Cine en serie: Guionistas asesinos
Querido Teo:
Acabo de ver el último episodio de “Arrow” y, sin desvelarte el detalle de quién, la muerte de uno de los personajes principales al final me ha hecho pensar en este recurso al que últimamente parece que se han apuntado muchas series de éxito, el de sacrificar a alguno de sus personajes para hacer avanzar la trama.
Rebobinemos unos cuantos años y nos situamos en una época en la que la muerte de un protagonista era casi tabú, de modo que cualquier serie medianamente importante que se atreviese a ello se colocaba en el foco de atención durante un buen tiempo, como por ejemplo sucedió con la muerte de J.R. Ewing en “Dallas”. Hoy en día la cosa ha cambiado tanto que algunas series basan buena parte de su atractivo en adivinar quién será el próximo en palmarla, como en “Juego de tronos”.
La razón que esgrimen los guionistas es que en series que duran mucho esto permite la salida de algunos personajes que no sean imprescindibles para la trama y dar entrada a otros nuevos, dando un cierto margen de maniobra para que en futuros episodios conozcamos su historia anterior y sus motivaciones en la gran trama de la serie, e incluso permitiendo que ésta dé un giro hacia otros derroteros.
Como te he comentado, “Juego de tronos” interpreta esta versión macabra de las sillitas musicales a la perfección. Nos pone a un personaje al frente, nos cuenta todo lo que nos puede interesar de él o ella y nos hace implicarnos, para al final cortarle la cabeza sin más contemplaciones. Y lo mejor de todo es que, aunque a muchos les provoca un primer sentimiento de cabreo e impotencia llegando incluso a jurar no volver a verla nunca más, al final vuelven al redil y caen en el mismo juego una y otra vez, con ese mantra de “bueno, a Menganito seguro que no se atreve a cargárselo, ¿verdad?”.
Otras series pierden protagonistas por causas “naturales”, como sucede en “The walking dead”. Claramente, en un mundo en el que algo tan estúpido como un mordisco supone perder la partida, es de esperar que no todos puedan acabar el día. Si a eso le sumamos la cantidad de tarados con armas que pululan por lo que queda del mundo, no sorprenden tanto finales de temporada como el que vivimos la semana pasada, pero no te preocupes que tampoco te desvelaré quién muerde el polvo.
Por supuesto lo más importante es que esas muertes tengan sentido, y que no nos quedemos con cara de tontos pensando “¿qué demonios acaba de pasar aquí?”. Es el peligro que tiene este recurso, que en un despiste puedes alienar a tus espectadores y hacerles perder el interés por tu serie. Es tan grande la competencia últimamente por mantener unas cifras de share decentes que incluso series de animación como “Los Simpson” o “Padre de familia” se han dejado atrapar por esta corriente, esta última obligada finalmente a rectificar después de que sus fans se rebelasen contra una muerte que veían injusta y artificial, escrita con el único interés de llamar la atención.
Siguiendo con darles sentido no es lo mismo que un personaje muera por un despiste o alguna tontería fácil de evitar, asesinado por otro o sacrificándose por el bien del resto. Muchas de las muertes que más irritan al espectador caen en la primera categoría, porque aunque sabemos que en nuestro día a día el mero hecho de salir a la calle es ya correr un riesgo, esperamos que en las series la gente sea más lista y que no se pongan en peligro tontamente. Otra cosa es que nuestro personaje favorito muera para salvar a otro, eso nos puede molestar, sobre todo si el salvado no nos cae demasiado bien, pero en el fondo lo aceptamos porque entendemos que forma parte de su manera de ser.
Está claro que, entre los dos extremos, el de la serie de acción en la que milagrosamente todo el mundo tiene una pésima puntería y cualquier accidente se salva con un par de tiritas y una aspirina, y el de la que sacrifica personajes como peones de una partida que no terminamos de entender, hay un punto medio razonable que permite que la trama avance sin que nos sintamos engañados por haber invertido un tiempo valioso preocupándonos por un personaje que al final era prescindible. Estas son las series que consiguen perdurar y que hacen que las muertes de sus personajes tengan sentido y nos parezcan “orgánicas”, una consecuencia natural del universo en el que vivían, aunque a algunos de ellos les echemos mucho de menos.
Y no me olvido de esos protagonistas que al final de la serie descubrimos que estaban muertos desde el principio (aquí no te diré el nombre de ninguna serie por motivos obvios, pero probablemente conozcas un ejemplo reciente). Esta es un arma peligrosa, porque corres el riesgo de provocar que tus fans renieguen de todo lo que han visto hasta entonces, por mucho que les haya encantado.
Así que guionistas y productores del mundo, si hay alguno escuchando, no digo que no podáis matar de vez en cuando a alguno de vuestros personajes, que para eso los habéis creado vosotros, pero si lo hacéis preocupaos de que sea absolutamente necesario y que contribuyan a hacer de su mundo un lugar más creíble en lugar de una ruleta rusa sin reglas ni objetivo claro, o de lo contrario enfrentaos a las iras de Facebook y Twitter. Avisados estáis.
Atentamente.
Profesor Falken