela gráfica.
"¿Es “The handmaid´s tale” una predicción?" Esta es la pregunta a la que Margaret Atwood se ha enfrentado una y otra vez sobre todo en los últimos años. Ella prefiere decir que no lo es aunque sin confiarse demasiado. Es absurdo calificar su obra de predicción cuando es la pura realidad en muchos lugares del mundo. En el 2017 una joven de tan solo 19 años de Pakistán ha sido condenada a morir lapidada por haber cometido adulterio tras denunciar que su primo la había violado a punta de pistola. Y no hace falta que nos vayamos tan lejos. Las mujeres del parisino barrio musulmán de La Chapelle-Pajol, y las que tienen que pasar diariamente por ahí, no han parado de denunciar a los hombres de la zona por insultos, acoso sexual, amenazas e incluso violaciones, y es que en lo que llevamos de año la cifra ya se acerca a los cuatro dígitos y lo paradójico es que estas mujeres han sido acusadas de xenofobia por las feministas. Es evidente que algo huele a podrido en Europa y también en los Estados Unidos (el estado de Texas ha impulsado una ley que permite a los médicos ocultar las malformaciones en los fetos para evitar abortos) y la llegada al poder de alguien como Donald Trump (que no se caracteriza precisamente por la tolerancia) ha creado un clima de tensión y ansiedad ante el temor de la pérdida de derechos civiles. La adaptación televisiva de la novela de Atwood llevada a cabo por Bruce Miller (uno de los productores ejecutivos de la también distópica “Los 100”) es, por tanto, de lo más oportuna.
“The handmaid´s tale” plantea un futuro lo suficientemente cercano para que sea completamente reconocible en el que la población se está mermando por culpa de la contaminación y la capacidad para engendrar es cada vez más escasa. Estados Unidos ha sufrido un golpe de Estado (llevado a cabo por la extrema derecha que se ha cargado al presidente y a buena parte de la clase política) y ha pasado a convertirse en Gilead, un estado teocrático basado en los fundamentos del puritanismo del siglo XVII. La Constitución y el Congreso han dejado de existir y con ellos los derechos y libertades civiles. La clase gobernante lo ha monopolizado todo y los Comandantes se repartirán a las hembras fértiles como criadas con el objetivo de repoblar la nación.
Defred es una de esas criadas. Ella se encarga de reflejar toda esta pesadilla en un diario con la esperanza de que alguien pueda leerlo en el futuro y conocer su historia y las atrocidades que ella y otras mujeres tuvieron que soportar. Su verdadero nombre es June, tenía su vida más o menos resuelta antes de perderlo todo cuando las cosas comenzaron a torcerse y fue capturada mientras trataba de huir junto a su hija y su marido (un hombre convertido en bígamo después de que el divorcio fuese ilegalizado). Junto a otras criadas recién reclutadas fue sometida a un severo adoctrinamiento por parte de las supervisoras (llamadas “Tías”).
A las criadas les lavan el cerebro y tienen que renunciar a todos los valores previos. Se les prohíbe usar sus verdaderos nombres, y se les asigna uno cada vez que tienen un nuevo Comandante. Son obligadas a vestir de rojo (símbolo de la sangre en contraposición con el azul de la pureza que lucen las esposas de los Comandantes) teniendo muy complicado esconderse en cualquier sitio. No pueden leer, no pueden hablar con otras criadas, no deben salir solas y menos cuando están embarazadas por si son atacadas por otras mujeres, no pueden mantener relaciones sexuales con otra persona que no sea su Comandante y, evidentemente, con otro fin que no sea el de la fecundación. Si intentan escapar son ejecutadas o torturadas (las Tías tienen aguijones eléctricos), les pueden cortar un dedo si osan leer un libro o una mano si son reincidentes, les pueden sacar los ojos si muestran algún síntoma de rebeldía, les pueden someter a una ablación del clítoris si se atreven a disfrutar plenamente de su sexualidad, o pueden sufrir cualquier otra barbaridad que haga pensar en que lo mejor que les puede suceder a estas mujeres es la muerte, y cualquier medida es buena para evitar los suicidios.
Una vez al mes la criada tendrá su ceremonia en donde será violada por su Comandante mientras es agarrada por la esposa de éste. Si al tercer intento la criada no se queda embarazada cambiará de Comandante. Si lo logra será protegida hasta que dé a luz y su hijo vaya a parar a la mujer del Comandante una vez superado el período prudencial de lactancia. En ese momento la criada irá con otro matrimonio porque ya ha cumplido con su misión. Si no consigue quedarse embarazada ya será inútil por lo que será enviada a las colonias que es lo más parecido a un cementerio de elefantes ya que va a limpiar los residuos tóxicos hasta morir por culpa de la radiación. Algunas esquivan las colonias convirtiéndose en prostitutas en el Jezabel (a pesar del puritanismo reinante en donde cualquier muestra de lujuria se puede castigar de la manera más severa se ha hecho la vista gorda con el oficio más antiguo del mundo).
Defred no deja de ser una privilegiada ya que su Comandante (uno de los ideólogos de Gilead) comenzará a mostrar interés en ella e intentará ganarse su amistad, dejando incluso que lea. Por otro lado Defred no olvida a su marido pero no puede evitar sentirse atraída por Nick, el chófer del Comandante, un personaje ambiguo porque no se sabe si forma parte de la resistencia o si es un “Ojo” que actúa como espía para delatar a las criadas descarriadas. Él se gana la confianza de Defred y se convierte en su semental de cabecera cuando su futuro en la casa de los Waterford peligra al no haberse quedado embarazada.
No exagero nada si te digo que Elisabeth Moss es una de las actrices más superlativas en activo en la actualidad. No tiene un físico llamativo por lo que lo tiene bastante difícil para que Hollywood se fije realmente en ella, y si llega a suceder más de una se puede echar a temblar porque Moss es dinamita. Se dio a conocer gracias a la serie “Mad Men”, su interpretación de Peggy Olson le hizo optar en 6 ocasiones al Emmy y siempre he pensado que es la única del cast de la mítica serie que realmente puede sobrevivir a ella; Jon Hamm está demasiado empeñado en convertirse en una parodia de Don Draper, Christina Hendricks es una Diosa y no ha habido premio en este mundo capaz de hacerle justicia a lo que hizo en el episodio de “The other woman” pero si Moss está demasiado condicionada por su físico anodino la ebúrnea pelirroja solamente encajaría en el universo de Russ Meyer y lamentablemente está muerto, y January Jones en su momento de mayor efervescencia se ganó fama de difícil en el set así que poco o casi nada puede hacer en la industria. Tras trabajar en la miniserie “Top of the lake” puede encontrar en “The handmaid´s tale” una nueva oportunidad para saltar a una liga superior (su participación en la recientemente galardonada con la Palma de Oro “The square” es poco más que testimonial). Es realmente alucinante lo que puede llegar a transmitir Moss cuando a su personaje le tienen prohibido expresar cualquier sentimiento. Actualmente se perfila como una seria aspirante al Emmy a la mejor actriz (por la calidad de su interpretación y por el impacto que ha tenido la serie por lo menos en los medios de comunicación) pero esa categoría es muy reñida y aspirantes como Claire Foy por “The crown” e incluso Carrie Coon por "The leftovers" no se lo van a poner nada fácil a la Moss.
Se ha hablado mucho de la interpretación de Ann Dowd. Cuando la Tía Lydia aparece en escena sentimos el mismo impacto de una descarga de un aguijón eléctrico, pero es prácticamente un personaje de una pieza que alguien con su presencia y talento borda con una facilidad pasmosa. Prefiero reivindicar el trabajo de Yvonne Strahovski (el cruce perfecto entre Sharon Stone y Portia de Rossi) que se encarga de dar vida a Serena Joy, la esposa del Comandante Waterford y que como personaje es tan interesante como el de Defred ya que está completamente alejada de cualquier tópico, a ella fue a quien se le ocurrió la idea de utilizar a las mujeres fértiles como úteros andantes y que el proceso de fecundación fuese por la vía natural y, al mismo tiempo, no puede evitar la humillación de tener que ver a su marido manteniendo relaciones sexuales con otra mujer estando ella presente y por supuesto los celos porque la carne es débil.
Y tampoco quiero dejarme atrás a Alexis Bledel. Interpreta a Deglen, antes de ser reclutada se llamaba Emily y era una profesora universitaria lesbiana que fue reclutada como criada mientras trataba de huir a Canadá junto a su mujer e hijo (ellos se salvaron) y forma parte de “Mayday” el grupo de la resistencia que pretende derrocar Gilead desde dentro. Su papel es breve pero Bledel está realmente portentosa en un trabajo que es pura contención. El resto del plantel femenino está a la altura destacando principalmente a Madeline Brewer, que da vida a la voluble Janine, y a Samira Wiley que interpreta a Moira, otra de las criadas que en el pasado era la mejor amiga de June.
“The handmaid´s tale” es una obra femenina y los personajes masculinos se reducen principalmente al Comandante Fred y a Nick, su chófer. Fred Waterford es uno de los miembros fundadores de Gilead y se encapricha de su nueva criada, no es la primera mujer que se convierte en su objeto de deseo. Nada más entrar en su casa quiere establecer un vínculo con su nueva concubina, acude a ella cuando se siente solo y quiere ganarse su afecto regalándole cosas que ya están prohibidas o permitiendo que lea. Por mucho que se esfuerce Joseph Fiennes no puede disimular que es un mal actor. Lo mismo puedo decir de Max Minghella aunque su sempiterna cara de palo (con esas cejas superlativas) ayuda a un personaje que no se sabe muy bien hacia dónde va.
Es una serie escrita, dirigida y producida principalmente por mujeres, aunque su showrunner sea un hombre. Y el nombre más destacado ha sido el de Reed Morano. Esta realizadora (responsable de los tres primeros episodios) viene del campo de la dirección de fotografía y eso se nota en el aspecto visual de la serie ya que hay momentos en los que parece que estamos contemplando la obra de Johannes Vermeer, en cuanto a la paleta de colores, la dirección artística y el diseño de vestuario.
Odio cuando se utiliza la expresión “necesario” porque muchas veces se hace para complacer a productos que denuncian una realidad social cuya calidad artística deja bastante que desear. No es el caso de esta producción de Hulu. No voy a decir que es una “obra necesaria” pero sí que es absolutamente recomendable, tanto por ser uno de esos ejemplos catódicos de valentía y talento que hacen palidecer al cine como por lo que cuenta. No debemos mantenernos al margen de las atrocidades que suceden en el mundo porque el día menos pensado nos puede ocurrir a nosotros.
No es una serie ideal para el "binge watching" porque el visionado de cada episodio puede dejar al espectador por los suelos. Como bien me dijo un gran amigo "The handmaid´s tale" deja a la demoledora "The leftovers" a la altura de una película de Fernando Esteso y Andrés Pajares. En España la puedes encontrar en la HBO.
Mary Carmen Rodríguez
Me hace gracia la perdida de la tolerancia con la llegada de Trump,cuando es la extrema izquierda la que no solo no ha acetaptado el resultado de las elecciones sino que además es la impulsora de la dictadura del pensamiento único que asola occidente.
¡Si es que los progres sois asi......!.